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Tema: a ver que opinan

  1. #31

    Re: a ver que opinan

    ah gracias hache. Igual, puede ser q me cueste demasiado el tema, es obvio q no es lo mío... pero, haciéndolo corto trato de repetir ésto q me explicás (y lo citado que ya tenía leído) para mostrar cómo lo entendí; y déspues para agregar lo q todavía no me cierra. Viajamos más rápido, nuestro marco de referencia(la nave) logra ralentizar el efecto del tiempo con respecto al exterior... El primer postulado habla de q la velocidad de la luz es = para el q viaja y para el q no. Bien. El 2do postulado dice q, estando dentrto ded la nave, siempre vamos a apreciar los mismos efectos viajando a 200.000 por hora q estando parados. (el ejemplo es el de que el universo; la tierra se encuentran en continuo movimiento y sin embargo nuestrro marco de referencia -esta silla deesde la q leemos- conserva las mismas características físicas a pesar d q las velocidades varían).Por éso dice que, d ver el efecto de la luz entre dos espejos ubicados sobre y debajo ded la nave nos daría la impresión de cómo ése rayo, (al tener q seguir el espejo q se le escapa), tiene q recorrer más distancia; pero, quién está dentro, vería sólo un efecto perpendicular. De acuerdo. Después explica más cosas, sobre la sensación ded q la nave ocuparía menos espacio y demás, pero no es éso lo q me da problemas. es el 2do posulado q dice: Si una nave viajara a una velocidad superior a la de la luz, y su ocupante lanzara un rayo hacia un espejo situado en la parte delantera, dicho rayo nunca alcanzaría el espejo, porque la velocidad de la luz es constante, y entonces se violaría el segundo postulado de Einstein, dado que el astronauta demostraría que se halla en movimiento al no recibir el rayo de vuelta rebotado del espejo. (sí éso mismo q citaste). Pero, ¿no es éso justamente lo que provocaría q: a ésa velocidad el tiempo no transcurra para nosotros, la nave no ocupe espacio (en la pág explica el tema de los espacios) y, claro, la luz no viaje: alcanzándola constantemente, por lo q nos quedaríamos ciegos -entre tantas cosas posibles- al percibir los objetos sólo cuando la luz los refleja?. En fin, la explicación es: no se puede porq se rompe el postulado. en realidad "no se puede" porq NO SE SABE q pasa, -así me suena-. "no se puede" explicar....Igual, EN SERIO q para mí no veo algo obvio y q debe estar ahí, capaz no en ésta pag, o puede ser q sea unna explicación matemática rebuscada: yo q se...no me cierra por qué no =/

  2. #32

    Re: a ver que opinan

    Cita Iniciado por AttilA
    tengo la siguiente teoria....

    teniendo en cuenta q el universo es infinito... y
    teniendo en cuenta que las posibilidades de q un mundo paralelo en el que todo sea igual q en la tierra pero todas las personas son de "color violera" (pongo eso por inventar algo) son de digamos 1/5345y309487509348753947 millones de años luz (pongo eso por poner algo)

    pero como el universo es infinito, esa distancia existe, por ende ese mundo existe, y esta entre la tierra y 5345y309487509348753947 años luz de aca...

    tiene sentido?
    jojojo , puede ser ...

  3. #33
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    Re: a ver que opinan

    Cita Iniciado por cha_cha_cha
    se puso lindo . Habia muchas cosas q al enterarme como muchos de ustedes, (sólo por las noticias o al buscar de hobby), ni sabía. Igual hay algo q no me cierra. Primero Tenshi hablaba sobre la relatividad, después pepito ( me mata tu nick sabelo ), sobre los agujeros de gusano. En éstos casos: sí, nos "adelantaríamos en el tiempo al aventajarlo", pero, todavía recorreríamos la misma línea temporal sólo que mas rápido. Cuando hablaba de la "teoría de las velocidades" me refería a una (-muy loca admito-) q decía que, si traspasábamos la velocidad de la luz una de las tantas cosas q posiblemente sucediese era q: al abandonar la relación espacio-tiempo podríamos retroceder sobre lo dispuesto hasta el momento...mejor busco en google algo parecido así no suena a verso o a q me dura la resaca...., http://www.nodo50.org/arevolucionari...latividad4.htm
    bueno, cuando me leí éste link se me aclararon muchas cosas. Muy buena pág., si les gusta el tema leanla: justo trata sobre ésto
    Muy interesante, grax por el link

    http://xtr8forward.justanotherway.com ....
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    No te gusta? xupa xup xup

