Las noticias discurren a otro volumen en Amakusa TV, rebautizada por muchos japoneses como la 'cadena de las abuelas'. Basta 'sintonizarla' para entender el sobrenombre. Su reportera 'estrella' se desenvuelve con soltura frente a la cámara. Luce erguida la chaqueta rosa que identifica al canal y empuña el micrófono con firmeza. Pero tiene un handicap: las indicaciones de su operador de cámara y las respuestas de los entrevistados tienen que llegar a grito pelado. Es la única forma de que a su fichaje de ¡105 años! no se le escape ni un solo detalle de la actualidad. "Mi vista es tan fina que puedo enhebrar una aguja, pero no puedo decir lo mismo de mi oído", reconoce Shino Mori, la más vetusta de las ancianas de este singular canal informativo para internet, que hace gala de una plantilla entrada en años.

Del resto de sus venerables cualidades periodísticas está más que satisfecha, incluida su imagen ante los espectadores, más que alejada de los cánones comerciales. "Preferiría tener una nariz diferente, pero a mi edad la apariencia ya no es tan importante", subraya.

Por eso, no le ha importado protagonizar el último anuncio de la cadena, junto a otro rostro insigne -y arrugado- de Amakusa TV, Tsurie Kurokawa, de 91 años, una cría a su lado. Tocadas ambas por una peluca rosa chillón y rodeadas de naves espaciales, representan el ejemplo perfecto de cómo mirar al futuro con la experiencia como bandera.

Los seguidores de Shino Mori la han visto jugar al 'cricket' y revelar todos los secretos de preparación del pulpo, el plato más emblemático de Amakusa, archipiélago al sur del país. Sin embargo, todos la conocen como 'la abuela del tiempo'. Con las piernas como estaciones meteorológicas, vaticina borrascas en cada achaque, con un porcentaje de aciertos pasmosamente alto. Son dolencias pasajeras. Evidencia su salud de hierro que, además de elaborar reportajes un día a la semana, aprovecha sus libranzas para colaborar en la granja de su hijo, con 80 primaveras a sus espaldas.

Su familia, que abarca 10 nietos, 19 bisnietos y cuatro tataranietos, presume de que un profesor de la universidad de Keio, en Tokio, tomó muestras de su ADN para desentrañar el secreto de la longevidad. Shino Mori adelanta algún consejo: "Dejo de comer antes de llenarme, para no ponerme mala". Aunque tampoco se priva: "Me tomo una taza diaria de sake", confiesa la reportera, que también recomienda el vino.

La audiencia responde en un país como Japón, con 36.700 personas centenarias (30.000 de ellas mujeres). Y la televisión se ha demostrado terreno de los mayores. ¿Pero internet...? Un quinto de la tercera edad nipona (entre 70 y 80 años) tiene experiencia en la Red. La estrategia de Amakusa TV sólo tiene un riesgo: puede tener que buscar sustitutas en el momento menos pensado.
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