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Tema: La "última bruja" de Europa

  1. #1

    La "última bruja" de Europa

    La "última bruja" de Europa

    El miedo y la superstición alimentaron la "caza de brujas" en toda Europa en la Edad Media y causaron la muerte de muchas mujeres inocentes. La última ejecución por brujería tuvo lugar hace poco más de 200 años, pero activistas creen que es tiempo de reivindicar el nombre de Anna Goeldi


    Para entender lo que sucedió a Anna Goeldi se necesita conocer el lugar donde se precipitaron los hechos que ocasionaron su muerte: el pequeño cantón suizo de Glaris.Se trata de un valle estrecho rodeado de montañas, en el que se apiñan las aldeas entre rocas que a duras penas dejan lugar a la tierra y el pasto.Uno se lleva a impresión de que el lugar ha quedado al margen de muchos de los hechos de la historia.Fue aquí a donde llegó Anna Goeldi buscando trabajo como sirvienta en 1765. Fue aquí donde se selló su destino como "la última bruja de Europa".

    Aguja en la leche, agujas en el pan


    Las crónicas dicen que Anna Goeldi era una mujer alta, bien proporcionada, de cabello oscuro, ojos marrones y tez sonrosada. Una de las casas donde encontró empleo todavía existe. Es un edificio imponente, pretencioso, de cuatro pisos, con un portón señorial y una fachada en la que se destaca un blasón familiar.El edificio ha perdurado en Glaris tanto como la historia de Anna Goeldi. Uno de sus empleadores fue Jakob Tschudi, magistrado y figura política en ascenso. Al principio la relación entre empleada y patrón sabemos que funcionó con normalidad... hasta una mañana en que, según las fuentes históricas, apareció una aguja en la leche de una las hijas de Tschudi. Dos días más tarde aparecieron más agujas en el pan, y las sospechas recayeron sobre la sirvienta. A pesar de que ella defendió su inocencia, los Tschudi la expulsaron de su casa, la acusaron de brujería, y fue torturada y finalmente ejecutada.

    "Amor ilícito"

    Los hechos no ocurrieron en la Edad Media, sino en 1782, cuando Europa vivía el período de la Ilustración. Pero Walter Hauser, un periodista local, no cree que Anna Goeldi fue ejecutada porque Glaris, en pleno Siglo de las Luces, se mantenía aferrado a supersticiones medievales. Él deduce otras razones tras haber examinado los meticulosos expedientes del caso. "Jakob Tschudi tenía una relación amorosa con Anna Goeldi", asegura Hauser. "Ella, cuando fue expulsada de la casa, amenazó con revelarlo todo, y el adulterio era un delito, por lo cual él podría haberse visto seriamente perjudicado", añade. Entonces, en Glaris, la brujería era también un delito. Hauser dice que Anna Goeldi fue víctima de un "asesinato judicial". Según él, "las personas educadas de Glaris no creían en brujería en una fecha como 1782". El periodista explica que "Anna Goeldi era una amenaza para gente poderosa, que quería salir de ella. Acusarla de brujería era una manera legal de asesinarla".

    Bajo tortura

    La procesada, que no sabía leer ni escribir, sufrió interrogatorios día y noche por parte de las autoridades políticas y religiosas de Glaris. Ella insistía en su inocencia, pero fue torturada; se le colgó de los pulgares, se le ataron piedras a los pies. Al fin, bajo tortura, confesó toda suerte de estereotipos: que se le apareció el diablo en forma de perro negro. Que las agujas de las había proporcionado Satanás. Una vez terminada la tortura, ella se retractó de su confesión. De nuevo se le torturó brutalmente para que volviera a admitir su "culpabilidad". Dos semanas más tarde, Anna Goeldi fue decapitada con una espada en la plaza pública. Fritz Schiesser, quien representa al cantón de Glaris en el parlamento suizo, estima que ya es hora de que se reconozca la ilegitimidad del proceso contra Anna Goeldi. "Todo el mundo sabe que lo que sucedió fue una injusticia", declara. "Debemos reconocerlo".

    Moción

    Sin embargo, las posiciones en Glaris no son tan claras. Muchos estudiantes de la Escuela Secundaria del cantón se sienten incómodos recordando los hechos de 1782. "Coincido en que lo que pasó fue vergonzoso, pero así eran las cosas entonces", dice una chica. "Eso ocurrió hace mucho tiempo", manifiesta otro estudiante. "No creo que hoy seamos responsables de lo que ocurrió en el pasado". Este es uno de los argumentos en que se basan las autoridades de Glaris para no reivindicar a Anna Goeldi. Dicen que "nadie saldría beneficiado". Pero estas justificaciones decepcionan al periodista Walter Hauser. "Fuimos los últimos en Europa en ejecutar a una mujer por brujería. Es una mancha en nuestra historia. Debemos hacer algo para borrar esa mancha", enfatiza. Para lograr ese objetivo, Fritz Schiesser presentó una moción en el parlamento suizo que pide la reivindicación de Anna Goeldi. Este fin de semana se inaugura en Glaris un museo dedicado a ella. En 1782, por temor a lo que el resto del mundo podría pensar, Glaris intentó sepultar en el olvido la ejecución de Anna Goeldi.
    Doscientos veinticinco años después, la historia de "la última bruja" de Europa revive en busca de justicia.

    fuente
    Rodando, sin orbitar.-

  2. #2

    Re: La "última bruja" de Europa

    La verdad que muy interesante la nota ^^

    Te felicito pepa, siempre posteando cosas copadas usted ^^!!
    Última edición por <<Balmung>>; 25/09/2007 a las 04:18
    Alpha Leonis


  3. #3
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    Re: La "última bruja" de Europa

    Me temia que iba relacionado con algo de eso, me recuerda algo muy parecido ya no hay cazeria de brujas pero si de terroristas no se porque lo veo muy similar

  4. #4
    uy y esto que sera? Avatar de Rinn
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    Re: La "última bruja" de Europa

    La Inquisición y las brujas

    Se considera como tal a las actividades que tienen como común denominador el ejercicio de un poder sobrenatural siniestro, ejercido por personas que vivían sometidas al demonio. Generalmente sus practicantes, supuestos o reales, eran mujeres. También se le conocía como hechicería o magia negra. Entre las principales razones para acudir a la ayuda de las brujas predominan los desórdenes sexuales -tales como adquirir filtros para seducir a la persona deseada-, suscitar calamidades y daños contra enemigos o rivales, invocar a los muertos y, en general, para resolver todo tipo de problemas.

