Era tan solo un joven aprendiz de la escuela de magia de Ullathorpe, mi pueblo natal, el más amado de este hermoso continente, donde el vino era más dulce por solo tocar la brisa de la naturaleza, las chuletas de nuestro cocinero eran las más sabrosas y chorreantes que alguna vez un hombre podría haber probado, y sin olvidar a las más bellas mujeres que uno podría haber conocido o haberse enamorado… y así fue. Una noche en la taberna con mis amigos cazadores del bosque, conocí a la más bella. Recuerdo ese sentimiento que ahogaba mi corazón, y esas interrogaciones dentro de mi cabeza: “¿Aceptará bailar con un mago que acaba de comenzar en sus estudios?”; “¿Qué dirá de mí cuando me vea vistiendo esta gastada vestimenta de monje?”, entre tantas otras preguntas que desaparecieron junto al sentimiento de ahogo cuando luego de preguntarle si podría bailar conmigo, prosiguió un “Me encantaría”. Esa fue una de las mejores épocas en mi vida.
Años más tarde en Ullathorpe mi maestro de magia Bernard me dijo:
Bernard-Querido aprendiz quisiera seguir enseñándote pero te he enseñado todo lo que sé,
Eres mi mejor estudiante y un gran orgullo para mí y tu familia.
Por lo tanto te obsequio este Bastón Nudoso con él podrás invocar una ira llamada apocalipsis que solo unos pocos han podido aprender. Yo no puedo enseñarte ese hechizo y es por eso que quiero que
vayas a Banderbille y busques a mi antiguo Maestro Darn, Él te aceptará y te enseñará magia a un nivel más avanzado,con su ayuda y el paso del tiempo te convertirás en un gran mago y estarás lleno de aventuras.
NiGGER-Gracias maestro, lo acepto y espero cumplir con sus expectativas, partiré en unas horas.
Pasadas unas horas estaba en la salida del norte de Ullathorpe.
Me despedí de mis seres amados y junto a mi bastón nudoso, Una túnica de monje ,unas cuantas pociones, víveres y una gran fuerza en mi interior comencé la travesía.
Pasadas muchas horas ya en el ocaso el camino era de lo más tranquilo,recordé lo que los viajeros decían de este camino. Contaban que habitaban ciertas criaturas que ni las hachas de los guerreros Enanos, ni los proyectiles de los arqueros Elfos pudieron contra el poder de esta criatura, y que incluso murieron luchando.
Ya más tarde, a medianoche, preparé una fogata con ramas del bosque y saqué una chuleta que empuñé con mi daga para cocinar sobre ella. Hacía mucho que no sentía la inseguridad de la cual Ullathorpe me protegía. El viento se volvió fuerte. las hojas de los árboles chocaban entre sí levantando mi inquietud en esa oscura noche. Mis manos temblaban. Yo estaba sentado, no podía moverme por el miedo, y luego de unos segundos, la brisa calmó, y el tenebroso sonido de las hojas cesó. Pero inmediatamente, sentí que algo había cambiado, que no estaba solo, me dolía el frío de la noche y de mis miedos corriendo por mis venas, y como un relámpago en mi mente, recordé lo que uno de esos viajeros me contó un día respecto a esta mística criatura: EL SIGILO ERA SU FORTALEZA, así que rápidamente di un salto hacia el costado, observé hacia donde me encontraba, y ahí estaba: un humanoide con cabellos rubios, de tez negra al igual que su armadura, y en su mano, clavada en la tierra –por el golpe que milagrosamente esquivé-, una daga cuyo filo me deslumbraba por su reflejo con la luna.
No tuve otra opción, debía enfrentarme a él, y rápidamente desenterró su daga del suelo, gritando y corriendo hacia mí por una segunda oportunidad, e hice una maniobra evasiva que lo dejó de espaldas contra mí, y como un destello grité con todas mis fuerzas el mejor conjuro que había aprendido: EN VAX ON TAR.
En un instante pensé que había vencido, que lo había derrotado, que mi magia pudo acabar con aquel monstruo que acechaba al camino del norte… pero fui un ingenuo. La gran llama de fuego que lancé sobre la criatura no hizo más que causar una maléfica y espeluznante risa que entumeció mis entrañas. No sabía que más hacer, no podía recuperarme aún de la tormenta de fuego que lancé sobre él, y aquí venía de nuevo, esta vez con una sonrisa de seguridad y confianza en sí mismo, dió un salto horizontal hacia mí, y en el intento de evadirlo, me apuñaló en el torso, y caí recostado sobre el suelo.
Agonizando de dolor, viendo llegar a mi fin, el asesino desenterró la daga que estaba dentro de mí, salpicando los costados del camino con mi sangre.
Empuñó firmemente su daga, la alzó lentamente con su brazo, preparado ya para dar su golpe de gracia y mi patético final, y allí fue cuando recosté mi cabeza hacia el lado, aceptando mi muerte y mi derrota, cuando distinguí un hombre que no pude ver con claridad que se acercaba a toda velocidad, y al instante que estuvo a media distancia del asesino, gritó unas palabras que nunca había oído antes con una voz firme y gruesa: ¡¡Rahma Nañarak O’Al!!
El monstruo voló por los aires, gritando de agonía, el trabajo del hombre no estaba terminado e intentó perseguirlo, pero este desapareció en las sombras del bosque…
Pocos segundos más tarde, con mi vista entrecerrada, escuché la misma voz enunciar otras palabras: EN CORP SANCTIS, y lentamente, convaleciente, tuve la fuerza para hablarle:
xxx-Te encuentras bien?
NiGGER-Sí estoy mejor.
XXX-Qué haces por este camino tú sólo?
NiGGER-Soy un aprendiz de Mago.
xxx-Y Dime que hace un aprendiz de mago merodeando por este sitio?
NiGGER-Debo encontrarme con un maestro de las Magias en banderbille.
XXX-Dime, como se llama tu futuro maestro?
NiGGER-Darn,El gran mago Darn¿Lo conoce?
XXX-Sí, alguna vez fui su aprendiz, su alumno, Su...discípulo.
NiGGER-Gran guerrero podría decirme su nombre?
xxx-Sí mi nombre es: Thek,Lord Thek. es un gusto NiGGER.
Continuará...