  4. #34

    Re: a ver que opinan

    Les paso un artículo muy interesante que leí hace bastante que trata justamente sobre el tiempo:

    Saludos



    La física del tiempo

    Es en la física donde el concepto de tiempo ha alcanzado su mayor nivel de abstracción, precisión y rigor, aunque esto ha sido también cuestionado (ver ‘El tiempo y la física’, Ciencia Hoy, 19:20, 1992). De la física surgen algunas características sorprendentes del tiempo. Esta ciencia, cumpliendo su misión humanística, brinda conocimiento fundado sobre la naturaleza en la que está inserta la humanidad. En este caso, el conocimiento del tiempo a través de la física trae muchos interrogantes y dificultades no resueltas y puede llevarnos a fascinantes y fantásticas especulaciones que pueden superar a la más osada ciencia-ficción.

    Es útil, cuando queremos entender algo difícil, acudir a metáforas para asimilarlo con otras cosas que sí entendemos. Sin embargo, a pesar de que el uso de las metáforas es un valioso instrumento didáctico, ellas no nos revelan la naturaleza íntima de las cosas. En el mejor de los casos, sirven para familiarizarnos y acostumbrarnos a sobrevivir con la dificultad. En el peor de los casos, caemos en el error de identificar, sin matices, los conceptos claros de las metáforas con los conceptos oscuros que queremos aclarar. Este error es muy común cuando pensamos en el concepto de tiempo. Es casi inevitable apelar al movimiento constante e irreversible del agua en un río sereno como metáfora para el tiempo. ‘El tiempo fluye’, ‘¡Qué rápido pasa el tiempo!’, ‘El tiempo no vuelve’. Ahora bien, ¿desde dónde y hacia dónde fluye el tiempo? ¿A qué velocidad pasa el tiempo?; ¿a 60 minutos por hora? ¿Desde dónde no vuelve? Esta metáfora no sirve porque contiene la falacia lógica de la circularidad: no podemos explicar al tiempo porque el movimiento del agua en el río es el cambio de posición respecto del tiempo, ¡qué es lo que queremos explicar! De hecho, es extremadamente difícil pensar en el tiempo sin caer en este error de lógica. Otra metáfora confusa es asociarle al tiempo una existencia objetiva similar a la que le asignamos a los objetos materiales. Podemos ‘perder’ tiempo o ‘ganarlo’. ‘El tiempo es oro’. Pero, ¿dónde está guardado el tiempo que no se pierde? ¿Cuántos quilates pesa un segundo?