    No todas las brujas seguían las mismas prácticas, pero las siguientes eran las más comunes: la bruja reniega de Cristo y los sacramentos realizando un pacto con el demonio, en cuyo honor realiza ritos diabólicos en los que hace una parodia de la Santa Misa o de los oficios de la Iglesia, adorando a Satanás, príncipe de las tinieblas, al cual le ofrece su alma a cambio que le diese poderes sobrenaturales. Así, la brujería está directamente relacionada con el satanismo.



    "La hechicería se vivía como una verdadera amenaza en el seno de la comunidad, las convicciones relativas a la magia estaban profundamente arraigadas en la vida social. Para el hombre común la hechicería resulta un complejo ideológico capaz de aportar soluciones a gran parte de los problemas cotidianos. La acción del hechicero se desarrolla en dos direcciones, magia de protección y magia destructora: sanar enfermedades, deshacer hechizos, adivinar, proteger de los ataques, preparar filtros. Su posición social es ambivalente, el paso de una categoría benefactora a otra malhechora es producto del temor y sospechas que este poder levanta entre sus vecinos.

    De acuerdo con este credo, los males no son un castigo de Dios por nuestros pecados, sino los ataques malintencionados de ciertas personas, y en consecuencia, se tomaba por muy real la explicación de que alguien podía estar provocando la desgracia. Quién mejor que el enemigo o el marginado para hacerse responsable del infortunio imprevisto, de su envidia o resentimiento podían ser víctimas no sólo personas adultas..." (2).

    Este tipo de actividades se remonta a épocas inmemoriales y a las más diversas regiones del mundo a través de toda la historia de la humanidad. Coinciden con una concepción dualista. Según esta cada día y en cada lugar se enfrentan las fuerzas del bien (hijos de Dios) con las del mal (servidores del diablo). Cada una de estas tendencias efectúa sus ritos, tiene su organización, sus jerarquías y sus prácticas. Las brujas resultaban siendo servidoras del demonio, a quien le debían sus dones excepcionales. Según las creencias populares se les solía atribuir una serie de poderes, considerándolas capaces de producir plagas en las cosechas, tormentas, enfermedades o diversos tipos de daños en los enemigos de sus clientes incluyendo la muerte. Se les suponía expertas en la preparación de pócimas que tenían la facultad de hacer que el que las bebiese se enamorase u odiase a otras personas. Asimismo, se creía que podían transformarse o transformar a otros en animales, realizar vuelos nocturnos, hacerse invisibles, acceder a cualquier lugar por más lejano y seguro que fuese y que eran las responsables de las desgracias de los reyes, etc. Para realizar sus atrocidades se reunían, generalmente por la noche, en aquelarres, reuniones orgiásticas en las que se daba rienda suelta a todo tipo de abominaciones y que tenían como invitado de honor al propio Lucifer, representado por un macho cabrío. La brujería era una de las actividades más antisociales por lo cual, como sostenían Lutero y Calvino, se hacía merecedora de los más severos castigos.


    "Las consecuencias que trae a una sociedad el hecho de que se crea objeto de actos mágicos constantemente son incalculables, pues todo su sistema de sanciones religiosas o legales, debe ajustarse al que podríamos llamar sentido mágico de la existencia" .(3)

    Ya en el Antiguo Testamento se ordenaba que a las brujas se les condenase a muerte (Exodo, XXII, 18). Platón sostenía que a las personas que usasen de ella para hacer el mal se les debería aplicar igual sanción. Desde las más antiguas leyes romanas hasta las últimas previas a su cristianización se mantiene la condena más enérgica para estas actividades. Por mencionar tan sólo algunas persecuciones en contra de las brujas, que datan de entonces, podemos señalar las realizadas en la época de Constancio, Valente y Valentiniano I. En los primeros siglos del cristianismo fue muy poco reprimida pero, leyes como las del Codex Iustinianus (libro IX, título 18) sancionan con la pena capital a quienes celebran sacrificios nocturnos en honor del demonio.

    A partir de la Edad Media la rigurosidad irá en constante aumento hasta llegar a su clímax en los siglos XVI y XVII. La brujería era sancionada indistintamente por las autoridades civiles como por las eclesiásticas. La persecución contra las supuestas o reales brujas fue una de las páginas más negras de la historia de la humanidad, que solamente en el siglo XVII en Inglaterra anglicana acabó con más de 50,000 personas quemadas en la hoguera mientras que, en Alemania la cifra se estima en 100,000. En este marco general cabe resaltar un hecho indiscutible: si en España y sus colonias no se llegaron a quemar brujas fue básicamente gracias al Santo Oficio.

    Sobre la temática brujeril tuvo especial importancia la gestión del Inquisidor General Alonso Manrique, quien, además, había ordenado en 1526 la recopilación de la normatividad del Tribunal, bajo el título de Instrucciones antiguas, las cuales correspondían a la época de Torquemada y Deza. Manrique convocó a una congregación de teólogos y juristas para saber cómo proceder con la brujería:


