Para el 80% de las madres, sus hijos juegan poco al aire libre
Es por la inseguridad, miedo a que se golpeen o se enfermen y la falta de tiempo. También, por el exceso de consumo de tecnología. Afirman que los chicos que no van a plazas y parques se están privando de su niñez.
Armar un arco con dos mochilas en un baldío y jugar la final de un Mundial. Volar hasta el cielo en una hamaca. Jugar a la escondida en plena calle. Descubrir el mundo en bici a la hora de la siesta. Y embarrarse tanto que uno sabe que mamá pegará el grito, pero no importa. Para los "chicos modernos" de las grandes urbes, estas imágenes son sólo anécdotas referidas por sus abuelos o, con un poco de suerte, por sus padres. El juego puertas afuera se fue perdiendo y una nueva encuesta lo confirma: en las ciudades argentinas, 8 de cada 10 mamás consideran que sus hijos juegan poco al aire libre y que eso los está privando de la niñez.
Como parte de un estudio global sobre infancia y juego, dos especialistas de la Universidad de Yale (EE.UU.) encuestaron a 1.500 mujeres en las principales ciudades de 10 países con distinto grado de desarrollo: Brasil, Tailandia, EE.UU., Turquía, Sudáfrica, Gran Bretaña, India, China, Francia y Argentina. Los resultados tuvieron un punto en común: la mayoría reconoció que en sus países se olvidó la importancia del aprendizaje a través del juego. En promedio, el 63% de las mamás consideró que los chicos perdieron el contacto con la naturaleza y la libertad del juego al aire libre. Argentina está segunda en ese ranking, detrás de Brasil (ver infografía).
"A pesar de la obvia diversidad de culturas, existe un sorprendente acuerdo entre los padres, quienes reflejan sus preocupaciones acerca de que los niños están siendo presionados por su sociedad en particular a 'crecer demasiado rápido'. Se les niega cada vez más las oportunidades de jugar o formar parte de actividades no estructuradas, así como de aprender de sus propias inclinaciones a explorar", observaron los doctores Jerome y Dorothy Singer en su estudio, que fue impulsado por la multinacional Unilever. Los resultados completos se presentarán el martes en un foro en Buenos Aires.
Todos los especialistas distinguen entre chicos de zonas urbanas y rurales. El "cemento" parece ser un gran condicionante. "Esta es una realidad de los chicos que viven en un departamento en la Capital. En el Gran Buenos Aires encontrás nenes que se trepan a un árbol o juegan en el jardín de su casa", aclara Miguel Alemán, pediatra, deportólogo y entrenador de rugby de CUBA.
María Regina «öfele, doctora en psicología educacional y directora del Instituto de Investigación y Formación en Juego, concede que en las grandes ciudades hay una situación de inseguridad en la calle y que "los espacios para jugar no son de fácil acceso. Hay barrios donde no hay plazas, u otros donde están enrejadas, lo cual no hace más que atemorizar a los padres y darles a los chicos la sensación de estar enjaulados".
La inseguridad fue uno de los principales argumentos esgrimidos por las mamás sobre por qué los chicos juegan adentro, pero no el único: también admitieron sus propios temores (miedo a que se lastimen o se enfermen) y falta de tiempo.
"El desapego paterno no es fácil. Y sabemos que el contexto lo limita más. Pero jugar en un espacio público da a los chicos una autonomía necesaria. Para vencer el miedo, sugerimos evaluar los riesgos y el costo-beneficio. Esta no es una decisión individual sino colectiva, relacionada con nuestra construcción como sociedad", define la psicopedagoga Alejandra Rabuini, presidenta de IPA Argentina, la filial local de la Asociación Internacional por el Derecho del Niño a Jugar. La experta llama la atención sobre la falta de tiempo para el juego: en las capas medias y altas, por la "tendencia a cargarles sus agendas y a sobreestimularlos con la falsa creencia de que así tendrán un desarrollo más saludable. Y en las bajas, por su ingreso al mundo del trabajo".
Jugar al aire libre tiene beneficios irreemplazables. "No sólo los chicos se cansan y luego descansan mejor, sino que el sol activa la vitamina D, fundamental para la calcificación", dice Alemán. El pediatra asegura que el temor a enfermarse es totalmente injustificado: "Hay más riesgo de que se contagie un virus en el Jardín que en la plaza".
«öfele agrega que el juego desarrolla "la motricidad gruesa y el despliegue corporal. Posibilita incorporar nuevas pautas y el intercambio con otros chicos que no son los compañeros del colegio. En la plaza, el chico se hace de un amigo por un par de horas".
En el estudio, también aparece la tecnología atentando contra la recreación: el 80% de las argentinas dice que sus hijos miran mucha TV y videos.
"La tecnología es un recurso interesante según cómo se use. En un chico con otras posibilidades, él mismo la dosifica", asegura Rabuini. Alemán destaca el rol del adulto: "Al padre que no lo vio en todo el día le cuesta ponerle límites. Puede ver algo de televisión, pero no para adultos sino un buen programa infantil". "El fin de semana es lo mismo: en vez de salir al shopping, que los papás lo lleven a un espacio abierto", completa Ofele. ¿Cuánto "aire libre" necesita un nene? No hay cálculos, pero sí una recomendación que se funde con el deseo: "Ojalá pudiera ir a la plaza todos los días", concluye Alemán.
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