Yo no puedo evitar recordarlo de otra forma que no sea como el primer presidente democrático (si no erró, del mundo) bajo cuyo mandato se procesó y condenó por sus crímenes a los dictadores militares que lo antecedieron. Veo la ley de obediencia debida y el punto final como el límite hasta donde el poder que ostentaba lo dejo llegar. Creo que si hubiera estado a su alcance, hubiera seguido. Recuerdo que su oposición, que como señalaste controlaba el senado, quería una amnistía que luego fue indulto cuando alcanzaron el poder. Contra esa fuerza democrática (el PJ), contra esa fuerza bruta (los milicos que en sus liceos aún presentaban como héroes a Videla y cia ante los cadetes), contra los ejemplos de nuestros paises hermanos que convivían con sus ex-dictadores, y contra la historia misma, los generales terminaron en cana. Esa es mi visión de Alfonsin, y por eso rescato su trabajo en el área de DDHH, al que considero sin precedentes.
Lo otro, mal que mal, es política y es democracia. Y de eso conozco un toque. De a ratos asquea aún a aquellos con estómagos fuertes. Sin embargo no deja de ser la cara oscura del sistema que nos mantiene como sociedad democrática. Una cara inevitable, porque nadie cede su poder sin sufrir presiones o recibir algo a cambio, y las antagonías ideológicas que hay en la sociedad (como incluso se muestran a menudo en GX) impedirían la coexistencia, si nadie cede nunca, si nadie negocia. En un congreso, lo que hay para negociar son leyes y medidas, en sintesis, distribución del poder. Cuando a alguien no le gusta lo que se negoció, le llama a eso "tranza", el que cree que la negociación fue adecuada, lo llama "acuerdo". Finalmente, el hecho es exactamente el mismo, sólo cambia la connotación que se le da.