    "A pesar de esos amables magos (que son tal vez una excepción) la ideología «brujeril» es más a menudo maléfica que benéfica. A propósito de esto, Cohn ha incorporado algunos hermosos textos, brotados de la Suiza alemánica en los siglos XIV y XV. Encontraremos su equivalente más tarde entre los gascones en los tiempos de Carlos IX y de Enrique IV. Los brujos rurales de esas diversas zonas son siempre capaces de hacer el mal y el bien, a elección, sobre pedido. Pero se especializan de mejor gana en la primera rama de la alternativa; montan ataques, de cabo a rabo, contra el ciclo vital. Impiden el acto sexual por medio del anudamiento mágico de la aiguillette (rito de castración); luego matan al feto o al recién nacido (en las acusaciones de Sabbat, cocinadas por los inquisidores o los jueces laicos, ese crimen de infanticidio degenera en agravio fantasmático de antropofagia colectiva, la cual es practicada de manera ritual en contra de los niños pequeños). Los brujos la toman también con la salud de los adultos a los que gustosos les rompen los brazos o les destruyen la razón. La ofensiva contra la vida de los individuos se acompaña de un asalto general contra los bienes de la tierra. El brujo destruye las cosechas por medio del granizo, y las campanas por medio del rayo. Birla la leche de las vacas del vecindario para reforzar su propia producción lechera o mantequera. Da muerte por epizootias a los bueyes y ovejas de los ganaderos. La bruja vista por quienes la rodean toma pues la figura de una máquina de matar: ama de cría del bebé de su prójima, su leche se rebela mortal para el niño al que le da la teta; su aliento, su escupitajo, su mal de ojo aterran a los alrededores; las granjeras se quejan del deceso de sus perros de guardia, muertos por los mendrugos de pan que ella reparte en la perrera.

    El brujo sin embargo no es sólo una fuerza de muerte: no pierde del todo los poderes de fecundidad que le asignaba Ginzburg. Como lo han mostrado bien las investigaciones realizadas en el Boscage normando, el brujo sólo se apodera de la fuerza del prójimo para acrecentar mejor la propia... hasta que surja un contra-brujo pagado por la víctima y que a su vez le sacará su fuerza al brujo para restituírsela a su primer propietario o para aprovecharla personalmente. Y así sucesivamente" . (4)


    En España las primeras medidas represivas contra la brujería datan al menos de los siglos XIV o XV. Este tipo de actividades eran consideradas demoníacas. Se creía que las brujas realizaban en sus sesiones rituales nocturnas sacrificios humanos, especialmente de niños, invocaciones a los muertos, orgías que incluían la cópula carnal con el mismo demonio, quien solía ser representado en forma de un chivo. Parece ser que la peste negra, las epidemias, las sequías, etc., o, sencillamente, la crudeza de estos tiempos, hizo que se buscaran chivos expiatorios a los cuales responsabilizar por estos y otros males. Las supuestas brujas y los judíos resultaron siendo los principales perjudicados:



    "No puede sorprender el que la Iglesia defensora del Dogma tuviese que adoptar una postura contra los hombres que se dedicaban al estudio o ejercicio de las artes o ciencias ocultas. Tal estudio podía crear la duda sobre lo que los libros sagrados indican sobre la historia de la creación; los pensamientos sobre espíritus astrales y humanos podían conducir a herejías, a buscar el trato con demonios o seres malignos, como brujos y magos intentaron hacerlo repetidas veces, y dar lugar a sectas que les rindieran culto" (5)

    Sin duda alguna una de las páginas más vergonzosas de la historia de la humanidad fue la denominada caza de brujas que estalló con singular fuerza entre los siglos XVI y XVII. La locura colectiva provocada por aquella fue causa de la muerte de centenares de miles de víctimas inocentes, sobre todo en las zonas rurales, donde la ignorancia alimentaba todo tipo de supersticiones. El número total de las personas condenadas a la hoguera bajo este cargo en el siglo XVII, sólo en Alemania, ha sido calculado en más de 100,000; mientras en el mismo período para Inglaterra se estiman en cerca de 50,000. Anteriormente, en diferentes épocas, también se reprimió violentamente a las supuestas brujas:.

    "Pero en Europa en su conjunto la locura brujeril tuvo su momento, particularmente después de haber recibido el apoyo de la autoridad de los reformadores protestantes. Lutero, Melanchton, Bullinger, Calvino y otros dieron su conformidad a persecuciones desconocidas en la Europa católica"... "Desde el siglo XIV al siglo XVII una autoridad pretende «que las víctimas... fueron millones, y se piensa que medio millón es una estimación muy moderada»" (6).

    El primer brote brujeril de importancia en España surgió en la zona pirenaica y resultó decisivo para el accionar posterior del Tribunal. El juez Pierre de Lencre, consejero y parlamentario de Burdeos, sostuvo que numerosos demonios se habían refugiado en Labourd y el sur de Francia. Según dicho personaje, en estos sitios se estaban dedicando a sus oficios conocidos: matanzas de niños, destrucción de cosechas, celebración de aquelarres, etc. Una ola de pánico estalló en toda la región y repercutió en las cercanas localidades hispanas, extendiéndose a Zurragamurdi, el noroeste de Navarra y, seguidamente, a las Vascongadas y La Rioja. Una bruja arrepentida se presentó ante la Inquisición de Logroño y denunció a sus cómplices. Entonces el Tribunal comenzó inmediatamente a realizar las investigaciones que la situación aconsejaba, en el transcurso de las cuales más de 300 personas fueron inculpadas. De estas se detuvo y procesó a las que resultaron sospechosas, las que totalizaron 40. La lectura de las sentencias se realizó en medio de gran expectativa en el auto de fe efectuado el 7 y el 8 de noviembre de 1610, en que salieron un total de 53 sentenciados: 21 con insignias de penitentes, descubiertas las cabezas y con una vela en la mano (6 de los cuales tenían una soga en la garganta, señal de que serían azotados); 21 con sambenitos con aspas de reconciliados y una vela; 5 estatuas de difuntos; y 6 con sambenitos y corozas de relajados . De estos últimos al menos una, la bruja Endregoto, lo fue por haber matado a una persona, el conde de Aguilar. La vieja hechicera le había ofrecido al anciano -figura muy popular en la zona por sus obras caritativas- hacerle recuperar su perdida juventud. Lo que en realidad hizo fue darle a beber algunos brebajes, asesinarlo y hacerlo picadillo. El crimen despertó la indignación del Tribunal y la bruja fue quemada en la hoguera.

