No hay oro suficiente

Saludos valiente aventurero, bah o mejor debería decir idiota? O codicioso? O idiota codicioso??... En fin da igual, si estás leyendo esto es porque tu cordura está tan errada como la de nuestro querido Gobernante.

La codicia es un mal que se apodera de la razón y la ciega completamente hasta que ya es muy tarde, eso al menos en el mejor de los casos. Pese a estar completamente en contra de esta estúpida idea… ummm pensándolo bien ni siquiera estúpida sino más bien terrible, pésima y mala, muy mala idea, me ofrecí voluntariamente a llevar a cabo la descabellada tarea de encontrar al guerrero ideal para cumplir con esta misión.

Durante siglos nuestro pueblo vivió de la minería, de hecho seguimos haciéndolo hasta la actualidad y no nos podemos quejar, pues nos va bastante bien. El problema es que Aggronor, gobernante del pueblo, no tuvo mejor ocurrencia que ir a explorar las minas prohibidas. Sí, esas mismas que nuestros ancestros nunca explotaron, de las cuales nunca extrajeron mineral alguno, bueno por algo se llaman minas prohibidas, no? Es decir P R O H I B I D A S, quizás Aggronor no entiende el significado de esa palabra. Con bastante facilidad convenció a casi todos de ir a trabajar en dichas minas, estúpido enano burócrata…

Pese a que tomamos todas las precauciones posibles el primer día de trabajo en esas minas fue un completo desastre. Muchos de mis amigos jamás regresaron, ellos no eran guerreros pero se que podían cuidarse solos. Al finalizar abruptamente la jornada por estos incidentes supe muy bien que ahí había algo mucho más peligroso de lo que podíamos imaginar.

Aguardé a que todos se retiraran a sus hogares y me dispuse a investigar un poco más el asunto, no podía permitir que ellos hayan muerto en vano y mucho menos permitiría que otros más sigan el mismo destino por la avaricia de unos pocos.
Con cuidado y lentamente seguí el mismo camino que el de mis compañeros, no parecía haber nada anormal hasta que la planta de uno de mis pies comenzó a quemarse, me senté sobre una roca y con cautela me quité la bota izquierda, la suela se había deshecho casi por completo y había restos de una especie de sustancia viscosa… mire con atención a mi alrededor y en las paredes de la cueva había más de esa sustancia, así que me dispuse a seguir los rastros de la misma. No llegué muy lejós para encontrarme con las herramientas de mis compañeros, también había rastros de sangre y una espesa telaraña. No me atreví a continuar y me retiré de la cueva para comunicar la noticia en el pueblo.

Llegué cuando ya el sol caía y lamentablemente luego de varias horas de discutir con Aggronor y el resto de los capataces decidieron que lo mejor era enfrentar a lo que sea que hubiera dentro de la mina. Por suerte logré convencerlos de ofrecer una generosa recompensa y que alguien más calificado para dicha tarea se haga cargo.

Es por eso que la gran recompensa será tuya aventurero, tan solo tienes que traernos una prueba de que la criatura ha sido asesinada! Suena fácil, no?