1. Un buen martillazo en el esternón hace que salten todas las costillas, acelerando el proceso de transplante.
2. Es un mito común en la comunidad médica el de que los pulmones son necesarios para vivir, esto no es así. El hombre respira por la nariz y la boca, no por los pulmones, por lo tanto se pueden extirpar y tirar al piso para su posterior limpieza por el personal correspondiente.
3. Con la caja torácica y los pulmones fuera del camino, hay que desconectar el corazón original de las venas cavas, la aorta y las arterias/venas pulmonares. Una buena herramienta para esto es un vidrio roto de cualquier vaso de precipitado que está en la mesa, o en su defecto un bisturí. Una vez desconectado se toma el corazón con la mano y se tironea con fuerza, si no sale probablemente quedó alguna arteria/vena conectada, en este caso es necesario introducir el instrumento cortante y sacudirlo violentamente dentro del mediastino hasta que el corazón quede libre. Recuerden que este corazón es inutil, no tengan miedo de rebanarlo ya que no trae consecuencia.
4. Siendo una parte absolutamente vital del cuerpo humano, el sistema circulatorio tiene la capacidad de regenerarse y reconectar vasos casi instantaneamente, a la hora de ubicar el nuevo corazón, basta con tirarlo con vigor dentro de la cavidad correspondiente y las plaquetas -siendo microorganismos inteligentes- se encargarán de realizar las conexiones correspondientes.
5. OPCIONAL. Recomponer la caja torácica es un proceso complicado, de larga recuperación y que no provee la protección necesaria a los órganos vitales del tórax. Una bandeja quirúrgica o planilla médica son excelentes reemplazos.