    La Suprema ordenó revisar las actuaciones del tribunal de Logroño. Con tal fin autorizó al inquisidor Alonso Salazar y Frías, quien era miembro del mismo tribunal pero se había mostrado disconforme con la actuación de los otros inquisidores y había trasmitido sus objeciones a la máxima autoridad inquisitorial. Ya el teólogo Pedro de Valencia se manifestaba en contra de estas creencias y prácticas, en las cuales veía una farsa montada con la intención de dar rienda suelta a las más bajas pasiones. Salazar coincidía con él y rechazaba el supuesto poder de la brujería como mero producto de la imaginación de mentes desquiciadas o con intenciones de ganarse algún dinero en base a la ingenuidad del común de las gentes.


    "Baschwitz ensalza la figura de Alonso de Salazar y Frías sentando la afirmación de que su informe de más de cinco mil páginas representa un trabajo digno de admiración, que guarda hoy un real valor científico. Considera que la labor de Salazar fue imparcial en amplias averiguaciones ante gentes afectadas por el delirio de la brujería y frecuentemente con el sentimiento de una propia culpabilidad que les había vuelto locos; llevando en su labor al interrogatorio de 1,812 brujos y brujas confesas y arrepentidas, y niños de doce a catorce años. Ochenta y dos se vuelven contra sus anteriores declaraciones y otros no lo hacen, no fiándose de la promesa de impunidad que les había sido concedida durante el período en vigor del decreto de gracia.

    También recoge el hecho -ya citado por distintos investigadores- de cómo Salazar controlará pacientemente los datos relativos a los vuelos nocturnos, aquelarres y relaciones carnales con el diablo. Jóvenes que le hablarán de que deben asistir a un aquelarre en un lugar y hora determinada, enviará Salazar a dos de sus secretarios, que atestiguarán que no se había celebrado. Un grupo de jóvenes confesas de haber tenido relaciones sexuales con el diablo, serán objeto de un examen médico que determinará lo contrario. Los ungüentos que las brujas decían ser recetas del diablo, fueron analizados por farmacéuticos y revelándose que eran incapaces de producir el menor efecto y Salazar terminará su trabajo señalando que no encontró ningún dato que pueda deducir que el menor caso de brujería hubiera tenido efectivamente lugar" (8).

    El Inquisidor General Manrique y los erasmistas creían firmemente, al igual que la mayoría de las personas de su tiempo, en la existencia de la brujería, sus aquelarres, ritos satánicos y celebraciones diabólicas. Por su parte, los anti-erasmistas sostenían que la brujería era fruto de la imaginación o la locura de las personas acusadas por tal motivo y que existía sólo en sus mentes. En 1526 el inquisidor general convocó en Granada una reunión especial de inquisidores para discutir el problema. Los informes del Inquisidor Salazar y Frías pero, sobre todo, su minucioso estudio de los sucesos de Logroño y la actitud de muchos ilustres teólogos y autoridades eclesiásticas e inquisitoriales, ánimo el debate. De tales deliberaciones surgieron algunas conclusiones significativas. Aunque la mayoría de los reunidos consideró como verdaderas las confesiones de las brujas, una minoría encabezada por el futuro Inquisidor General Valdés consideró que las confesiones eran poco más que engaños y, cuando tuvieron que decidir sobre la acción a emprender, la gran mayoría optó por una política benigna, incluyendo el envío de predicadores para instruir y evangelizar a la gente ignorante que era fácil presa de tales supersticiones. En la práctica la mayor parte de los testimonios de la existencia de tal delito fue rechazada por considerárseles engaños. Por lo tanto, contrariamente a lo que se cree, gracias al Tribunal del Santo Oficio, España se salvó de los furores populares contra las brujas y su quema, en una época en que tal conducta prevalecía en Europa. Ya Tuberville había señalado certeramente el significado que tuvo la reunión de inquisidores para el procesamiento de los casos de brujería por el Tribunal:

    "En el momento en que en otros países de Europa se atribuía a las brujas el poder de producir la esterilidad y el tener costumbres de vampiros, por las cuales iniquidades eran quemadas, esta junta decidió que las brujas acusadas de maquinar la muerte de personas y de chupar la sangre de niños, no debían ser entregadas al brazo secular como asesinos, puesto que no había nada que probase en verdad que se hubiese cometido algún asesinato. Acordaron que la Inquisición era el cuerpo apropiado para conocer de los citados delitos de brujería, pero considerando que era mejor la prevención que la cura, llegaron a la conclusión de que el primer paso a seguir era el de enviar predicadores a que instruyesen al pueblo ignorante" (9).


    Vale la pena recordar que aún en 1692, en Salem (Massachusetts), la sangrienta persecución contra las brujas cobraba nuevas víctimas. Indudablemente el puritanismo, con su remarcado énfasis en el pecado original y en el rol que desempeña el diablo, sirvió de alimento a las hogueras. Mientras tanto comparemos este accionar con el del Santo Oficio en estos casos. El procedimiento para los juicios por brujería difería poco del que se empleaba para los de herejía, con la sola pero importante diferencia de que la tortura estaba expresamente prohibida para el primer tipo de casos. Los castigos infligidos por la Inquisición eran mucho más leves que los que empleaban los tribunales seculares. En las Cortes de 1598 se acordó que los delitos de maleficios sean casos privativos de la Inquisición y que las demás autoridades judiciales se abstengan de intervenir en ellos. Después del famoso auto de fe de Logroño, realizado en noviembre de 1610, pocos juicios de brujería figuran en los archivos inquisitoriales peninsulares y no hay ninguno en el siglo XVIII. La conducta del Santo Oficio hispano frente a la brujería constituye uno de los más honrosos capítulos de su historia. Así, en el siglo XVIII, mientras...



    "Las racionalistas Inglaterra y Escocia (con un total calculado en 300,000 víctimas), e incluso las colonias de América, quemaban brujas alegremente tras unos preliminares de repugnante crueldad, y Sir William Blackstone dictaba una ley en el sentido de que «negar la posibilidad, mejor dicho, la existencia real de la brujería es al mismo tiempo contradecir rotundamente la palabra revelada de Dios». En España, en cambio, la influencia moderadora del Santo Tribunal siguió predominando y, aunque ante él comparecieron unos cuantos casos, no se declaró culpable a ninguna de las acusadas.

