Son 1000 millones de habitantes


El aumento de la población en villas, especialmente en las áreas urbanas, es un fenómeno de escala mundial. El último informe de las Naciones Unidas da un escalofriante pronóstico: para 2020, unos 1400 millones de personas vivirán en un asentamiento precario. Con una población proyectada, para entonces, en casi 8000 millones, eso significa que prácticamente una de cada seis personas vivirá en condiciones indignas para el desarrollo humano.

Actualmente casi 1000 millones de personas viven en los barrios marginales de las grandes ciudades, con viviendas inadecuadas, sin servicios públicos esenciales y con altas tasas de criminalidad. El informe "El estado de las ciudades en el mundo 2006-2007", elaborado por el Programa de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Urbanos (ONU-Hábitat), indica que el 31,9% de la población urbana de América latina vive en un asentamiento precario.

La población de las favelas de Río de Janeiro, por ejemplo, es casi la misma en número que la de Helsinki, capital de Finlandia. Actualmente, la población de los asentamientos precarios en el mundo aumenta a un ritmo del 2,2% anual, impulsada sobre todo por Africa, donde el índice supera el 4,5 por ciento.

En América latina, a pesar de que un porcentaje elevado de sus habitantes vive en villas miseria, se desaceleró la tasa de crecimiento y se redujo incluso el número de habitantes en los asentamientos, que en 1990 alcanzaba al 35% de la población urbana. En el Africa subsahariana, el 72% de la población urbana vive en villas.

En algunos países, como Etiopía o Chad, los habitantes de asentamientos precarios son prácticamente el 100% de la población de las ciudades. La agencia ONU-Hábitat califica de asentamiento precario a una zona urbana que carece de protección contra condiciones climáticas adversas, de un espacio vital suficiente -definido como aquel en el que no viven más de tres personas por habitación- y de acceso al agua potable y a un saneamiento decente.

Los análisis de la ONU indican que es en los asentamientos precarios del Africa subsahariana donde se padecen las condiciones más extremas del mundo. En una villa de Harare, capital de Zimbabwe, 1300 personas comparten un único baño compuesto por seis pozos que hacen de letrinas, por ejemplo. Este tipo de características provocan lo que el estudio denominó " tsunami silencioso".

Entre los principales problemas de los barrios marginales están sus pésimas condiciones sanitarias y las graves consecuencias que provocan en la salud de los pobladores.

Por lo menos 1,6 millones de personas mueren anualmente como resultado de las malas condiciones sanitarias e higiénicas, cifra 5 veces más alta que la de los muertos por el tsunami que azotó al sudeste asiático en 2004. En Haití, por ejemplo, las villas son de gran magnitud y el 80 por ciento de la población de ese país subsiste con menos de un dólar por día.

Para afrontar el grave problema del crecimiento de las villas y evitar que los drásticos pronósticos de la ONU se cumplan, los expertos que realizaron el estudio aconsejan que en los núcleos urbanos sean puestos en marcha programas de vivienda e infraestructura básica.

Lo cierto es que las villas muestran en la actualidad una clara tendencia expansiva en el mundo: de acuerdo con el estudio de la ONU, si los gobiernos de turno no aplican las medidas necesarias, las villas miseria incorporarán unos 27 millones de nuevos habitantes al año antes de 2020. La media anual registrada entre 1990 y 2001 fue de 18 millones.

La directora ejecutiva del ONU-Hábitat, Anna Tibaijuka, señaló que en muchos aspectos, "particularmente en las áreas de sanidad y salud, los pobres de las zonas urbanas están en mayor riesgo que los de las áreas rurales debido a la aglomeración". En este sentido, destacó que los gobiernos deben hacer mucho más para mejorar la situación en los cinturones de miseria e, incluso, reducir la población.


Fuente: LA NACION