a los 18 años me fui de mochilera con una amiga al sur con 250 pesos.
Hicimos mucho dedo.
Nos habíamos hecho la promesa antes de salir de no hacer dedo en la provincia de buenos aires (porque solo en buenos aires es peligroso (?) qué se yo, teniamos 18 años ALGUN límite teníamos que poner ya que acababa de suceder el
http://tn.com.ar/policiales/a-16-anos-del-triple-crimen-de-cipolletti-la-justicia-no-dio-respuestas_421223 (mas ???)).
Pasaron las semanas y hacer dedo era demasiado truquero, así que llegamos al final del viaje y emprendimos la vuelta. Nos bajamos del tren y llegamos a creo que Quequén o Necochea.
Queríamos ir volviendo por Mar del Plata que teníamos gente para parasitar (en aquel momento era gente copada que nos albergaba obviamente). Así que agarramos el mapa y dijimos:
"bien, si nos quedamos en esta rotonda (las afueras de quequen) paramos a los que vayan para mar del plata por la 88 DI-REC-TO"
Genial.
Para un camión con acoplado.
Todo bien, ya habíamos viajado con camioneros, hasta nos llegaron a dar plata para un sanguche.
Se baja el conductor, un gordo barbudo, sonrisa gentil. Y se baja el acompañante, otro gordo sonrisa gentil mas canoso y sin barba.
Alguna alarma sonó... pero snooze.
"para donde van?" Explicamos.
"ah, pero nosotros las llevamos hasta la interseccion con la 55 y ahi van directo también"
Nos miramos, todavía eran las cuatro de la tarde... "bueno, vamos"
Se sube el conductor, me suben primero a mi, despues a mi amiga y despues el acompañante. Ahí las dos (AHI, RECIEN AHI) nos dimos cuenta que estabamos regaladas.
Viajamos, dando chrala, macanudas sin dar onda de más, sudor frío.
Llegamos a la intersección y nos bajan sin mayores traumas, y pensamos "somos unas campeonas del universo, al final la gente es buena".
Ya en la 55 empezamos a caminar y notamos que no pasaba nadie. Nada de nadie. La tarde caía y empezamos a desesperar porque al caer la tarde lo único que pasaban eran camioneros con estas caras:
y si no eran camioncitos con la peonada finalizando la jornada.
Deseperamos, nos cayeron algunas lagrimitas que hicieron barro en nuestros sucios rostros de hippies hasta que llegó:
Daniel... justo antes de que cayera la noche, nos levantó, nos llevó a Balcarce, donde él iba. Nos compró unas cervezas, unos sanguchitos y nos dijo "chicas, mi nene está con la madre en mardel de vacaciones... las llevo así de paso lo veo"
Y asi llegamos.
Si, AHÍ no nos pasó nada. Pero lo vivimos como la estupidez más grande que nuestras mentes idiotas pudieron pergeniar.
¿vos?