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...es hoy, a ocho años, más permeable a la corrupción de la que renegaba entonces. También es más tolerante con un Poder Judicial al que en 2001 pedía auxilio y al que hoy mira complaciente dilatar, demorar, dejar nulas por inacción las investigaciones que involucran a funcionarios o allegados al Gobierno.
Incluso es más condescendiente y contemplativa con una inflación que castiga sus bolsillos, aunque sin esquilmarlos todavía como en las aciagas tardes de la crisis, y hasta es comprensiva con quienes mienten con desfachatez las cifras siempre temidas de la trepada de los precios.
Aquella sociedad rebelde, levantisca y marchosa de las asambleas populares y los soviets callejeros, de los mitines en los parques y las mareas multitudinarias que gritaban “Piquetes cacerolas la lucha es una sola”, percibe hoy con sosiego, sino con beneplático, el patoterismo sin embozos de dirigentes y funcionarios para quienes el disenso es sinónimo de guerra declarada....