Anteayer acabó la Primera Guerra Mundial
Luis García Miró Elguera
Como seguimos sin resultados electorales oficiales, el tema de los comicios del domingo queda pendiente. Aprovechemos entonces esta tregua para ocuparnos de un tema verdaderamente alucinante que ha pasado desapercibido en el Perú –acontecido, por coincidencia, el mismo día de las elecciones municipales y regionales–: la Primera Guerra Mundial oficialmente acaba de terminar el domingo 3 de octubre. Así de surrealista es la noticia, amigo lector.

Resulta que Alemania abonó ese día los últimos pagos de la deuda que le impusieron los ganadores del conflicto por las reparaciones que estableció el Tratado de Versailles de 1919. Nada menos que 92 años después de haber dado fin a las acciones bélicas concluye en forma definitiva la llamada Gran Guerra. El pago que realizó el domingo pasado Alemania a los países vencedores ascendió a 69.9 millones de euros, cifra curiosamente incluida en el Presupuesto germano en vista que corresponde a parte de los bonos emitidos por ese país en cumplimiento del artículo 231 del Tratado en cuestión, pacto que identificaba a Alemania como única nación responsable de la guerra y la hacía pasible del total de pérdidas y daños causados al orbe.

Con este pago los países triunfadores han dado por recibido el 90 por ciento del total de la deuda alemana, ya que el 10 por ciento restante –representado también por bonos– se perdió en medio de los avatares de la Segunda Guerra Mundial. El Bundesbank había dado plazo a los tenedores de aquellos bonos para presentarlos a más tardar el 3 de octubre pasado, fecha en que, por coincidencia, se cumplieron 20 años de la reunificación alemana.

Sin duda el hecho de haber cargado con una sanción tan dolorosa –reconocer que su país adeudaba una indemnización de ese calibre a las naciones que conformaron el grupo de países que ganaron la Primera Guerra Mundial– debe haber significado un oprobio para los alemanes, quienes han venido arrastrando el karma con pulcritud y estoicismo a lo largo de casi un siglo. Inclusive antes de que una comisión en Versailles estableciera los montos que debía pagar como resarcimiento por los daños bélicos, Alemania fue obligada a entregar, en calidad de anticipo, toda su flota mercante y de guerra; aunque la Marina germana hundió todas sus naves antes de cumplir esta última imposición. Tras este adelanto indemnizatorio, Alemania fue condenada a abonar 296 mil millones de marcos de oro por acuerdo de la Conferencia de Boulogne de 1920 como primer paquete de reparaciones.

Los firmantes del Tratado que condenó a los alemanes fueron el primer ministro británico Lloyd George, el ministro italiano Giogio Sonnino, el jefe del gobierno francés, Georges Clemenceau, y el presidente de EE UU Woodrow Wilson. El pacto implicó un durísimo golpe pues, aparte de recortar significativamente su territorio, privaron a Alemania de su ejército y le impusieron una indemnización multimillonaria. Fue una cifra considerada impagable por los alemanes, quienes se sintieron avergonzados, vejados por la decisión de los ganadores de la Guerra, sentimiento que los entendidos argumentan constituyó la razón de ser de la Segunda Guerra Mundial, pues aquel hondo sentido de humillación llevó años después a Hitler a suspender los pagos y a decidirse a ejecutar la recuperación de los territorios que le fueran recortados a su patria.

Anteayer recién concluyó este fenomenal episodio que trastocó la historia del planeta.

Fuentes: Expreso Tu Diario de Siempre