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Tema: Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)

  1. #1
    Legendary Hero Avatar de Grosoramos
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    Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)

    Hoy mientras viajaba hacia ESQUEL, lei este cuento en el bondi, me parecio realmente muy bueno, lo comparto para aquellos entendidos.

    ABRAZO

    Carreras secretas

    La teoría según la cual todos los objetos del universo se influyen mutuamente, aun más allá de la casualidad y el silogismo, ha sido sostenida por muchas civilizaciones.

    Se sabe que la vivión de un meteorito asegura el cumplimiento de un anhelo. La incompetencia de los emperadores chinos produce terremotos. el futuro imprime advertencias en las entrañas de las aves.

    La adecuada pronunciación de una palabra puede destruir el mundo.

    Yo, desde chico, he participado - sin admitirlo - de estas convicciones. Con toda frecuencia, me imponía sencillas maniobras y preveía unas módicas sanciones para el caso de su incumplimiento. Antes de acostarme, cerraba las puertas de los roperos, sabiendo que si no lo hacía debería soportar pesadillas. bajaba de la cama con el pie derecho. Evitaba pisar baldosas celestes. Al interrumpir la lectura, cuidaba de hacerlo en una palabra terminada en ese.

    Los castigos que imaginaba eran al principio leves. Pero después empecé a jugar fuerte. Si me cortaba las uñas por las noches, mi madre moriría; si hablaba con un japonés, quedaría mudo; si no alcanzaba a tocar las ramas de algunos árboles, dejaría de caminar para siempre.

    Este repertorio legislativo fue creciendo con el tiempo y al llega a mi adolescencia, mi vida transcurría en medio de una intrincada red de obligaciones y prohibiciones, a menudo contradictorias.

    Todo se hizo más simple - más dramático - cuando descubrí las carreras secretas.

    Describiré sus reglas. Se trata de elegir en la calle a una persona de caminar ágil y proponerse alcanzarla antes de llegar a un punto establecido. Está rigurosamente prohibido correr.

    Antes del comienzo de cada justa, se deciden las recompensas y penalidades; si llego a la esquina antes que el pelado, aprobaré el examen de lingüística.

    Durante largos años, competí sin perder jamás. Me asistía una ventaja decisiva: mis adversarios no estaba enterados de su participación y por lo tanto, casi no oponían resistencia. Obtuve premios fabulosos. En Constitución, me aseguré vivir más de noventa años. En la calle Solis, garanticé la prosperidad de mis familiares y amigos. En el subterráneo de Palermo, por escaso margen, logré que dios existiera.

    Tantas victorias me volvieron imprudente. Cada vez elegía rivales más difíciles de alcanzar. Cada vez los castigos que me prometía eran más horrorosos.

    Una tarde, al bajar del tren en Retiro, puse mis ojos en un marinero que marchaba a unos veinte pasos delante de mí. Me hice el propósito de alcanzarlo antes de la puerta del andén.

    Con el coraje y la generosidad que suelen ser hijos del aburrimiento, resolví jugármelo todo. Una vida feliz, si ganaba. Una existencia mezquina, si perdía. Y como una compadreada final, me vacié los bolsillos: aposté el amor de la mijer deseada.

    Apuré la marcha. Poco a poco fui acortando las ventajas que el joven me llevaba. Las dificultades comenzaron pronto: un familión me cerró el camino y perdí unos segundos preciosos. Al borde del ridículo, ensayé el más veloz de los pasos gimnásticos. El infierno me envió unos changadores en sentido contrario. Después tuve que eludir a unas colegialas que se deivertían empujándose. La carrera estaba difícil, tuve miedo.

    Ya cerca de la meta, conseguí ponerme a la par del marinero.

    Lo miré y descubrí algo escalofriante: él tambien competía. Y no estaba dispuesto a dejarse vencer. Había en sus ojos un desafío y una determinación que me llenaron de espanto.

    En los últimos metros, perdimos toda compostura. Pedíamos permiso a los gritos y sin el menor pudor, empujábamos a cualquiera. Pensé en la mujer que amaba y estuve al borde del sollozo. En el último instante, cuando ya parecía perdido, una reserva misteriosa de fortaleza y valor me permitió cruzar la puerta con lo que yo creí una ínfima ventaja.

