En los fundamentos del proyecto de comunicación 1262/02, los firmantes –Cristina, Jorge Yoma, entre otros– advierten sobre las dificultades de acceder a un financiamiento ventajoso. Y en ese escenario destacaban que Duhalde se refugiaba en la alternativa de utilizar las reservas. Justificaban su preocupación por las reservas monetarias diciendo que ya no se trataba de “un tema técnico y restringido a un limitado ámbito de discusión”.
Por esos días Cristina defendía el rol de los parlamentarios. Senadora al fin, reivindicaba su papel y sus atribuciones. “El Congreso de la Nación es técnicamente el gran controlador, ya que en su carácter de órgano más representativo de la sociedad, nace precisamente para fiscalizar la gestión del Poder Ejecutivo, y después para sancionar leyes”, opinaron los legisladores del peronismo en la iniciativa que el 20 de junio dejaron en la mesa de entradas de la Cámara alta.
La contradicción más grande del discurso de hoy, comparado con el de ayer, es cuando los parlamentarios opinan sobre las atribuciones y competencias del BCRA. Lo consideraban un órgano independiente en el que el Congreso había delegado facultades. “El Congreso ha delegado en el Banco Central, al crearlo como organismo descentralizado con total independencia de toda subordinación al Poder Ejecutivo, facultades que le fueran otorgadas por la Constitución Nacional”. Recordaban que de acuerdo al artículo 3 de la entidad bancaria “no podría estar sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo (porque) es el Poder Ejecutivo el poder del Estado facultado para negociar con los organismos internacionales de crédito y quien puede comprometer aún más la suerte de nuestras reservas”.