    En contraste con la complejidad y abstracción del tiempo tenemos objetos, sistemas físicos, extremadamente sencillos y bellos (los antiguos, no los actuales de cuarzo) que se usan para medir el tiempo. Los relojes son sistemas físicos que pueden estar en diferentes estados visitados periódicamente, por ejemplo cada vez que el péndulo vuelve a su posición inicial, y de esta forma determinan una unidad de medida de tiempo. La complejidad del tiempo y la simpleza del reloj nos sugieren definir el tiempo en forma operativa como ‘aquella cosa que se mide con una cosa que se llama reloj’. Esta opción, adoptada por muchos pensadores, nos permite zafar de la trampa del tiempo pero no es totalmente satisfactoria porque no resuelve nuestra inquietud sobre él, y además cae fácilmente en la falacia de circularidad. Desafío al lector a definir o explicar lo que es un ‘reloj’ sin usar para nada el concepto de tiempo que se pretende definir. (En la descripción dada arriba de lo que es un reloj, se usó el concepto de periodicidad que no es otra cosa que la repetición, en el tiempo, de un estado del sistema.)
    El tratamiento filosófico del problema del tiempo, los argumentos para asignarle existencia objetiva o subjetiva, la gran cantidad de opiniones y matices relacionados con él, son extremadamente abstractos, difíciles y ampliamente exceden las metas que se quieren alcanzar en este artículo y la competencia responsable del autor. Sin embargo, es imposible tratar al tiempo sin hacer un breve comentario sobre el tema. Cuando decimos ‘el tiempo existe’, el atributo de existencia se nos presenta diferente de cuando decimos ‘la luna existe’. ‘La luna existe’ dice exactamente eso y nada más ni nada menos (ignoraremos en este artículo las consideraciones filosóficas sobre si dicha frase tiene sentido o no) mientras que la frase ‘el tiempo existe’ significa que existe una propiedad en numerosos sistemas físicos, biológicos, sociales, etc. que hace que estos sistemas no sean permanentemente idénticos a sí mismos y cuyos cambios pueden ser ordenados desde nuestra perspectiva según un criterio que llamamos ‘tiempo’. El tiempo existe porque existen cosas que cambian. El tiempo no es algo físico, como la luna, que por sí mismo tenga el atributo de existencia. Si no existiera ninguna cosa, o si las cosas fuesen permanentemente idénticas a sí mismas, entonces no existiría tiempo. Esta concepción del tiempo como criterio de ordenamiento o como forma de percepción (Anschauung, en Kant) le da a su existencia una componente subjetiva que ha sido reconocida por filósofos (Aristóteles, San Agustín, Kant), y que en algunos casos ha motivado la afirmación de que el tiempo es irreal (Spinoza) y de que el universo puede ser considerado como un bloque atemporal. Ideas sobre el espacio y el tiempo opuestas a estas también han sido adoptadas. En particular, para Newton, el espacio y el tiempo existen objetiva e independientemente de las cosas que pueden ocuparlos o contener. Sin embargo, esta idea del espacio-tiempo objetivo y absoluto ha sido abandonada con el advenimiento de la teoría de la relatividad de Einstein que asigna a cada observador un espacio-tiempo propio, aunque en rigor, este abandono no es una necesidad lógica ya que se puede concebir un espacio-tiempo objetivo del cual cada observador tiene una perspectiva propia.

    Cualquier cosa que sea, nuestro concepto de tiempo está fuertemente influenciado por nuestra percepción sensorial que inevitablemente lo va a matizar con elementos subjetivos o antropomórficos. Dada la enorme complejidad del problema, debemos intentar diferenciar aquellas características que podemos considerar como objetivas, de otras que provienen o están condicionadas por nuestra subjetividad. Con el advenimiento de la relatividad especial y general y de la mecánica cuántica en el siglo XX, la física nos ha enseñado que no siempre los conceptos clásicos e intuitivos provistos por nuestros sentidos son los adecuados para una descripción precisa y rigurosa de la realidad. Hemos aprendido a dudar de nuestra intuición cuando la pretendemos aplicar al comportamiento de sistemas físicos lejanos de nuestros sentidos como son los átomos y las partículas que los componen y el universo en su totalidad cosmológica. Debemos estar preparados para aceptar que nuestro concepto de tiempo, que parece vaciarse de contenido ante la acción de la navaja de Occam, puede no ser el adecuado para la evolución de la naturaleza y no descartar de plano algunas concepciones del tiempo solamente porque parezcan anti-intuitivas o aun ‘descabelladas’. No olvidemos la lección de la historia de la ciencia. Que la Tierra no sea plana, que gire alrededor del Sol, que la medida del espacio y del tiempo se contraiga y se dilate, que las partículas se difracten como ondas y las ondas choquen como partículas, fueron inicialmente ideas anti-intuitivas y descabelladas pero que resultaron ser profundas verdades.