    Sentí alivio y felicidad. Pensé que aquella misma noche mis sueños amorosos empezarían a cumplirse. No pude reprimir un ademán de victoria. Alcé los brazos y miré al cielo. Después, como en un gesto de cortesía, busqué al marinero. Lo que vi me llenó de perplejidad. También él festejaba con unos saltitos ridículos. Por un instante nos miramos y hubo entre nosostros un no expresado litigio.

    Era evidente que aquel hombre creía haberme ganado. Sin embargo, yo estaba seguro de haberle sacado, al menos, una baldosa.

    Entonces dudé. ¿Había calculado bien? ¿Cuál sería el procedimiento legal en estos casos? Desde luego, no me atreví a con el marinero. Me alejé confundido y pensé que pronto concería el veredicto. Una vida dichosa, un amor correspondido, darían fe de mi triunfo. La suerte aciaga, el rechazo terco, me harían comprender la derrota.

    Pasaron los años y nunca supe si en verdad gané aquella carrera. Muchas veces fui afortunado, muchas otras conocí la desdicha.

    La mujer de mis sueños me aceptó y rechazó sucesivamente.

    Todas las noches pienso en buscar a aquel marinero y pregntarle cómo lo trata la suerte. Solamente él tiene la respuesta acerca de la exacta naturaleza de mi destino. Quizá, en alguna parte, también él me esté buscando.

    Me niego a considerar una posibilidad que algunos amigos me han señalado: la inoperancia de los triunfos o derrotas obtenidos en carreras secretas.

  2. #2

    Re: Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)


  3. #3

    Re: Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)

    lo lei, esta genial

    vengo a compartir cosas de Jorge Bucay, que me encantan


    EL TEMIDO ENEMIGO


    La idea de este cuento llegó a mí escuchando un relato de Enrique Mariscal. Me permití, partir de allí prolongar el cuento transformarlo en otra historia con otro mensaje y otro sentido. Así como está ahora se lo regalé una tarde a mí amigo Norbi.

    Había una vez, en un reino muy lejano y perdido, un rey al que le gustaba sentirse poderoso. Su deseo de poder no se satisfacía sólo con tenerlo, él, necesitaba además, que todos lo admiraran por ser poderoso, así como la madrastra de Blanca Nieves no le alcanzaba con verse bella, también él necesitaba mirarse en un espejo que le dijera lo poderoso que era.

    Él no tenía espejos mágicos, pero contaba con un montón de cortesanos y sirvientes a su alrededor a quienes preguntarle si él, era el más poderoso del reino.

    Invariablemente todos le decían lo mismo:

    -Alteza, eres muy poderoso, pero tú sabes que el mago tiene un poder que nadie posee: Él, él conoce el futuro.

    ( En aquel tiempo, alquimistas, filósofos, pensadores, religiosos y místicos eran llamados, genéricamente "magos").

    El rey estaba muy celoso del mago del reino pues aquel no sólo tenía fama de ser un hombre muy bueno y generoso, sino que además, el pueblo entero lo amaba, lo admiraba y festejaba que él existiera y viviera allí.

    No decían lo mismo del rey.

    Quizás porque necesitaba demostrar que era él quien mandaba, el rey no era justo, ni ecuánime, y mucho menos bondadoso.

    Un día, cansado de que la gente le contara lo poderoso y querido que era el mago o motivado por esa mezcla de celos y temores que genera la envidia, el rey urdió un plan:

    Organizaría una gran fiesta a la cual invitaría al mago y después la cena, pediría la atención de todos. Llamaría al mago al centro del salón y delante de los cortesanos, le preguntaría si era cierto que sabía leer el futuro. El invitado, tendría dos posibilidades: decir que no, defraudando así la admiración de los demás, o decir que sí, confirmando el motivo de su fama. El rey estaba seguro de que escogería la segunda posibilidad. Entonces, le pediría que le dijera la fecha en la que el mago del reino iba a morir. Éste daría una respuesta, un día cualquiera, no importaba cuál. En ese mismo momento, planeaba el rey, sacar su espada y matarlo. Conseguiría con esto dos cosas de un solo golpe: la primera, deshacerse de su enemigo para siempre; la segunda, demostrar que el mago no había podido adelantarse al futuro, y que se había equivocado en su predicción. Se acabaría, en una sola noche. El mago y el mito de sus poderes...

