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Capítulo II: Un golpe de suerte.
Se podía notar en la mirada del joven minero la desesperación, y el miedo... ¿Qué pasaría si su padre moría? Con su madre enferma y con pocas posibilidades de salvarse, lo mas probable es que termine siendo el desafortunado sirviente de una familia de sangre azul...
Por un momento el joven creyó que era el fín... Que ese sería el lecho de muerte de su padre, y luego de tanto sacrificio, y trabajo, lo perdería todo.
Nuevamente de entre las sombras se acercó una silueta.
Arlgh: -El rocío de sus ojos caía por sus mejillas, pues el joven sabía que si se trataba de otro criminal, sería su fín... Con valentía se levantó y buscó su pico- ¿Quién anda ahí?, No te atrevas a acercarte, porque te mataré...
(?): -Acercándose lentamente, y contemplando con admiración la dramática escena a su alrededor- No te preocupes, no voy a lastimarte.
Al salir de las sombras, el joven pudo divisar en el guerrero la armadura característica de los seguidores del rey.
Arlgh: -Corre hacia él, y llorando besa sus pies- Por favor, mi señor, le imploro que me ayude, mi padre está muriendo, y necesita de atención.
(?): Levántate joven, a tu padre le quedan muchas batallas que librar. -Y señalando a Ghinett- Lûmiatu's phortâl !
Todo lo que estaba cerca se volvió de un color mas brillante que el sol, y en un abrir y cerrar de ojos, se encontraban en la corte del Rey, en Nix.
En cuestión de segundos, aparecieron mas individuos con la jerarquía ciudadana, y se aproximaron a Ghinett, que estaba agonizando.
Magos sagrados: -Con cierta confianza en sus miradas, se acercaron al anciano, y apuntando con sus grandes manos hacia él- EN CORP SANCTIS ! EN CORP SANCTIS ! -Se notaba en sus movimiento, y en su forma de predicar aquellas sagradas palabras, que sabían lo que hacían, que ya lo habían hecho antes.-
Y allí estaba también, el extraño guerrero que los ayudó en la desolada mina.
(?): -Inclinándose con respeto hacia Arlgh- Joven, mi nombre es Arthal, general de las tropas de la gran Nix, fiel seguidor del rey, y de todos sus principios... Ven conmigo.
Caminaron lentamente y en silencio hasta una sala con la altura de un titán, y bañada en oro.
La mirada del Arlgh se vio llena de asombro... Al entrar, este pudo ver en la distancia la figura del rey, erguido junto a su hijo.
Arthal: -Susurrando como si se tratara de una lengua prohibida, y mirando al joven- Solo actúa como yo.
Arthal: -Con un profundo respeto, se arrodilla y en todo momento mantiene la mirada en el suelo- Mi señor, este joven logró matar a Lord Ahzred, uno de los criminales mas perseguidos...
Rey: -Analizando con interés la figura del joven- Es cierto lo que dice mi vasallo?
Arlgh: -Arrodillandose rápidamente y con torpeza- Sí, es cierto, pero fue todo para proteger a un ser querido.
Rey: -Lo mira con cierta lástima- Levántate hijo mio, y ven aquí. -Estira su mano, esperando que el niño se acerque con confianza- Vamos, no tengas miedo.
Arlgh se acercó con inocencia y timidez, y tomó la mano del rey.
Rey: -Sacando su majestuosa espada de su ropa de rey- Arrodillate, y mirame a los ojos
El joven tuvo un instante de pánico... Pensó que sería objeto de un ritual de sacrificio, sin embargo, supo mantener la cordura.
Rey: -Miró directamente con sus ojos color zafiro a Arlgh- Repite después de mi. Yo juro serte fiel, y luchar hasta el final por tus principios.
Arlgh repitió lo dicho por el rey con seguridad.
Rey: Yo te bautizo como Lord Arlgh, ahora eres un Soldado Real, y como tal, tienes derecho a tener tu propia vestimenta real.
Al oír estas palabras, el joven lleno de orgullo miró a la gallarda figura del rey.
Arlgh: Juro que no lo defraudaré mi señor.
CONTINUARA...
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Cita:
Capítulo 3: El Inicio.
