1ERA PARTE:

De chiquito le gustaba andar por ahí. Los bosques eran un lugar donde Gilford encontraba paz y armonía. Sobre todo cuando llevaba encima su Laúd. Su padre se lo había regalado para su cumpleaños junto con una melodía que le servía para calmar a los animales. Gilford amaba a Thenrik. Siempre lo había tratado de la mejor manera, le enseño mucho, en especial a luchar y a desempeñarse con las armas de la naturaleza. Una tarde de verano. Gilford, decidió caminar hasta las planicies del oeste. Allí encontró un árbol de roble inmenso. Saco su Laúd y practico unas nuevas letras que había aprendido de su padre. Comenzaba a atardecer entonces el Joven Bardo emprendió viaje hacia Ullathorpe.
Cuando entro por la puerta sur, le sorprendió no haber visto a Julag, un enano que talaba todos los días hasta largas horas de la madrugada. Pero cuando subió un poco mas por el camino principal de la ciudad, se dio cuenta de que algo malo había pasado. La cabaña de magias estaba destruida, la casa del armero y de Kim que vendía escudos y cascos, era una inmensa pila de escombros. Nadie estaba en la ciudad. Había espadas tiradas, escudos destrozados. Gilford corrió hasta su casa, y no encontró a nadie. De repente escucho un ruido, saco su daga inmediatamente, cuando giro, un joven gnomo estaba tras de el. El niño estaba muy sucio, traía encima unos harapos con los que cubría su debilitado cuerpo.
-Que paso aquí?- pregunto Gilford.
-Todo era normal como todos los días. Yo estaba jugando con mi espada de madera cuando hubo una gran explosión. Entonces me escondí atrás de esta casa- Explico el niño
-Pudiste ver algo?
- Si, una gran bestia con cuernos y varios guerreros que vestían armaduras rojas intimidaron a un hombre.
- Que mas te acuerdas?

-Dame el Laúd Mágico – Grito el poderoso Thek.
Se hiso un silencio en la casa. Los lacayos del Dios del mal miraban atentos y persuadidos, los más importantes jefes de tropas de la Legión Oscura temían a hablar.
-No hay nada más que decir. Rahma nañarak Oál.
Callo de inmediato. Soltó la daga. Su rodela giro como gira una moneda en una mesa. Su túnica Morghai se comenzó a desintegrar. Thenrik cayo de rodillas, y sus ojos se cerraron para nunca más despertar.

CONTINUARA