    Los preparativos se iniciaron enseguida, y muy pronto el día del festejo llegó...

    ...Después de la gran cena. El rey hizo pasar al mago al centro y ante le silencio de todos le preguntó:

    - ¿Es cierto que puedes leer el futuro?

    - Un poco – dijo el mago.

    - ¿Y puedes leer tu propio futuro, preguntó el rey?

    - Un poco – dijo el mago.

    - Entonces quiero que me des una prueba - dijo el rey -

    ¿Qué día morirás?. ¿ Cuál es la fecha de tu muerte?

    El mago se sonrió, lo miró a los ojos y no contestó.

    - ¿Qué pasa mago? - dijo el rey sonriente -¿No lo sabes?... ¿no es cierto que puedes ver el futuro?

    - No es eso - dijo el mago - pero lo que sé, no me animo a decírtelo.

    - ¿Cómo que no te animas?- dijo el rey-... Yo soy tu soberano y te ordeno que me lo digas. Debes darte cuenta de que es muy importante para el reino, saber cuando perdemos a sus personajes más eminentes... Contéstame pues, ¿cuándo morirá el mago del reino?

    Luego de un tenso silencio, el mago lo miró y dijo:

    - No puedo precisarte la fecha, pero sé que el mago morirá exactamente un día antes que el rey...

    Durante unos instantes, el tiempo se congeló. Un murmullo corrió por entre los invitados.

    El rey siempre había dicho que no creía en los magos ni en las adivinaciones, pero lo cierto es que no se animó a matar al mago.

    Lentamente el soberano bajó los brazos y se quedó en silencio...

    Los pensamientos se agolpaban en su cabeza.

    Se dio cuenta de que se había equivocado.

    Su odio había sido el peor consejero.

    - Alteza, te has puesto pálido. ¿Qué te sucede? – preguntó el invitado.

    - Me siento mal - contestó el monarca – voy a ir a mi cuarto, te agradezco que hayas venido.

    Y con un gesto confuso giró en silencio encaminándose a sus habitaciones...

    El mago era astuto, había dado la única respuesta que evitaría su muerte.

    ¿Habría leído su mente?

    La predicción no podía ser cierta. Pero... ¿Y si lo fuera?...

    Estaba aturdido

    Se le ocurrió que sería trágico que le pasara algo al mago camino a su casa.

    El rey volvió sobre sus pasos, y dijo en voz alta:

    - Mago, eres famoso en el reino por tu sabiduría, te ruego que pases esta noche en el palacio pues debo consultarte por la mañana sobre algunas decisiones reales.

    - ¡ Majestad!. Será un gran honor... – dijo el invitado con una reverencia.

    El rey dio órdenes a sus guardias personales para que acompañaran al mago hasta las habitaciones de huéspedes en el palacio y para que custodiasen su puerta asegurándose de que nada pasara...

    Esa noche el soberano no pudo conciliar el sueño. Estuvo muy inquieto pensando qué pasaría si el mago le hubiera caído mal la comida, o si se hubiera hecho daño accidentalmente durante la noche, o si, simplemente, le hubiera llegado su hora.

    Bien temprano en la mañana el rey golpeó en las habitaciones de su invitado.

    Él nunca en su vida había pensado en consultar ninguna de sus decisiones, pero esta vez, en cuánto el mago lo recibió, hizo la pregunta... necesitaba una excusa.

    Y el mago, que era un sabio, le dio una respuesta correcta, creativa y justa.

    El rey, casi sin escuchar la respuesta alabó a su huésped por su inteligencia y le pidió que se quedara un día más, supuestamente, para "consultarle" otro asunto... (obviamente, el rey sólo quería asegurarse de que nada le pasara).

    El mago – que gozaba de la libertad que sólo conquistan los iluminados – aceptó...