    De acuerdo con nuestra percepción, diferenciamos claramente al tiempo del espacio. Consideramos que todos los puntos del espacio, los lugares, tienen idéntica condición de existencia. El ‘aquí’ y el ‘allá’ son igualmente existentes. Podemos movernos en el espacio eligiendo nuestro ‘aquí’ sin restricción esencial. Entendemos sin dificultad que el ‘aquí’ es subjetivo, es nuestro, pero eso no lo hace diferente del ‘aquí’ de otra persona que para nosotros es ‘allá’. El tiempo es diferente. A nuestros sentidos los diferentes puntos del tiempo, los instantes, aparecen con diferente cualidad de existencia. El ‘ahora’ existe con un peso mayor que el tiempo pasado, que ya dejó de existir, y que los instantes que vendrán en el futuro, que aún no existen. Para San Agustín, solo el presente existe. El pasado es el recuerdo presente de las cosas que fueron y el futuro es la expectativa presente de lo que será. Aparentemente no podemos movernos libremente en el tiempo. Nuestro ‘ahora’ nos es impuesto simultáneamente a todas las personas. Es el mismo para todos y no podemos adelantarnos al futuro ni volver al pasado. Aparentemente el concepto de espacio no presenta grandes dificultades pero el tiempo se nos presenta como mucho más abstracto. Creemos entender al espacio bastante bien pero no al tiempo. La relatividad especial de Einstein nos obliga a modificar esta idea. De acuerdo con esta teoría, que tiene un formidable soporte empírico, el tiempo y el espacio pierden muchas de sus diferencias para unificarse en un espacio-tiempo de cuatro dimensiones. Sigue siendo posible diferenciar el espacio y el tiempo de cada observador o persona pero esa diferenciación no es absoluta para todos los observadores en movimiento. Esta teoría demuestra que la simultaneidad es un concepto relativo. Aclaremos: una persona puede concebir o pensar en todo el universo en un mismo instante. Por ejemplo, ahora, en este instante, se abre una flor, explota una estrella en alguna galaxia lejana, el núcleo de un átomo en el sol se fisiona en dos partes, estalla un beso, comienza la primera sinfonía de Brahms, colapsa un agujero negro... y una enormidad de eventos que suceden simultáneamente para un observador. Llamemos a estos eventos el ‘conjunto de simultaneidad’ del observador en este instante. La teoría de la relatividad afirma con certeza que dos observadores en estado de movimiento relativo no pueden compartir el mismo conjunto de simultaneidad. Dos eventos simultáneos para un observador no lo serán para el otro. Un evento aparecerá antes y el otro después. Además, ese ordenamiento ‘antes-después’ ¡puede aparecer invertido para un tercer observador! Esto tiene una consecuencia importante para lo que significa el tiempo presente. Podemos definir al tiempo presente como el instante correspondiente a mi conjunto de simultaneidad. Entonces, mi tiempo presente no es el mismo que el tiempo presente de otra persona que se esté moviendo. ¡El tiempo presente es subjetivo! No tenemos dificultad en comprender que el ‘aquí’ es subjetivo y según la relatividad debemos aceptar, aunque nos cueste, que el ‘ahora’ también es subjetivo. Para tranquilizar al lector sorprendido por no haber notado antes que el ‘ahora’ es tan subjetivo como el ‘aquí’, se debe aclarar que las diferencias temporales que hacen perder la simultaneidad absoluta, son reales pero muy pequeñas y escapan a la grosera precisión de nuestra percepción sensorial (un nanosegundo para un pasajero en un vuelo Buenos Aires-Madrid).

    Ya mencionamos que la existencia del tiempo está íntimamente ligada a la existencia de sistemas que cambian y que pueden ser ordenados según el parámetro tiempo. En un universo en perfecto equilibrio no habría ninguna evolución, ningún cambio, y no habría tiempo en ese universo. Es posible entonces pensar que el tiempo no es una categoría inherente a la materia. (Se puede dudar si dicho universo en equilibrio perfecto es físicamente posible ya que las fluctuaciones cuánticas podrían sacarlo de equilibrio. Sin embargo, esta duda no invalida la asociación del tiempo a la existencia de cambios y no a algo inherente a la materia.) Ese universo atemporal sería muy aburrido y, por supuesto, no tendría la materia organizada que llamamos ‘vida’, ya que esta solo puede existir si está en desequilibrio con su entorno, y por lo tanto no existirían físicos ni filósofos que traten de entenderlo. Para intentar entender el tiempo es entonces conveniente analizar los sistemas cambiantes. Entre estos, hay muchos que cambian en forma irregular, caótica o de manera compleja que no nos permiten reconocer fácilmente alguna estructura; la forma de las nubes, la superficie del agua en un caudal turbulento, etc. Otros, que estudiaremos a continuación, tienen comportamiento ordenado que genera, o requiere, o sugiere, o implica, tiempo.

