3ERA PARTE

Gilford armó su mochila, tomó algunos víveres su laúd y la daga templaria y partió hacia banderville. Llego cuando el sol empezaba a esconderse. Las farolas de la ciudad iluminaban las bellas calles de adoquines. Gilford pasó esa noche en la casa de su tío Ocal. Al despertar fue en busca de rey.

Hola hijo mío, veo que tienes intenciones de enlistarte en la armada- insinuó el rey
-Si mi señor, quiero pelear al lado de su ejercito para sembrar la paz en estas tierras- respondió el joven bardo
-Perfecto, aquí tienes, esta es la armadura del ejército real. Esta manufacturada por las mejores sastres y los mejores herreros de todo banderville. Cuídala y hónrala en todo momento.
-gracias mi rey. Respondió Gilford



El coraje, la fuerza y la ambición de Gilford crecían considerablemente, él sabia que la batalla final se podría librar en cualquier momento, por eso debía estar bien preparado y entrenado. El mismo día de su alistamiento partió hacia Isla Pirata, donde vivía un viejo amigo de su padre. Mork, era un cantinero borracho, se la pasaba tirado por el césped de la Isla, aunque pareciera mentira, era poseedor de una gran fortuna. Él era quien abastecía toda la bebida del archipiélago, y clandestinamente llevaba a cabo un sistema de apuestas con los retos que se disputaban allí.
Al llegar Gilford le comento lo que había pasado y Mork se lamento mucho por su perdida.

-Ahora, hay algo que no entiendo chico. ¿Para que has venido a visitarme? Pregunto Mork
-En verdad necesito tu ayuda, Thenrik me conto que llevas a cabo una red de apuestas clandestinas-
-¡Sh!!! Habla mas bajo, nos pueden escuchar.
-Lo siento. Mira, quería saber si conoces a algún soldado que me acompañe a un pantano que esta cerca de aquí. Tengo que mejorar mi destreza con la daga- Explico Guilford
-Por su puesto chico. Respondió Mork

Mork le presento a Gilford a un noble soldado. Iván. Éra un soldado del ejército real que tenía una casa en la Isla, y cuando tenía tiempo libre, su hobby era pescar. Iván era un experto con las dagas. Se camuflaba bien en la oscuridad y siempre llevaba casco, por que su cabellera blanca lo delataba. Rápidamente entablaron una buena relación, y acordaron salir al pantano al amanecer.
El sol empezaba a aparecer e Iván estaba acomodando las barcas, estaba todo dispuesto para partir cuando un anciano se acerco a Gilford. Era una persona muy mayor. Y muy debilitada, parecía enferma. Vestía una túnica drumond bastante gastada, un báculo engarzado distinto a los demás y un sombrero muy particular.

-Niño ven- le dijo al joven bardo.
-No tienes que decir nada, se todo. Lamento la muerte de tu padre. Vas por buen camino. Debes aprender a utilizar bien esa daga, te servirá en el combate, aunque los soldados caóticos son astutos y escurridizos. Necesitaras más que una daga para desempeñarte en la batalla. Esto te ayudara-
El anciano le entrego a Gilford un papiro atado con una cinta de ceda roja. El Bardo giro hacia la barca muy asombrado, y preocupado también, un montón de preguntas se le vinieron a la mente, y cuando volteo para interrogar al sabio anciano, éste ya no estaba más.

Gilford desenroscó el papiro y leyó las palabras con suma atención
-“Ashka vaush sheta, in shark valjha fresha”

Inmediatamente invadió su cuerpo una sensación de poder y de curiosidad por probar su nuevo hechizo. Partieron hacia el pantano e Iván estuvo todo el día enseñándole como usar la daga. Para cuando el sol comenzaba a desaparecer Gilford ye era un experto con la daga. Antes de regresar a la isla Iván le sugirió que probara su hechizo. En ese momento estaban los dos en busca de un cactilo, cuando escucharon el ruido de dos barcas. Se acercaron a la orilla y antes de llegar pudieron ver a dos soldados caóticos arribando al pantano.
Rápidamente se prepararon para la batalla.

-Reduzcamos al mago primero- sugirió Iván.

Se quedaron los 2 ocultos en el árbol y cuando la maga se acerco, Iván grito An Prop Suo, esta se detuvo y el noble asesino salto y con su puñal rojizo la mato de un solo golpe. El otro soldado comenzó a correr, pero nuevamente Iván lo inmovilizo y lanzó su golpe, pero esta vez la daga no logro apuñalar. El caótico se removió y cuando parecía que se escapaba Gilford grito Rahma Nañarak O´al y una tremenda explosión de fuego cayó sobre el legionario que se desplumo en el suelo.

Me inspire jaja