    Desde entonces todos los días, por la mañana o por la tarde, el rey iba hasta las habitaciones del mago para consultarlo y lo comprometía para una nueva consulta al día siguiente.

    No pasó mucho tiempo antes de que el rey se diera cuenta de que los consejos de su nuevo asesor eran siempre acertados y terminara, casi sin notarlo, teniéndolos en cuenta en cada una de las decisiones.

    Pasaron los meses y luego los años.

    Y como siempre... estar cerca del que sabe vuelve el que no sabe, más sabio.

    Así fue: el rey poco a poco se fue volviendo más y más justo.

    Ya no era despótico ni autoritario. Dejó de necesitar sentirse poderoso, y seguramente por ello dejó de necesitar demostrar su poder.

    Empezó a aprender que la humildad también podía ser ventajosa empezó a reinar de una manera más sabia y bondadosa.

    Y sucedió que su pueblo empezó a quererlo, como nunca lo había querido antes.

    El rey ya no iba a ver al mago investigando por su salud, iba realmente para aprender, para compartir una decisión o simplemente para charlar, porque el rey y el mago habían llegado a ser excelentes amigos.

    Un día, a más de cuatro años de aquella cena, y sin motivo, el rey recordó.

    Recordó aquel plan aquel plan que alguna vez urdió para matar a este su entonces más odiado enemigo

    Y sé dio cuenta que no podía seguir manteniendo este secreto sin sentirse un hipócrita.

    El rey tomó coraje y fue hasta la habitación del mago. Golpeó la puerta y apenas entró le dijo:

    - Hermano, tengo algo que contarte que me oprime el pecho

    - Dime – dijo el mago – y alivia tu corazón.

    - Aquella noche, cuando te invité a cenar y te pregunté sobre tu muerte, yo no quería en realidad saber sobre tu futuro, planeaba matarte y frente a cualquier cosa que me dijeras, porque quería que tu muerte inesperada desmitificara para siempre tu fama de adivino. Te odiaba porque todos te amaban... Estoy tan avergonzado...

    - Aquella noche no me animé a matarte y ahora que somos amigos, y más que amigos, hermanos, me aterra pensar lo que hubiera perdido si lo hubiese hecho.

    Hoy he sentido que no puedo seguir ocultándote mi infamia.

    Necesité decirte todo esto para que tú me perdones o me desprecies, pero sin ocultamientos.

    El mago lo miró y le dijo:

    - Has tardado mucho tiempo en poder decírmelo. Pero de todas maneras, me alegra, me alegra que lo hayas hecho, porque esto es lo único que me permitirá decirte que ya lo sabía. Cuando me hiciste la pregunta y bajaste tu mano sobre el puño de tu espada, fue tan clara tu intención, que no hacía falta adivino para darse cuenta de lo que pensabas hacer, - el mago sonrió y puso su mano en el hombro del rey. – Como justo pago a tu sinceridad, debo decirte que yo también te mentí... Te confieso hoy que inventé esa absurda historia de mi muerte antes de la tuya para darte una lección. Una lección que recién hoy estás en condiciones de aprender, quizás la más importante cosa que yo te haya enseñado nunca.

    Vamos por el mundo odiando y rechazando aspectos de los otros y hasta de nosotros mismos que creemos despreciables, amenazantes o inútiles... y sin embargo, si nos damos tiempo, terminaremos dándonos cuenta de lo mucho que nos costaría vivir sin aquellas cosas que en un momento rechazamos.

    Tu muerte, querido amigo, llegará justo, justo el día de tu muerte, y ni un minuto antes. Es importante que sepas que yo estoy viejo, y que mi día seguramente se acerca. No hay ninguna razón para pensar que tu partida deba estar atada a la mía. Son nuestras vidas las que se han ligado, no nuestras muertes.

    El rey y el mago se abrazaron y festejaron brindando por la confianza que cada uno sentí en esta relación que habían sabido construir juntos...

    Cuenta la leyenda... que misteriosamente... esa misma noche... el mago... murió durante el sueño.

    El rey se enteró de la mala noticia a la mañana siguiente... y se sintió desolado.

