Cristina Fernández tomó apenas los cinco minutos finales de su discurso de una hora y cuarenta para anunciar una jugada que desencajó a la oposición: derogó el decreto de necesidad y urgencia que había creado el controvertido Fondo del Bicentenario y en su lugar, y sin debate previo en el Parlamento, dispuso otro esquema similar para pagar deuda con reservas del Banco Central. Así, en la apertura de la actividad del Parlamento comunicó el reemplazo de un DNU por otro. Y mientras hablaba la jefa de Estado ante la Asamblea Legislativa, el Ministerio de Economía y el BCRA consumaban la jugada para transferir 6.569 millones del dólares al Tesoro.
Desde el oficialismo confiaron a este diario que con ese enroque de decretos consiguieron la liberación rápida de los fondos y ganaron tiempo para negociar los votos necesarios para avalar la nueva norma, dado que la anterior batalla parlamentaria la daban por perdida.
“La judicialización alcanzada había desnaturalizado facultades que son propias del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo”, sostuvo la Presidenta, en la inauguración del 128 período de sesiones ordinarias del Congreso. Con esa argumentación, dio de baja el DNU 2010, firmado por ella el 14 de diciembre pasado, que avalaba la utilización de 6.600 millones de dólares de las arcas de la entidad monetaria para cancelar deuda. Esa medida le significó duras críticas opositoras, la renuncia del entonces director del Central Martín Redrado e impugnaciones en tribunales.
Como contrapartida, Fernández de Kirchner firmó un decreto ordinario para destinar 2.372 millones de dólares a organismos multilaterales de crédito y otro DNU que asignó 4.187 millones de dólares de reservas para hacerles frente a otros vencimientos de este año. Esta última disposición incluye un detalle de los bonos que se pagarán y la creación de una comisión bicameral, integrada por ocho senadores y diputados, que fiscalizará el destino de los fondos.
Después de cortocircuitos internos, el arco opositor (la UCR, el PJ Federal, el PRO, la Coalición Cívica y el socialismo) resolvió plantear la “nulidad absoluta” del decreto e intentará avalar esa propuesta en el recinto esta semana (ver páginas 5 y 6). “Tenemos que dar una respuesta rápida y contundente. A los tibios los vomita Dios”, retrucó Elisa Carrió, quien cumplió con su compromiso de no asistir al Congreso y siguió los dichos por TV, aunque sin ver la imagen, según confió a este diario.
Acompañada por su esposo y diputado Néstor Kirchner, la Presidenta ingresó a las 11 en punto por las escalinatas del Congreso. En el Salón Eva Perón, la aguardaban el titular del Senado, Julio Cobos, y el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, quienes la secundaron hasta el recinto. Con el elenco ministerial casi en pleno –sólo faltó el ministro de Economía, Amado Boudou–, un puñado de gobernadores y decenas de dirigentes y militantes en los palcos, CFK neutralizó la imagen de un parlamento adverso con el que lidiará hasta 2011. “No necesito aplausos, necesito cooperación, no para mí, sino para la Patria”, pidió.
Más que adelantar el rumbo del Gobierno y comunicar nuevos proyectos, la Presidenta repasó iniciativas de su gestión: la Asignación Universal por Hijo, la estatización de las jubilaciones y los planes sociales. Con anotaciones y cifras resaltadas en verde como ayuda memoria, dedicó varios párrafos en criticar a los medios de comunicación. “La Argentina mediática sólo habla, sólo obstruye”, se quejó. Aunque no se explayó sobre el sector, hubo también un golpe letal dirigido al campo. “Ya llevamos autorizadas más de 4,7 millones de toneladas de trigo. ¿Saben por qué no las habíamos autorizado antes? Porque no las habían declarado”, exclamó, mientras la observaban desde sus bancas los agrodiputados Ulises Forte, Ricardo Buryaile y Pablo Orsolioni.
Acto seguido, Cristina repudió la estrategia opositora de acudir a la Justicia: “He sido legisladora como ustedes. Me ha tocado perder muchas votaciones, pero nunca fui a ver a un juez o a demandar ante la Justicia para que me diera los votos que no pude conseguir en el recinto”.
En un primer momento, cuando CFK anunció la derogación del Fondo del Bicentenario, estalló un aplauso casi masivo en el ala izquierda, donde se sienta la oposición. Duró diez segundos, hasta que se dieron cuenta de que la Presidenta había estampado su firma a dos decretos más, de similares características que el denostado original. A esa altura, ya se había reunido el directorio del Banco Central para instrumentar la transferencia de recursos. A las 12.50, Cristina dejó el Parlamento y voló hacia Uruguay para presenciar la jura de José Mujica.