"Siempre Boca y River", o "desastre, gana cualquiera". Vale celebrar esa pluralidad antes que quejarse de todo.
El gataflorismo en el fútbol argentino no tiene límites. En la previa del actual Apertura, por todos lados sonaba esta musiquita:
"No se puede más, Boca y River le sacan un campo de ventaja al resto, vivimos un fútbol uruguayizado, siempre ganan los mismos y se hace aburrido...".
Hoy, a siete fechas del final, con Boca y River mirando con largavistas a Newell''s y a Vélez, la yunta puntera, y con Estudiantes metido de cuña en el pelotón de avanzada, hay una melodía de ocasión que repite:
"Cada día se juega peor, faltan goleadores y por eso los arcos pareciera que estuvieran cerrados, al final el campeonato está tan loco que cualquiera puede ser campeón...".
En fin: se da el caso de un comentario para cada situación y, de cada situación —por favor, eso sí— esforzarse al máximo para ver el vaso medio vacío.
Hoy día el lamento es que a River le faltan refuerzos —si los Millonarios deben comprar jugadores qué dirán Anzarda, de Huracán de Tres Arroyos, y Garisto, de Instituto— y que Boca está como está porque la gira por Estados Unidos e Inglaterra se comió las mejores energías de lo que debió ser una pretemporada como Dios manda.
Permítasenos, en cambio, ubicarnos en otra vereda. Creemos que mejor que aquella protesta es aplaudir intensamente que alguien como el Viejo Angel Tulio Zof, a los 76 años, haya vuelto a su Central para sacarlo en silencio del pozo en que lo había hundido ese inentendible capricho dirigencial que fue la llegada de su colega uruguayo Víctor Púa.
A través de estas líneas se desliza, es cierto, algo de nostalgia por la exportación de los goles del Torito Cavenaghi y el Tecla Farías; pero por aquello de "lo pasado, pisado", se festeja la explosión de los Rodrigo Palacio, Ezequiel Lavezzi, Mauro Zárate, Pablo Vitti, Scocco, Oberman, Marco Rubén y Borghello, entre algunos otros que seguro vienen asomando para dar su presente en un tiempo cercano. Por ejemplo, Federico Almerares, quien sólo necesita que Astrada le dé más cancha y confianza. Igual que el juvenil Neri Cardozo en Boca.
Para los integrantes de la legión de los que no hay tendencia —en verdad el sustantivo era otro, pero por esta vez digamos tendencia— que les venga bien, hoy todo se tiñe de luto porque "la de enganche es una especialidad en vías de extinción". Pero mañana la rompen, o la recontra rompen José Sosa (Estudiantes), Guillermo Marino (Newell''s) y Lucas Lobos (Gimnasia) y los elogios se fueron por un caño, como te la canta el Pelado de La Mosca.
Y además aparecen arqueros como ese monstruito llamado Ojeda, el de Rosario Central, quien merece ser mirado con ojos bien grandes. Mientras, en Banfield se afirma Barbosa, que reemplazó con solidez a un veterano como Enzo Noce en un puesto que siempre quema.
Pero como el fútbol argentino siempre tiene una buena nueva más, hoy le está yendo fenómeno a Alberto Fanesi en Vélez. A pesar de los crueles piedrazos con que José Luis Chilavert apunta al entrenador y el plan institucional con respecto al fútbol, en el club de Liniers mandó la coherencia, le guste o disguste al ex arquero paraguayo. Si la idea es promover juveniles y no romper la economía, ¿quién mejor que Fanesi para administrar los recursos humanos que él conoce a fondo por su exitoso trabajo en las Divisiones Inferiores?
Igualmente, la polémica que se viene ya está armada: para los empecinados cultores del gataflorismo futbolístico, lo del Tolo Gallego en Newell''s, lo de Mostaza Merlo en Estudiantes y lo de Fanesi en Vélez sólo será exitoso si alguno da la vuelta olímpica. Pero, además, el campeón será inevitablemente mediocre "porque Boca y River se borraron de la pelea". En fin, allá ellos. Amén.
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Eduardo Castiglione. [email protected]