    No estaba angustiado por la idea de su propia muerte, había aprendido del mago a desapegarse hasta de su permanencia en el mundo.

    Estaba triste, simplemente por la muerte de su amigo.

    ¿Qué coincidencia extraña había hecho que el rey pudiera contarle esto al mago justo la noche anterior a su muerte?.

    Tal vez, tal vez de alguna manera desconocida el mago había hecho que él pudiera decirle esto para quitarle su fantasía de morirse un día después.

    Un último acto de amor para librarlo de sus temores de otros tiempos...

    Cuentan que el rey se levantó y que con sus propias manos cavó en el jardín, bajo su ventana, una tumba para su amigo, el mago.

    Enterró allí su cuerpo y el resto del día se quedó al lado del montículo de tierra, llorando como se llora ante la pérdida de los seres queridos.

    Y recién entrada la noche, el rey volvió a su habitación.

    Cuenta la leyenda... que esa misma noche... veinticuatro horas después de la muerte del mago, el rey murió en su lecho mientras dormía... quizás de casualidad... quizás de dolor... quizás para confirmar la última enseñanza del maestro.



    JUAN SINPIERNAS

    (... o el arte de igualar para abajo)

    Juan Sinpiernas era un hombre que trabajaba como leñador.

    Un día Juan compró una sierra eléctrica pensando que esto aligeraría mucho su trabajo.

    La idea hubiera sido muy feliz si él hubiera tenido la precaución de aprender a manejar primero la sierra, pero no lo hizo.

    Una mañana mientras trabajaba en el bosque, el aullido de un lobo hizo que el leñador se descuidara... La sierra eléctrica se deslizó entre sus manos y Juan se accidentó hiriéndose de gravedad en las dos piernas.

    Nada pudieron hacer los médicos para salvarlas, así que Juan Sinpiernas, como si fuera víctima de la profética determinación de su nombre, quedó definitivamente postrado en un sillón por el resto de su vida.

    Juan estuvo deprimido durante meses por el accidente y después de un año, pareció que poco a poco empezaba a mejorar.

    No obstante, algo conspiró contra su recuperación psíquica e imprevistamente, Juan volvió a caer en una profunda e increíble depresión.

    Los médicos lo derivaron a psiquiatría.

    Juansinpiernas, después de una pequeña resistencia, hizo la consulta.

    El psiquiatra era amable y contenedor. Juan se sintió en confianza rápidamente y le contó sucintamente los hechos que derivaron en su estado de ánimo.

    El psiquiatra le dijo que comprendía su depresión. La pérdida de las piernas -dijo- era realmente un motivo muy genuino para su angustia.

    - Es que no es eso, doctor -dijo Juan- mi depresión no tiene que ver con la pérdida de las piernas. No es la discapacidad lo que más me molesta. Lo que más me duele es el cambio que ha tenido la relación con mis amigos.

    El psiquiatra abrió los ojos y se quedó mirándolo, esperando que Juan Sinpiernas completara su idea.

    - Antes del accidente mis amigos que me venían a buscar todos los viernes para ir a bailar. Una o dos veces a la semana nos reuníamos a chapotear en el río y hacer carreras a nado. Hasta días antes de mi operación algunos de los amigos salíamos los domingos de mañana a correr por la avenida costanera. Sin embargo, parece que por el sólo hecho de haber sufrido el accidente, no sólo he perdido las piernas, sino que he perdido además las ganas de mis amigos de compartir cosas conmigo. Ninguno de ellos me ha vuelto a invitar desde entonces.

    El psiquiatra lo miró y se sonrió...

    Le costaba creer que Juan Sinpiernas no estuviera entendiendo lo absurdo de su planteo...

    No obstante, el psiquiatra decidió explicarle claramente lo que pasaba. El sabía mejor que nadie que la mente tiene resortes tan especiales que pueden hacer que uno se vuelva incapaz de entender lo que es evidente y obvio.

    El psiquiatra le explicó a Juan Sinpiernas que sus amigos no lo estaban evitando por desamor o rechazo. Aunque fuera doloroso, el accidente había modificado la realidad. Le gustara o no, él ya no era el compañero de elección para hacer esas mismas cosas que antes compartían...

