Si vas a comprar vino, no te equivoques a la hora de elegirlo: a partir de ahora también viene envasado en las típicas latas de gaseosas. Una empresa argentina, Iron Wine, acaba de lanzar al mercado este revolucionario packaging. Después del corcho de plástico y de la tapa a rosca, el reinado de la botella de vidrio también corre peligro.
La compañía Iron Wine apostó a diferenciarse de las demás bodegas envasando sus variedades Cabernet Malbec (tinto) y Chenin Blanc (blanco) en las mismas latas que usan todas las embotelladoras de gaseosas y cervezas de la Argentina y del resto del mundo. Las latas vienen en dos tamaños: la clásica de 345 mililitros y una más chica de 250 mililitros, equivalente a un tercio de una botella normal de vidrio.
La idea de envasarlo en latas de aluminio nació a partir de que muchos vinos son estacionados en tanques de acero inoxidable, por lo que no pareció descabellado comercializarlo en este tipo de packaging, ya que mantiene al vino perfectamente protegido del aire y de la luz.
También se pone de relieve el tamaño de cada lata, lo que permite que el vino sea consumido por una sola persona, sin tener que abrir una botella y dejarla sin terminar (algo que puede ser muy apreciado por una aerolínea). Pero el mayor desafío para Iron Wine será convencer al consumidor de que el vino puede dormir fuera de una botella.
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