Ante el escenario de desobediencia civil del agro, y dado lo difícil que aparece para el Gobierno encontrar una salida, ofrezco una. Es muy simple, políticamente viable y macroeconómicamente consistente:
1. Eliminar todas las retenciones y subsidios al sector agropecuario. Libre mercado.
2. Prohibir al sector privado realizar exportaciones de productos agropecuarios en forma directa.
3. Crear una oficina única del Estado que venda al exterior todos los productos agropecuarios de exportación.
4. Los ruralistas pueden venderle su producción al Estado, agente que fija precios y cantidades de exportación , “induciendo” el abastecimiento del mercado interno, rico en cantidad, y baratito.
5. La nueva “regla” debe ser clara y sostenida en el tiempo (2008-2011), con el objeto de fomentar un excelente clima de negocios que incentive la demanda de inversión en el campo, tanto nacional como extranjera.
6. ¿Los miles de pequeños productores agropecuarios? El Estado les pagaría más que Bunge & Born actualmente por su producción.
7. ¿La oligarquía terrateniente? Se quejaría un poco para la tribuna (diario La Nación), como siempre, pero nada grave. No se trata de expropiarles el negocio, ni mucho menos.
¿Tan fácil? Sí, este tipo de cambio, más la pampa húmeda, más los astronómicos precios de las commodities (fenómeno que, ex post China, se volvió estructural), permiten redistribuir el 80-90% de la renta extraordinaria de la tierra de la oligarquía, quien conservaría de todos modos una “excelente” relación riesgo-retorno para su negocio.
Si un incrédulo joven K cree haber leído un panfleto escrito por el Che Guevara, lamento comunicarle que no lo es:
1. En Chile, una de las economías más neoliberales de América Latina, el Estado se apropia del 100% de la renta total del cobre y lo exporta en forma directa ya que es considerado un recurso estratégico, tal como lo era el petróleo en la Argentina antes de que lo privatizara el peronismo en los 90, con un fuerte aval de Kirchner.
2. La política propuesta aquí arriba es algo más o menos parecido a lo que hubo una vez. Lo hizo un movimiento realmente transgresor y transformador, que tenía un proyecto desarrollista e incluyente de las masas desposeídas, en la década del 40. Los historiadores lo llaman “peronismo”. Las oficinas públicas eran dos: se llamaban Junta Nacional de Granos y IAPI.
3. El año pasado, la actual presidenta del Banco Nación elaboró un proyecto de ley parecido, aunque mucho más tibio y bastante carente de rigor técnico. El PJ tiene mayoría en ambas cámaras, pero el Ejecutivo lo cajoneó. ¿Por qué lo hiciste, Néstor? “Menem no lo hizo”, pero Perón sí. ¿Y vos?
Una propuesta para solucionar la crisis - Criticadigital.com