    -Pero Dr. -interrumpió Juan Sinpiernas- yo sé que puedo nadar, correr y hasta bailar. Por suerte, pude aprender a mejorar mi silla de ruedas y sé que nada de eso me está vedado...

    El doctor lo serenó y siguió su razonamiento: Por supuesto que no había nada en contra de que él siguiera haciendo las mismas cosas, es más, era importantísimo que siguiera haciéndolas. Simplemente, era difícil seguir pretendiendo compartirlas con sus relaciones de entonces.

    El psiquiatra le explicó a Juan que en realidad él podía nadar, pero tenía que competir con quienes tenían su misma dificultad... que podía ir a bailar, pero en clubes y con otros a quienes también les faltara las piernas... podía salir a entrenarse por la costanera, pero debía aprender a hacerlo con otros discapacitados.

    Juan debía entender que sus amigos no estarían con él ahora como antes, porque ahora las condiciones entre él y ellos eran diferentes....

    Ya no eran sus pares.

    Para poder hacer estas cosas que él deseaba hacer y otras más, era mejor acostumbrarse a hacerlo con sus iguales. Tenía, entonces, que dedicar su energía a fabricar nuevas relaciones con pares.

    Juan sintió que un velo se descorría dentro de su mente y esa sensación lo serenó.

    -Es difícil explicarle cuanto le agradezco su ayuda, doctor - dijo Juan - Vine casi forzado por sus colegas pero ahora comprendo que tenía razón... He entendido su mensaje y le aseguro que seguiré sus consejos, doctor. Muchas gracias ha sido realmente útil venir a la consulta.

    -Nuevas relaciones con pares. - Se repitió Juan para no olvidarlo.

    Y entonces Juan Sinpiernas salió del consultorio del psiquiatra, y volvió a su casa...
    y puso en condiciones su sierra eléctrica...

    Planeaba cortarles las piernas a algunos de sus amigos, y 'fabricar' así.... algunos pares.



    todas estan geniales pero esos 2 me encantaron.

  4. #4

    Re: Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)

    When I was a little filly
    And the sun was going down
    The darkness and the shadows
    They would always make me frown

    I'd hide under my pillow
    From what I thought I saw
    But Granny Pie said that wasn't the way
    To deal with fears at all

    She said, "Pinkie, you've gotta stand up tall
    Learn to face your fears
    You'll see that they can't hurt you
    Just laugh and make them disappear."

    Ha, ha, ha!

    So giggle at the ghosty,
    Guffaw at the grossly,
    Crack up at the creepy,
    Whoop it up with the weepy,
    Chortle at the pukey,
    Snortle at the spooky

    And tell that big dumb scary face to take a hike and leave you alone and if he thinks he can scare you then he's got another thing coming and the very idea of such a thing just make you wanna...hahahaha...laugh!

  5. #5

    Re: Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)

    tl;dr everywhere.


    Despué.

  6. #6
    Fué el rugido del león Avatar de proreset
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    Re: Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)

    Como que sentí mientras leia, que iba tener algún tipo de enseñanza o moraleja, que nunca llego, por lo menos explicitamente. Y para ser de humor hay muchos mejores.

    Pero dolina es dolina

  7. #7
    The Storm Breaks ! Avatar de Soulcrash
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    Re: Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)

    Tl; dr

  8. #8

    Re: Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)

    klgjd bnsdojfhbosdhf osdhf gd
    gl sdjghlsdgh
    sdfgh lbnlcjb dsghos dfghsoldf
    sjdghdkjfghdjgf kdb dsgfdf

    Ese me gusta mas.

  9. #9
    dios berreta Avatar de Rauloloco
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    Re: Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)

    Bucay?? BUCAAAYYYYY??????!!!!! Una pena enorme que hayan muerto árboles para producir papel en el que publicar la mierda que elabora ese tipo...el Coelho argentino, y encima chorro...

  10. #10

    Re: Carreras Secretas ( Para aquellos que le gustaba Dolina)

    ni idea como sera, ni me importa, los textos son geniales.

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