Tuvieron que pasar muchos años, la crisis de 2001, los vaivenes de viejas marcas y el acceso a nuevas tecnologías –o quizá también a una mano de obra mejor capacitada para el desarrollo tecnológico–, para que una pequeña pero creciente industria nacional se abra camino en un terreno en el que durante décadas fue paria, o jugó de visitante: el rock.
Con una oferta que va desde accesorios hasta potentes amplificadores valvulares y numerosos efectos de sonido (pedales), más de una veintena de pequeñas y medianas empresas lograron desarrollar productos de excelente calidad y presentación, que en muchos casos compiten con los exitosos importados. Lo más destacado de este sector se puede encontrar en el Espacio Nac, y hoy y mañana tendrán su exposición en la tercera edición de Muestra Música en la ciudad de La Plata (Centro Cultural Malvinas Argentinas, 19 y 50). El “Nac” surgió como una necesidad de los fabricantes de equipos e instrumentos de tener su propio ámbito para dar a conocer, probar y vender sus productos. Comenzó a funcionar en 2011 en un departamento en el piso de arriba del taller del reconocido luthier Ezequiel Galasso.
“Surgió la necesidad de hacer algo, porque a muchos, en Talcahuano no les dan pelota, por el estigma de que ‘no es bueno’ lo nacional”, señaló Galasso. Talcahuano, entre Corrientes y Rivadavia, es la zona del centro porteño donde se concentran la mayoría de los negocios del rubro. El músico Mariano Katz, socio del Espacio, al igual que la fabricante de estuches Victoria Romero Carranza, explicó que el cerco a romper es el “fetichismo que tienen los músicos con los productos de afuera. Además hay una cultura de las marcas, el póster, las estrellas, que incide mucho.”
En el universo nacional, Shenier es una de las marcas más jóvenes. Su creador, un técnico electrónico y estudiante de ingeniería industrial en la UTN de 26 años, comenzó fabricando pedales en la secundaria y se animó a meterle mano a los amplificadores. “Probé varias marcas y lo que había visto no me gustaba demasiado. Entonces empecé a comprar materiales para hacer mi propio equipo”, relató Gonzalo Brescasin. De buena calidad y terminación, Shenier produce algunos efectos en serie, algo que no pudo lograr, aún, con los amplificadores. “Los armo a pedido porque son muy caros de fabricar”, explicó. La historia es similar para los fabricantes de los vistosos y potentes amplificadores Singletone. “Todo empezó en 2009 cuando nos juntamos para realizar una compra de materiales para amplificadores que estábamos construyendo para nosotros”, cuentan sus fundadores en la Web, donde afirman que hoy sus equipos son “exportados a Sudamérica y Europa, y distribuidos en distintos lugares de Capital y Gran Buenos Aires”.
Vintage Electric es otra firma que hace tres años ofrece amplificadores valvulares de alta gama. Su fundador, Cristian Sacchi comenzó a incursionar en el rubro casi una década atrás “de puro fanático”. Hoy tiene una SRL que vende “unos 20 equipos al mes”. A Sacchi le preocupa que las regulaciones interfieran en el ingreso futuro de insumos fundamentales, como las válvulas. “Tengo todo en regla y me da bronca que me matan con impuestos y siento que no recibo ninguna ayuda”, lamentó.
Con un diseño uniforme en tono metal y la adopción de un elefante como logo, la marca nacida en 2002, Cluster, se consolidó gracias a la buena experiencia de su primer hijo, el overdrive Tsunami-9, un tipo de efecto que satura el sonido, usado prácticamente por todos los guitarristas eléctricos del mundo. “Nacimos con el sueño de fabricar pedales de boutique de alta calidad. Ese sueño se materializó y luego, la familia se amplió”, comentan en su sitio web. La afirmación de la marca se expresa en la larga lista de músicos y bandas que adoptaron sus productos, como El otro yo, Cabezones, La Mancha de Rolando y muchos otros. Algunos, incluso, con una buena dosis de fanatismo, como el guitarrista de Pez, Ariel Minimal (ver aparte).
Músicos con larga trayectoria como Litto Nebbia o Ricardo Tapia usaron y promocionaron los micrófonos para guitarra de la marca DS Pickups, quizá la empresa nacional de este rubro con mayor estructura. Fundada por el ingeniero electrónico Donald Soich y su hijo Darío, músico y luthier. Como ellos cuentan, nació en 2001 por accidente, cuando decidieron reparar un micrófono dañado. Hoy fabrican la mayoría de los tipos requeridos en el mercado, con muy buena aceptación de músicos y luthiers, y a precios muy competitivos.
Gracias al acceso a ciertos componentes, las crisis y la voluntad creadora que abunda en estas tierras, la producción nacional empuja para hacerse lugar en un mercado difícil. No tal vez para desbancar a marcas históricas y de calidad imbatible, pero sí para aportar alternativas serias y profesionales que motiven a los artistas locales. Los organizadores del Nac apuntaron que en los últimos meses se sumaron nuevos productos y que el fenómeno crece. Todos sus exponentes tendrán su lugar en la edición 2012 de Muestra Música, que se desarrollará hasta mañana en la ciudad de La Plata. <


fuente: La industria nacional apuesta al rock - Tiempo Argentino | Es tiempo de un diario nuevo