    Por este servicio a la causa de la humanidad y la verdad, la Inquisición española merece la gratitud de todos los hombres civilizados" .(10)

    Por estas razones Gustavo Henningsen sostuvo que...


    "La Inquisición podía haber causado un holocausto de brujos en los países católicos del Mediterráneo -más la historia nos muestra algo muy diferente- la Inquisición fue aquí la salvación de miles de personas acusadas de un crimen imposible" .(11)



    --------------------------------------------------------------------------------

    (2) Sánchez, Ana, Amancebados, hechiceros y rebeldes, pág. XXX, 1991.
    (3) Caro Baroja, Julio, Las brujas y su mundo, pág. 35.
    (4) Le Roy Ladurie, Emmanuel, Entre los historiadores, pág. 99.
    (5) Folch, Guillermo, prólogo a Muñoz Calvo, Sagrario, Inquisición y Ciencia en la España moderna, pág. 15.
    (6) Kamen, Henry, La Inquisición española, pág. 218.
    (7) Condenados a muerte.
    (8) Gil del Río, Alfredo, ídem, págs. 232-233.
    (9) Tuberville, A.S., La Inquisición española, pág. 104.
    (10 )Roth, Cecil, La Inquisición española, pág. 163.
    (11) Henningsen, Gustavo, La Inquisición y la brujería.
    Última edición por Rinn; 25/09/2007 a las 04:30
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  5. #5
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    Re: La "última bruja" de Europa

    - Que buen articulo.
    PINCHA > > . . .LordRGA - Pajero Cultista. . . < < PINCHA


  6. #6

    Re: La "última bruja" de Europa

    Lamentablemente, hay que tener en cuenta que, a diferencia de la inquisición alemana, italiana o francesa, la inquisición española estaba por esas épocas centrada en la "evangelización" de américa. Aunque me parecería inadecuado aludir a todo el clero por igual dado que no deja de ser loable la racional decisión de no caer en la caza de brujas como herramienta facilista para mantener el poder eclesiástico. Logicamente, cabe analizar si esa práctica no se debió a la ausencia de necesidad, pero analizar eso requiere conocimientos de los que carezco. Sin embargo, no quería dejar de mencionar el genocidio aborigen contemporaneo, como contracara de la benevolencia previamente narrada.

    Mucho más interesante me resulta las analogías entre el regimen mundial eclesiástico de fines de la edad media y de la edad moderna, y el orden mundial actual. Creo que el mayor valor de la historia es que nos deja enseñanzas que nos ayudan a anticipar nuestro futuro. Hoy como ayer se cazan brujas alrededor del mundo. En diversos paises las fuerzas de la inquisición se alojan torturando y asesinando al pagano o al brujo que con su accionar socaba los principios básicos de nuestra "sociedad civilizada". Las brujas de hoy en día envenenan a nuestros niños, hacen parodias de nuestros valores y tradiciones más preciados, atentan contra nuestra forma de vida, y nos aterran aferrandose a credos paganos destinados a ocasionar el mal por mero resentimiento hacia nuestro estilo de vida inculcado por satán en persona.

    Quizás la verdadera enseñanza detrás de la atrocidad de la caza de brujas no se limite al daño que ha sufrido la humanidad en manos de la iglesia misógina, sino en como quienes poseen la potestad de escribir la historia contemporanea usan ese poder para comprar nuestra pasividad ante las nuevas hogueras.
    Última edición por Rorkag; 25/09/2007 a las 19:31
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  7. #7
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    Re: La "última bruja" de Europa

    En enfecto como lo han dicho era una escusa para ocultar problemas mas "politicos" siempre ha sido como decia Carlos Marx es el opio del pueblo la religion.

    Por aca hay varios casos macabros y ha de tener un par de años, hubo un caso de unos estudiantes que fueron a un pueblo de practicas, el jodido sacerdote a ser estos ateos y tener otras ideas puso al pueblo en contra de los jovenes... que paso, sencillo los habitantes los lincharon a todos.

  8. #8
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    Re: La "última bruja" de Europa

    Sobre eso que comentas Rorkag, tambien te dejo la bibliografia empleada:

    LA INQUISICION ESPAÑOLA A LA LUZ DE LA VERDAD HISTORICA

    La Inquisición católica nace en Francia en los albores del siglo XIII en la lucha contra las herejías de los cataros, valdenses y albigenses siendo conocida en esa etapa como la Inquisición Pontificia. Hace su entrada en España la Inquisición Pontificia en 1232 a través de la Corona de Aragón como parte de la lucha contra la herejía de los cataros que se había extendido en Francia en Languedoc, una parte de Francia que estaba bajo la autoridad del rey de Aragón quien era a su vez Marqués de Provenza.

    La llamada Inquisición Española llega a la Península Ibérica a instancias de los Reyes Católicos siendo concedida la solicitud hecha a la Santa Sede por el papa Sixto IV por medio de una bula el 1 de Noviembre de 1478 en la que les otorgaba amplios poderes a los Reyes Católicos para nombrar y quitar inquisidores. No fue hasta el 27 de Septiembre de 1480 en que se creó de hecho el primer tribunal del Santo Oficio en Medina del Campo, institución que no fue abolida formalmente en España y sus dominios hasta 1834 bajo el reinado de Isabel II.

