Lo que comenzó como un ligero control a ciertos libros importados que desembarcaban en la Aduana, terminó convirtiéndose en un verdadero muro que hoy alcanza a prácticamente toda la industria editorial.

Así, y pese a que recientemente se conoció que fueron liberadas 135.000 Biblias que juntaban polvo en el puerto, las restricciones, lejos de aflojar, están a la orden del día: el Gobierno le ordenó a las principales empresas del sector -Santillana, Sudamericana, Planeta y Random House, entre otras- que supriman los trabajos de impresión que realicen fuera del país para volcar esa actividad en imprentas locales.

En principio, esta medida afecta principalmente a empresa gráficas uruguayas, que trabajan para las editoriales radicadas en la Argentina.

Desde el país vecino, fuentes del sector confirmaron a iProfesional.com que "hace algunas semanas llegó a todas las compañías un comunicado mediante el cual las trasnacionales del sector editorial, con operaciones en la Argentina, nos informaron que estaban imposibilitadas de continuar imprimiendo en Uruguay".

Este llamativo e inesperado pedido también fue ratificado por autoridades de la Cámara Uruguaya del Libro.

La exigencia a las editoriales para que realicen todo el trabajo de impresión en la Argentina no sólo afecta al país vecino, sino que también termina perjudicando a talleres radicados en Paraguay, México e, incluso, Asia, que desde hace años tienen contratos con sus clientes argentinos.

Colecciones de clásicos nacionales como Mafalda, o títulos de autores como el genial Jorge Luis Borges, dejaron de ser producidas en Uruguay al tener que realizarse íntegramente en el país.

Sin embargo, el mayor problema que enfrentan las editoriales que rescindieron sus acuerdos con firmas del exterior es que todavía no hallaron talleres locales capaces de absorber esa nueva demanda.

Otro caso donde se registran complicaciones es el de las guías de teléfono que reparten las operadoras a lo largo y a lo ancho de la geografía argentina.

Las mismas se venían fabricando en Uruguay pero, tras el pedido de no imprimir afuera, las compañías todavía no lograron cerrar convenios para llevar adelante la impresión que acaba de ser interrumpida del otro lado del Río de la Plata.

Algo similar ocurre con los manuales de instrucciones que acompañan a todo tipo de dispositivos y artefactos -tales como notebooks, televisores, lavarropas, heladeras, etc- dado que, al igual que en los casos anteriores, se producen también en suelo uruguayo.

Empresas, en alerta
El efecto de la medida no sólo amenaza con que se produzcan faltantes de títulos literarios o guías telefónicas, sino que además complica directamente la supervivencia de las compañías que imprimen en Uruguay.

En ese sentido, desde ZonaLibro, una de las principales impresoras del país vecino, indicaron a iProfesional.com que "la firma está funcionando al 50% de su nivel habitual".

"Normalmente, tenemos una capacidad de impresión de alrededor de 100.000 ejemplares por mes. En este momento estamos en la mitad de ese rango. La mayoría de las empresas están en una situación similar", precisó a iProfesional.com Sergio Suárez, director de ZonaLibro.

Esta baja en la producción derivó, además, en algo más grave: la suspensión de empleados, que comenzó a volverse una constante en la mayoría de las firmas impresoras de Uruguay desde el mes de noviembre.

"En nuestro caso, nos vimos obligados a reducir el personal en un 40%. Mientras no mejore la situación, estamos apelando al seguro de pago, es decir, al seguro de desempleo. La medida está siendo puesta en marcha en forma paulatina, pero si esto continúa así me temo que empezarán los despidos", reconoció Suárez.

El empresario señaló que un escenario similar muestra el resto de las empresas del segmento en Uruguay. "Todas se han visto tocadas de alguna forma, y empezaron también con las suspensiones de personal", se lamentó Suárez.
Fuente: Insólito: Borges y Mafalda quedaron "varados en la Aduana" y editoriales anulan pedidos al exterior