Bueno, como esta sección está muy decaida trato de levantarla con alguna boludes. Revisando mis documentos me encontre con este cuento raro que escribí hace un tiempo... Espero que les guste, aunque lo dudo (no creo que sea de lo mejor que escribí)

En una ciudad, rodeada por una inmensa y majestuosa muralla, las cosas transcurrían normalmente en una mañana cualquiera de primavera. La gente iba a trabajar y los niños a la escuela. Todos siempre tratando de ser buenos ciudadanos, de dejarles algo bueno a sus hijos.
Todo funcionaba a tiempo, salvo algún que otro pillo, las personas de la ciudad eran buena gente. Desde pequeños a los niños se les enseñaba a respetar la ley, a ser buenos ciudadanos, a creer en la moral y buenas costumbres, respetar a los mayores, y a defender la bandera.
Pero no todos eran así. En las afueras de la ciudad vivía una persona, al que la gente de la ciudad lo llamaba “El hombre de afuera”. El simplemente no encajaba. No le gustaba trabajar en la oficina, y creía que robar era de las cosas más bajas del mundo. Por esas razones se había ido de la ciudad, había odiado el hecho de que la gente lo mirara raro por su forma de vestir (el odiaba la moda) y se había cansado de que lo llamaran vago y haragán.

Pero “El hombre de afuera” no había sido siempre así. Antes había tenido un nombre; Germán (pero la gente termino por olvidarlo y llamarlo por el apodo ya nombrado). Antes, el era el orgullo de los padres, y los maestro lo mostraban como un gran ejemplo. Pero el tenía ideas radicales.
Una vez cuando observaba a un vagabundo, su padre le reto.
-Hijo, vayámonos de aca, no tenes que acercarte a esa gente- Dijo serio el padre.
-Pero papá, el catequista dice que hay que ayudar a los necesitados- Respondió este.
-Bueno hijo, dale una moneda y salgamos- hizo una pausa- esta gente solo sabe pedir, nunca trabajaron y son pobres solo porque ellos no intentan mejorar.
Germán se espanto al oír eso. El no lo creía así, quizás eran pobres porque los estafaron, o porque simplemente nacieron pobres y nunca pudieron ir a la escuela y mejorar en la vida.
En otra ocasión, durante las épocas de campañas electorales, el observaba como los políticos visitaban las casas de la gente pobre de la ciudad, prometiendo que los ayudarían a mejorar su vida. Esto lo alegro, pero se decepciono al ver que cuando terminaron las elecciones, el ganador nunca más volvió a esos barrios y mucho menos cumplió las cosas prometidas.
Un día pensó que había demasiadas leyes estúpidas. Por ejemplo, le parecía una real estupidez el hecho de que no se permita fumar en un lugar público y que no se permitieran las “zonas de fumadores”. El mismo pensaba que fumar era tonto y que hacía mal, pero si una persona quería hacerlo, ¿porque fastidiarlo si el estaba en la zona de fumadores sin molestar a nadie?. Simplemente no lo entendía.
De adolecente, una vez fue a ver a un grupo de música muy popular que cantaba sobre los problemas sociales. Ese día trato de salirse con las suyas y entrar por la otra entrada al concierto (la de los músicos), mientras que lo intentaba vio llegar al cantante del grupo. Venía en un auto ultimo modelo, super caro. El se decepciono de esto. ¿Porque hablaba sobre los políticos y la pobreza, si el cobraba super caro las entradas del concierto y de los discos, para andar en esos autos? ¿porque no ayudaba a los pobres, tanto que hablaba de ellos?.
Por esos años, estaba apunto de salir a pasear con sus amigos, cuando vio que a un pibe del curso que los quería acompañar, un par de sus amigos no lo dejaban porque su atuendo estaba “super fuera de moda”. A el eso le dio asco ¿que importaba la vestimenta?. El conocía al chico, y era muy buen sujeto, y solo lo despreciaban por su forma de vestir. Le molestaba mucho eso de la moda. ¿Porque importaba lo que decían los estilistas importantes y lo que usaban las “estrellas del cine y la música” sobre la forma de vestir? ¿porque un grupo o un estilo musical tenían que estar de moda para que este bien escucharlos?
Le daba asco el hecho de que haya gente que despreciara a los negros y los considerar gente inferior, y todavía mas asco le daba el hecho de que haya leyes a favor de estos, demostrando que quizás realmente eran inferiores. Y sentía exactamente eso sobre el feminismo. El creía que las mujeres estaban a la par de los hombres pero ¿porque eran necesarias tantas leyes a favor de estas, para que era necesario el feminismo si las mujeres eran iguales que los hombres? ¿porque era necesario un día para la mujer?
Esto había llevado a Germán a irse de la ciudad y convertirse en “El hombre de afuera”, eso y quizás algunas cosas más.

Ese día un inspector social fue a revisar la situación de vida de “El hombre de afuera”.
-Buenos días señor- dijo el inspector.
-Buenos días- respondió Germán.
-Tengo informado que usted no paga los impuestos señor...- se pauso- disculpeme, ¿podría decirme su nombre?
-Germán.
-Bueno señor Germán, tengo entendido de que usted no paga los impuestos ¿podría decirme porque?- dijo el inspector.
- No tengo dinero- dijo germán sonriente.
-¿Y cuales son sus ingresos? ¿cuanto gana precisamente?- preguntó interesado el inspector.
-No tengo ingresos. Simplemente no gano dinero- respondió Germán, sabiendo hacia donde iba todo eso.
-Bueno, ya veo... ¿lo anoto al subsidio para desempleados?-
-No gracias, no lo necesito ni me interesa.
-¿Podría explicarse por favor?- preguntó sorprendido y desconcertado.
-No creo en el dinero, para mi eso no sirve.
El inspector trago saliva. Observo al hombre que tenía adelante, era tosco y con aspecto a campesino, pero su rostro mostraba una inteligencia lúcida y gran amabilidad. Su vestimenta era muy rara, fuera de los estándares de la moda al igual que su peinado. Noto que Germán ya no le estaba prestando atención y miraba hacia la ciudad.
¿Qué esta viendo precisamente, si puedo saberlo?- pregunto el inspector
-El muro que rodea la ciudad- respondió este.
-Ah es impresionante ¿verdad?- dijo el inspector, que le encantaba observar el muro, el cual le daba una extraña sensación de seguridad- Sin duda una de las cosas mas bellas de la ciudad- Y ademas nos protege- aseguro el inspector.
-¿Porque existen las leyes?- preguntó Germán.
-Para que podamos vivir como seres civilizados- respondió el inspector, al que la pregunta le parecía muy extraña, además de que lo sacaba del tema del muro que le gustaba mucho.
-Los muros...-balbuceo Germán- Los muros no evitan que la gente entre, si no que salga ¿comprendes lo que te digo?
-Sí- dijo pensativo el inspector- bueno señor, esta entrevista se alargo
mucho tiempo. Me despido, fue un gran gusto haberlo conocido y charlar con usted. Que tengo un buen día- dijo cortés el inspector.
-Igualmente- respondió “El hombre de afuera”.
Tras despedirse, el inspector volvió a la ciudad. Cuando llego a las puertas de la ciudad, vio la muralla y no pudo evitar recordar las palabras del enigmático sujeto.
“Los muros no evitan que la gente entre, si no que salga”.