El joven Arlgh, se levantó lentamente, y desbordado de orgullo fue a reclamar su túnica al gran sastre real.
Entró a una gran habitación repleta de los mas gloriosos ropajes que sus ojos hayan contemplado jamás, y buscó con la mirada al responsable de éstos.
En una esquina, sentado con las piernas cruzadas, y una pipa en la boca pudo ver al sastre... Con pasos cortos, y cierto grado de curiosidad en sus ojos, Arlgh se acercó a éste...
Al sentir los pasos próximos a él, el sastre suspiró, como cuando uno recuerda tiempos de gloria, dejó la pipa sobre la mesa y miró a los ojos al joven.
Sastre: -Mirando con duda a Arlgh, pues este le parece muy joven y poco digno por sus razgos de pertenecer al ejército real- Dime... ¿En qué puedo ayudarte?
Arlgh: El rey me reclutó en su ejército, y me envió a buscarte para que me des mi armadura... -Mientras contesta contempla con asombro la gran habitación repleta de armaduras-
Sastre: -Piensa durante un segundo, y impresionado dice- ¿Así que tú has sido el que asesino a Lord Azhred? Aquí no puedes ocultar nada... Simplemente dices algo, y a las horas toda la ciudad lo sabe... Ven, aquí tienes tu armadura -Le entrega la ropa real, y puede ver que la mirada del joven se ilumina- Ese criminal había matado a mi hermano, así que creo que te debo un favor... Cuando necesites algo, acude a mi -Coloca una mano en su pecho- Estoy a tus órdenes.
El joven tomó su armadura, y caminó por un largo pasillo hasta llegar a los vestidores reales.
Al ponerse su armadura y verse en el reflejo de una fuente cercana no pudo evitar mirar con melancolía su triste pasado. Fue entonces cuando recordó lo que le había pasado a su padre.
Arlgh corrió por todo el castillo con nervios... Su momento de gloria había hecho que se olvide de la situación de su progenitor.
Al llegar al extremo oeste, pudo ver a Arthal deambulando.
Arlgh: -Corrió hacia el guerrero con preocupación- Arthaal ! Donde se encuentra mi padre ?!
Arthal: Arlgh ! Me has asustado !... Es que no lo sabes? Tu padre sobrevivió, y se pone mejor cada segundo... Sígueme, te llevaré con él.
El joven suspiró de tranquilidad... Y lo siguió...
Caminaron lentamente y en silencio hasta llegar a la sala de huéspedes. En ese lugar había espacio para hospedar a 1000 personas con facilidad... Sin embargo, todas las camas estaban vacías... Todas excepto una.
Arlgh: Padre !!! Estás vivo ! -Corrió esquivando las demás camas hasta la posición del anciano y lo abrazó-
Al abrir los ojos, Ghinett, vió a su hijo con la armadura real y rompió en llanto de orgullo...
Ghinett: -Mirando fijamente a su hijo- Yo sabía que lo lograrías hijo.
Arlgh: Lo he hecho por tí.
En ese momento, la presencia de alguien se hizo notar en la habitación. Todos los presentes miraron hacia la entrada, y allí estaba el rey, mirando con alegría y un robusto guerrero, que parecía ser uno de sus súbditos.
Rey: -Acercándose a Arlgh- Lamento interrumpir el momento familiar... Simplemente quería decirte que mañana comenzará tu entrenamiento.
Arlgh: ¿Entrenamiento? -Mira con duda al rey-
Rey: Sí, entrenamiento de combate, para luchar en las campañas contra Thek, y servir a tu reino... Te presento a mi mano derecha, Zawirf... Él será tu mentor, y además te acompañará siempre en el campo de batalla.
En ese momento, el robusto guerrero que se había quedado detrás del rey, impuso su presencia acercándose. Tenía una mirada vacía, y fría como el hielo... Y se notaba en su cuerpo lleno de cicatrices que era un guerrero muy experimentado...
Zawirf: Es un placer conocerte muchacho, he oído hablar muy bien de tí.
Arlgh: -Analiza completamente al coloso- El placer es mío.
Ambos supieron entonces que ese era el comienzo de una gran amistad...
CONTINUARA...