Las coreografías del gol

Festejar un tanto ya no es cosa sencilla. Ahora los jugadores ensayan ideas para que el grito sea completo. Desde “El perrito” hasta “El Topo Gigio”, las puestas en escena más memorables de los goleadores

El grito de gol es la sensación máxima que un futbolista puede sentir dentro de una cancha, y el festejo es el momento cumbre de esa obra. Ahora, los futbolistas ensayan todo tipo de coreografías y piruetas.

Algo cambió en el fútbol, sobre todo a partir de la llegada de la televisión. La TV fue esencial para estas modas en los festejos. En blanco y negro, todavía se ve a los jugadores levantar sus brazos, pegar algún salto o abrazar a su compañero más cercano. Pero el grito era austero: el puño cerrado, sentir la gloria y de vuelta a su campo de juego. El propio Ricardo Bochini no muy atrás en el tiempo, se limitaba a levantar un brazo y dibujaba una sonrisa cuando marcaba para Independiente. Ni siquiera besaba la única camiseta que vistió en su carrera.

¿Cómo hubiera festejado Diego Armando Maradona el gol más hermoso de la historia de haber sido contemporáneo a estas coreografías? Su grito más famoso es aquél que contra Grecia le dedicó a la cámara, con toda la bronca contenida.

Estas son sólo algunas de las pasadas a la hora del gol:

El Perrito: El nigeriano Finidi George impuso el festejo y fue realmente original. En el Mundial ’94, Camerún enfrentaba a Grecia para quedarse con el Grupo D. El nigeriano convirtió su gol, corrió hacia el banderín del corner, llegó gateando y levantó la patita simulando hacer pis. Memorable.

El boxeador: Nicolás Frutos no tuvo muchas oportunidades para festejar este campeonato. Pero cuando marcó para Independiente no dejó de mostrar sus “personajes”. El primero se calzó en la boca los dientes de Drácula. Y en el último clásico ante Racing, se levantó sus pantaloncitos, cerró los puños y se puso en guardia como un boxeador.

El truco: Los jugadores de Talleres de Remedios de Escalada tuvieron varios problemas con este festejo. En cada gol, cuatro de ellos se sentaban, sacaban sus cartas y jugaban una mano de truco. Pero los árbitros comenzaron a amonestarlos, lo que los obligó a abandonar la costumbre.

La sesión de yoga: Daniel Córdoba dirigía a Estudiantes de La Plata y había adquirido un mensaje algo místico. Tanto, que algunos lo trataban como un “charlatán”. “Correr, meter, pensar y jugar”, era su frase de cabecera. Así, en un partido en el que su equipo goleó 4 a 1 a River en el Monumental, los jugadores festejaron sus goles sentados en círculo, simulando una sesión de yoga. El goleador de ese equipo era Martín Palermo.

Los enamorados: Después de marcar uno de sus tantos goles para la Fiorentina, Gabriel Batistuta corrió hacia la cámara y le regaló a su mujer un “Irina te amo”. Más carnal era lo de Mauro Amato, que cuando convertía le daba un beso a su esposa, Cecilia. Claro, la mujer era fotógrafa oficial de Estudiantes de La Plata y estaba detrás del arco.

Siempre están los que se acuerdan de sus “amores”. Unos besan su anillo y otros señalan a la tribuna. Alberto “Beto” Acosta, por ejemplo, levantaba cuatro dedos de su mano como dedicación a sus hijas y a su esposa. Y hay que acordarse del famoso beso en la boca de Maradona y Claudio Paul Caniggia.

El Topo Gigio: Juan Román Riquelme la rompía en Boca y con su buen juego trataba de buscar un mejor contrato en el club. Eso lo enfrentó a Mauricio Macri. Fue muy conocida la pelea entre ambos. Y una noche, en La Bombonera, después de un gol, Riquelme se paró mirando hacia el palco donde se encontraba Macri y, serio, abrió sus manos, pegándolas cada una a un costado de su cabeza, imitando las orejas del famoso muñeco. Después dijo que era para su hija, aunque nadie le creyó. El festejo ya es una marca registrada del jugador de Villarreal.

El arrorró: Bebeto lo impuso en el Mundial ’94 en un partido de su selección ante Holanda, pero ya es un clásico. Hoy, cada jugador que está a punto de ser padre, junta sus brazos, como acunando a un bebé imaginario o que está por llegar.

El bailantero: Claudio López y Ariel Ortega son dos fanáticos de la cumbia y el cuarteto. En los goles de la Selección, bailaban algunos pasos para festejar. En Racing, lo hacían Lisandro López y Mariano González. Carlos Tévez también tenía los suyos. El baile es uno de los festejos más comunes.

Los remeros: es uno de los más originales y lo impuso Banfield. En el festejo participa todo el equipo, sentándose uno atrás del otro y moviendo sus brazos, que simulan remar. El autor intelectual de la coreografía fue el volante Andrés San Martín. Además, el equipo de Julio César Falcioni, ensayó otra variante, que la ideó un defensor, Damián Giménez. La puesta en escena es simple: después de un gol, el equipo entero posa para la foto.

La vuelta carnero: uno de los festejos más viejos, un clásico del mexicano Hugo Sánchez, cuando el mundo veía sus goles en el Real Madrid. Su alter ego en la Argentina, José Raúl “Toti” Iglesia quedó inmortalizado en la historia de Racing y Huracán con sus vueltas carnero en cada gol.

La lista sigue y es extensa. Se podría incluir “El inflador”, del “Piojo” López; “El avioncito”, de Sebastián Rambert, y el dedo en alto de Marcelo Salas, que llegó al tenis de la mano de Guillermo Coria. Y esto, sin contar la cantidad de mensajes que se esconden debajo de la camiseta del equipo.

Y sí, algo cambió en el fútbol: ahora los equipos no sólo practican pelota parada, defensa o ataque, sino que también ensayan algún paso de baile. Si no, el triunfo no es completo.