    En primer lugar es conveniente saber de qué hablamos cuando hablamos de “inquisición -- juzgada únicamente como algo funesto- antes de comprender el significado de la misma.” (*)

    “Hay que decir, en primer lugar, que existen dos Inquisiciones, o, mejor, dos oleadas de la Inquisición, bastante diferentes por su origen y por su destino. La primera, del siglo XIII, es el resultado de un largo proceso iniciado por los papas; se la suele llamar Inquisición Pontificia. La segunda responde a una iniciativa de los Reyes Católicos de España, que piden al papa en 1478 que reorganice la antigua institución. ... Es ésta la que fue objeto de una leyenda negra lo bastante tenaz como para que todavía hoy el término Inquisición evoque inmediatamente en la mentalidad general, de manera un tanto visceral, las ideas de fanatismo y de intolerancia.”(*)


    Frente a la vieja Inquisición papal, la versión Española para la defensa de la fe tenía como principal diferencia ser un instrumento al servicio de la política real y sujeto a la monarquía. Sin embargo, la autoridad inquisitorial dependía en último extremo del papa y aunque el nombramiento de los inquisidores era una prerrogativa real, debía ser ratificado por Roma.

    España estuvo siete siglos bajo la dominación musulmana y muchos judíos que vivían bajo los reyes cristianos visigodos, cooperaron con los musulmanes durantes las invasiones que llegaron a la Península Ibérica, procedentes del Norte de África. Solamente en Castilla vivían unos 4 millones de judíos bajo los reyes visigodos gozando de gran poder y riqueza, posiciones que mantuvieron bajo los musulmanes siendo premiados por sus servicios durante la invasión islámica con la gobernación de algunas de las zonas ocupadas por los moros.

    El objetivo de los Reyes Católicos era mantener la unidad religiosa en sus reinos estando el tribunal del Santo Oficio bajo el control directo de la monarquía española. Puesto que el objetivo de los Reyes Católicos era la creación de una maquinaria estatal eficiente, una de sus prioridades era lograr la unidad religiosa. Es por ello que los Reyes Católicos después de promover la conversión de judíos y musulmanes recurren a la expulsión de los que no se convirtieron al cristianismo para crear y consolidar el primer estado moderno europeo por medio de una unidad nacional basada en una comunión religiosa, unidad del estado con un dogma religioso tal como existió tanto en la antigua teocracia judía como en los califatos musulmanes.

    Para el tribunal de la Inquisición los reyes de España recurrieron con frecuencia a dominicos por Tomás de Torquemada; pero desde el siglo XVI usaron con mayor frecuencia a jesuitas.
    En la Inquisición española, ésta se encargaba esencialmente de los delitos religiosos, herejías, blasfemia, superstición, brujería, espiritismo, cometidos por católicos de nacimiento o convertidos de otras religiones. Abarcaba los falsos conversos al catolicismo o el criptojudaísmo, como se les llamaría mas tarde a los que continuaban practicando a escondidas la religión a la que habían falsamente renunciado, en tanto que no caían bajo la jurisdicción de la Inquisición ni los judíos, ni los musulmanes no convertidos al catolicismo.

    También caían bajo su jurisdicción determinados delitos sexuales como el bestialismo, la sodomía, la bigamia, y los avances sexuales de los sacerdotes que se aprovechaban de las feligresas que acudían al sacramento de la confesión. Las penas impuestas por la Inquisición eran aplicadas por la autoridad civil, mientras que las cortes civiles ordinarias se ocupaban de los delitos civiles y criminales. El periodo de actividad más intensa de la Inquisición española se registra entre 1478 y 1700, durante el gobierno de los Reyes Católicos y los Austrias.

    En cuanto al número de ajusticiados bajo la Inquisición española, los estudios realizados por Heningsen y Contreras sobre las 44.674 causas abiertas entre los años 1540 y 1700, concluyeron que fueron quemadas en la hoguera 1346 personas (algo menos de 9 personas al año en todo el imperio.)

    “Por otra parte, cuando se habla de Inquisición hoy se confunden a menudo dos realidades que sería muy conveniente distinguir: un procedimiento y un tribunal. La inquisitio es, en primer lugar, un procedimiento jurídico. Se trata de una investigación que la autoridad pública abre de oficio, en las naciones modernas, al tener conocimiento de un crimen, mientras en las causas civiles esa misma autoridad espera a que se haya interpuesto una denuncia o acusación para perseguir el delito.”(*)

    “La introducción de este procedimiento tan objetivo y minucioso, que constituye una garantía para el acusado, supuso un gran progreso con relación al antiguo procedimiento acusatorio, que era en otro tiempo el más generalizado. Así ocurría con los herejes a comienzos del siglo XIII: sólo se les perseguía si alguien los acusaba. Hacia 1230 termina de implantarse en Europa este procedimiento de investigación aplicado a los asuntos de fe. El problema que se plantea no es el de la implantación del procedimiento como tal, sino más bien el hecho de que las autoridades reales y eclesiásticas consideren la manifestación del disentimiento en materia de fe como un crimen que se ha de perseguir de oficio.”(*)

    Una de las figuras más difamadas de la Inquisición española es sin dudas el fraile dominico Tomas de Torquemada, religioso que gozó de gran prestigio y preparación y que nunca aspiró a adquirir posiciones de poder en la Iglesia aceptando a regañadientes el llamado de la Reina Isabel de Castilla para que fuera su confesor personal para más tarde nombrarlo Gran Inquisidor del tribunal del Santo Oficio en cuya labor estableció rígidas reglas para la protección de los acusados y evitar los abusos e injusticias que inevitablemente habían de ocurrir.

    Torquemada exigía que para iniciar el proceso inquisitorial tenía que haber al menos dos testigos de Buena reputación antes que se pudiera iniciar ninguna pesquisa, o investigación preliminar secreta.

    Las denuncias tenían que ser por escrito, firmadas (y más tarde se exigía que fueran bajo juramento y ante notario público.) No se aceptaban denuncias anónimas y las acusaciones falsas eran castigadas severamente.

    En un caso, Torquemada impuso la pena de muerte contra unos judíos que habían denunciado por venganza a unos que eran conversos al comprobarse que eran inocentes y falsas las acusaciones.

    Cuando una persona era denunciada por dos testigos se iniciaba una investigación sin ellos saberlo, que incluía su pasado, su reputación, sus antecesores, sus negocios, y sus asociados. Si se encontraban indicios claros, ciertos y específicos (eran necesario la concurrencia de los tres) de que podían ser ciertos los cargos, entonces se iniciaba el proceso. Entonces se le citaba ante la corte o bien se le arrestaba si había peligro de que pudiera huir.

