En la Argentina, el primer grupo de ucranios se instaló en Misiones. Este destino no fue caprichoso, sino planificado por el gobernador misionero Juan José Lanusse, en tiempos en que las zonas de frontera de Misiones habían sido compradas por algunas familias al gobierno de Corrientes. El gobernador tenía un juez de paz amigo y de confianza, el doctor Carlos Lenziza, con quien podía contar para que el recibimiento de los inmigrantes ucranianos se hiciera como el gobernador disponía.
La idea del gobernador era poblar con un pueblo fuerte y luchador como el ucranio la zona de frontera, para con ellos justificar el derecho a que Misiones fuera una gobernación independiente. En ese entonces, los campos misioneros eran asolados con frecuencia por bandoleros correntinos, brasileños, gauchos cimarrones, ladrones de ganado y malvivientes que se apropiaban de las tierras a la fuerza. Lanusse contaba con un comisario y sólo cien policías para contener la caótica situación. Solamente con familias capaces de trabajar y alambrar la tierra Misiones lograría cierto marco de seguridad y la autonomía territorial, además de enriquecerse como provincia.