Yo me presento para el puesto.
No tengo el juego, y, de hecho, no tengo idea del mismo.
Mis cualidades se centran en la capacidad de resultar una completa y total molestia, y poseo la habilidad de extender una simple frase que podría tener el mismo sentido con cinco palabras, hasta una terrible megalópolis de palabras, con el simple objeto de enfureser al lector con este vano palabrerío.