    Solamente podía permanecer preso si (1) cinco testigos, con pruebas satisfactorias, testificaban contra él, (2) Si habían decidido de común acuerdo el Obispo, los inquisidores y el fiscal, después de las investigaciones, que había envuelta herejía en el caso; (3) por decreto del Obispo, bajo ciertas condiciones. En todos los casos se necesitaba la aprobación del Consejo Supremo del Santo Oficio antes de que pudiera un acusado ser detenido. Finalmente, dos médicos tenían que examinar el estado mental del acusado.

    El prisionero tenia que recibir una vista de su caso dentro de los tres días de su arresto. Eran entonces presentados a un juez jurando decir la verdad. Se le informaba de los cargos levantados contra él, las pruebas y se le urgía a confesar y reconciliarse con la Iglesia. Si el acusado rehusaba, entonces recibía otra vista en diez días. Todavía se le daba otra oportunidad si seguía obstinado. Después de esa última oportunidad empezaba el interrogatorio.

    Las instrucciones de Torquemada eran que los inquisidores debían ser cautelosos, y caritativos, buscando nada más que la verdad. Durante el interrogatorio debían estar presentes como defensores del reo dos clérigos, no miembros de la corte. Después de cuatro días se les leía sus declaraciones y el reo podía hacer cualquier aclaración y se le concedía cuantas nuevas vistas él solicitara.

    Cuando terminaba el interrogatorio, el fiscal presentaba sus pruebas a los inquisidores solicitando su juicio de acuerdo con la ley. Entonces se le leía al reo, de principio a fin, la acusación, haciéndose una pausa en cada artículo para que el acusado pudiera replicar, mientras que un notario tomaba nota de sus deposiciones.

    Al acusado, si era pobre, se le asignaba un abogado defensor pagado por el Santo Oficio. Si él no escogía uno determinado, entonces la corte designaba uno bien preparado y de gran reputación quien le defendería con gran celo, lealtad, imparcialidad y buena fe.

    El abogado defensor tenía acceso a todas las minutas del juicio, podían rebatir a las acusaciones del fiscal, descalificar testigos, solicitar nueva información o nuevas vistas, y tenía pleno acceso al acusado, que a su vez podía también ver las copias del proceso, aunque se omitían los nombres de los testigos. El reo podía, no obstante, nombrar todos sus enemigos y todos aquellos que podía tener un motivo para perjudicarle, cosas que el inquisidor tomaba en consideración.

    Debe tenerse en cuenta que la Inquisición se funda en una época en la que no existía el concepto de los derechos humanos en ningún país del mundo y desdichadamente, la tortura era normal en esos tiempos y, a pesar de todas las falsedades propaladas contra Torquemada, él trató de limitarla y mitigarla, aclarando que no se debía usar como medio de castigo sino para obtener absoluta prueba de algo que ya había sido comprobada más allá de toda duda razonable. El reo tenía que haberse contradicho en materias graves siendo evidente su mala fe, y las evidencias de los testigos preponderantes.
    Si se llegaba a la conclusión de que se debía recurrir a la tortura, el recluso era examinado por un médico para ver si su condición física lo soportara. Además un médico estaría presente durante el interrogatorio y había que suspender la tortura si éste así lo ordenara.

    Por otro lado, hay que tener en cuenta que existió en gran parte de Europa la inquisición protestante en los cuales los reos carecían de toda protección legal y de la cual nadie habla.

    Los católicos en cambio no disfrutaron de ninguna protección legal bajo los protestantes, destacándose por su crueldad los reinados de Elizabeth I y James I de Inglaterra cuando los católicos eran descuartizados atándolos a las patas de cuatro caballos. Eran tiempos de gran barbarismo cuando se le concedía a un monarca inglés el privilegio del divorcio por medio de la decapitación de su esposa.

    El historiador británico Henry Kamen, conocido estudioso no católico de la Inquisición española, ha calculado un total de unas 2.000 víctimas a lo largo de sus cuatro siglos de existencia. Kamen añade que "resulta interesante comparar las estadísticas sobre condenas a muerte de los tribunales civiles e inquisitoriales entre los siglos XV y XVIII en Europa: por cada cien penas de muerte dictadas por tribunales ordinarios, la Inquisición (católica) emitía una".

    Otro historiador, Ricardo García Cárcel, estima que el total de procesados por la Inquisición a lo largo de toda su historia fue de unos 150,000. Aplicando el porcentaje de ejecutados que aparece en las causas de 1560-1700, cerca de un 2% - puede afirmarse que en el peor de los casos la cifra de personas ejecutadas se aproxima a las de tres mil (3,000).

    Según el profesor Philip Wayne Powell, fueron ejecutados poco más de 100 personas en los 250 años en que estuvo en funciones la Inquisición en la América Hispana.

    En Alemania y Francia las guerras de religión duraron más de un siglo con un saldo de cientos de miles de muertos. La Inquisición española, unida a la reforma religiosa auspiciada por los Reyes Católicos, evitó que se extendieran a España las guerras fraticidas entre cristianos que tanta sangre derramaran en el resto de Europa.

    Sir James Stephen calcula que en 300 años hubo en la Inglaterra protestante 264.000 condenados a muerte por diversos delitos. Unos 800 por año (más de dos por día).

    Lutero, fundador del protestantismo, en 1525 escribe a los nobles: "Matad cuantos campesinos podáis: hiera, pegue, degüelle a quien pueda. Feliz si mueres en ello, mueres en obediencia a la Palabra divina. Más de cien mil labriegos perecieron. Lutero también demandaba que los herejes deben ser condenados sin oírlos... “ una muestra de la terrible e intolerante inquisición protestante. (Asombroso paralelo con el islamofascismo actual)

    Lutero escribía en Julio de 1525 en su Carta abierta sobre el libro duro contra los campesinos:

    “Si creen que esta respuesta es demasiado dura y que su solo fin es hacerles callar por la violencia, respondo que esto es verdad - un rebelde no merece que se le conteste con razones, porque no las acepta. La respuesta adecuada es un puñetazo que le haga sangrar la nariz. Los campesinos no quieren escuchar... hay que abrirles los oídos con balas hasta que salten sus cabezas. El que no quiere escuchar la Palabra de Dios cuando se le dice con bondad ha de escuchar al verdugo cuando este llega con su hacha..No quiero oír ni saber nada de misericordia.”

