5. La anécdota que sigue fue recogida por J. A. Millán en su página web (http://jamillian.com/perdonimposible/lecopun.htm):

Un hombre rico al morir dejó su testamento escrito de puño y letra. El texto decía así:

“Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi sobrino Pedro nunca jamás pagarse la cuenta al sastre nada para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo.”

Como el testamento no tenía puntuación, cada uno de los mencionados intentó salir favorecido puntuándolo según su conveniencia. ¿Cómo lo hicieron? Escribir las cuatro versiones de los “herederos”.

a) “Dejo mis bienes a mi sobrino Juan, no a mi sobrino Pedro. Nunca jamás pagarse la cuenta al sastre. Nada para los jesuitas.
Todo lo dicho es mi deseo.”
b) “Dejo mis bienes, a mi sobrino Juan no, a mi sobrino Pedro. Nunca jamás pagarse la cuenta al sastre. Nada para los jesuitas.
Todo lo dicho es mi deseo.”
c) “Dejo mis bienes, a mi sobrino Juan no, a mi sobrino Pedro nunca jamás. Pagarse la cuenta al sastre. Nada para los jesuitas.
Todo lo dicho es mi deseo.”
d) “Dejo mis bienes, a mi sobrino Juan no, a mi sobrino pedro, nunca. Jamás pagarse la cuenta al sastre, nada. Para los jesuitas, todo.
Lo dicho es mi deseo.”