    Sobre los judíos decía en sus famosas Charlas de sobremesa:

    “Arrójeles quienquiera que pueda azufre y alquitrán, si uno pudiera echarles fuego del infierno tanto mejor... y esto debe hacerse en honor a Nuestro Señor y del cristianismo. Sean sus casas astilladas y destruidas... séanles quitados sus libros de oraciones y Talmudes y también toda su Biblia; prohíbase a sus rabinos la enseñanza, so pena de muerte, de ahora en adelante. Y si todo esto fuera poco, sean expulsados del país como perros rabiosos.”

    Y aún se acusa a la Iglesia católica de antisemitismo y se tacha las palabras de perdón del Papa Juan Pablo II de flojas, ¿quién de la Iglesia Luterana ha pedido perdón a los judíos?

    En Alemania fueron quemadas más de 100.000 brujas. Hasta niños de siete años y ancianos moribundos. Un juez solo, quemó en 16 años a 800 brujas (un promedio de 50 personas al año).

    En 1560 el Parlamento escocés decretó pena de muerte contra todos los católicos.
    Ahí van algunos artículos del código inglés para Irlanda:

    "El Católico que enseña a otro católico o protestante será ahorcado".

    "Si un católico adquiere tierras, todo protestante tiene el derecho de despojarle".

    "Destierro perpetuo a todo sacerdote católico; quienes lo eludan, sean medio ahorcados vivos y luego descuartizados". ¿Para qué seguir?

    Las comunidades calvinistas de París, Orleans, Ruan, Lyon, Angey en sínodo general en 1559, decretan pena de muerte a los herejes.

    No olvidemos que Estados Unidos debe su fundación a puritanos que huían de la persecución religiosa de Inglaterra.

    La inquisición española no se vio libre de las ideas de su tiempo y participó de la crueldad general. Pero tengamos en cuenta los siguientes puntos:

    El número de protestantes condenados a muerte por la Inquisición católica, desde 1520 hasta 1820 en que fue suprimida, o sea en 300 años, según el investigador protestante alemán que se especializó en este tema, Schafer, fue de 220; de ellos sólo 12 fueron quemados. Ya ve: no toca ni a uno por año.

    ¿Qué pasa con la imagen del inquisidor español parado frente de hileras interminables de piras con condenados? ... Pasa que es mentira.

    “Es una verdad incuestionable que la vida de un ser humano es sagrada y nadie tiene derecho en base de ningún libro o idea o credo religioso, ni a base del Evangelio y al cristianismo, a destruir una vida que es imagen de Dios, ya que una sola vida perdida por la intolerancia clama al cielo como sangre de Abel.”

    Sin embargo, como afirmaba José Ortega y Gasset, el hombre es él y su circunstancia, por lo tanto tenemos que juzgar los hechos dentro de su contexto histórico ya que eran muy distintas las realidades y los códigos éticos y morales de las sociedades en los siglos XIII, XIV, XV y XVI que los del siglo XX y XXI, lo cual no significa condonarlos o justificarlos.

    "Para dar una idea de la mentalidad de los hombres y mujeres de estos siglos incomprensibles para nosotros, entre tantos casos escojo el castigo de los hermanos D’aumaile amantes de las nueras de Felipe el Hermoso (Rey Francés). Estos jóvenes de 17 y 19 años después de torturas increíbles fueron atados a la rueda y se les destrozó los huesos uno a uno, se les arrancó la piel con tenazas, se le cortaron los testículos, se descuartizaron por tracción de cuatro caballos y finalmente se les decapitó, lo mas terrible es que desde cuatro días antes miles de ciudadanos de todas las clases acamparon en los alrededores para ver el espectáculo y según los cronistas de la época el ambiente 'era de feria', esta conducta reprobable para nosotros era lo común en esos momentos y la nuestra será juzgada igual dentro de tres o cuatro siglos."

    Como podemos apreciar, la Inquisición en España fue mucho más humana y civilizada que los métodos usados por órdenes de Hitler, Stalin o Mao. No podía esperarse otra cosa de la España católica que dio al mundo el Derecho Internacional Moderno con el padre Francisco de Vitoria y en cuya Universidad de Salamanca un grupo excelso de humanistas dio al mundo el primer código en defensa de los derechos humanos del indio Americano, y que sembró en el Nuevo Mundo la semilla del Evangelio junto con escuelas y universidades.

    Fuentes

    “La Inquisición Española” por Henry Kamen
    “Tree of Hate” por el profesor Emérito de Historia de la Universidad de California en Santa Barbara. Philip Wayne Powell
    “Characters of the Inquisition” por William Thomas Walsh
    “The Last Crusade: Isabella of Spain” por William Thomas Walsh
    (*) Bedouelle, Guy. La Fuerza de la Palabra. Domingo de Guzmán. Editorial San Esteban, 1987.
    Última edición por Rinn; 26/09/2007 a las 03:35
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  9. #9

    Re: La "última bruja" de Europa

    Rinn, ese texto contiene una apología obvia de la iglesia católica española. Los indigenas eran considerados animales por la doctrina eclesiastica, y como tales eran asesinados masivamente. Ignoro si técnicamente fue mandato de la santa inquisición, pero eso es un tecnicismo. Como lo dije, y ratifico, la iglesia española estaba en esas épocas ocupada masacrando aborigenes.
    [MK] Kasai [MK]
    [TheLostGuardians]

  10. #10

    Re: La "última bruja" de Europa

    Eso paso, pasa y esperemos que no pase mas...

    Ayer mataba la iglesia ahora mata Bush... es casi lo mismo...

    hizar una bandera para acosar y asesinar al "indeseable" para obtener un redito...

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