    Algunos sistemas cambiantes están caracterizados por ser recurrentes y adoptar todos sus posibles estados en forma repetitiva con igual propensidad. A estos sistemas periódicos, oscilantes, los podemos llamar ‘reloj’ porque pueden ser utilizados para asignarle al tiempo una medida, simplemente contando el número de veces que un determinado estado se repite (para Aristóteles, el tiempo es una categoría que admite numeración). El movimiento de la Tierra alrededor del Sol, o de la Luna alrededor de la Tierra, los péndulos, el balancín de un Rolex, las vibraciones de ciertas moléculas o las de un pequeño cristal de cuarzo, son relojes. No es una trivialidad constatar que todos los relojes son equivalentes a pesar de sus diferencias. En cierta forma es asombroso que tan dispares sistemas estén todos caracterizados por mantener constante su frecuencia de repetición de forma tal que el período de uno de ellos pueda ser expresado en relación con el de cualquiera de los otros. Esto sugiere una conspiración o bien una regularidad subyacente en la evolución temporal de la naturaleza. Si estos sistemas repetitivos no tuviesen esa característica de ser conmensurables, el tiempo no sería un parámetro de ordenamiento útil porque su medida no sería independiente del reloj usado para medirlo.

    Otros sistemas interesantes con relación al tiempo son aquellos que no son nunca recurrentes. Sus estados nunca se repiten. Evolucionan, cambian, de forma irreversible cuando están librados a sí mismos. En nuestra experiencia encontramos numerosos sistemas de este tipo. Al caer, la copa de cristal se rompe y el vino se derrama. Nunca sucede el proceso inverso en que el vino y los trozos de cristal se juntan, suben y se detiene, inmóvil, la copa de vino sobre la mesa. Pasamos de la niñez a la vejez y no a la inversa. Nuestra cerveza helada se calienta y el café caliente se nos enfría. Recordamos el pasado y no el futuro. Todos estos sistemas, diferentes y numerosos, tienen en común que parecen indicar una dirección privilegiada del tiempo. Estos numerosos sistemas, a pesar de sus diferencias, pueden ser clasificados en grupos que corresponden a una misma idea de tiempo. Corresponden a las seis diferentes flechas del tiempo que analizaremos a continuación. En forma similar al problema de la conmensurabilidad de los relojes se nos presentará aquí el problema de si esas seis flechas del tiempo indican seis tiempos distintos, inconmensurables, o si son todas ellas diferentes manifestaciones de un mismo tiempo.

    La flecha del devenir
    Esta es la más abstracta pero paradójicamente la más evidente. Todos tenemos conciencia de que el tiempo pasa aunque, como ya lo mencionamos, nos resulta extremadamente difícil precisar o describir con algo de rigor esta convicción. Tenemos conciencia de que en nuestra existencia cambiamos hacia algo y de que estamos en permanente modificación hacia algo. Nuestro devenir. Tenemos pasado inmutable y preparamos, o creemos hacerlo, nuestro futuro. Recordamos el pasado y no el futuro. Por su esencia misma, esta flecha de tiempo es subjetiva porque está ligada inevitablemente a nuestra conciencia pero se nos presenta con una intensidad tal que puede resultar difícil aceptar que no sea objetiva, esto es, que no exista como algo externo a nuestra conciencia. De acuerdo con el contexto filosófico que se adopte, idealismo o materialismo, se puede, o no, intentar reducir esta flecha de tiempo a otra flecha inherente a la materia de la que estamos hechos que analizaremos a continuación.

    La flecha termodinámica
    Para entender esta flecha es necesario entender antes qué son los microestados y los macroestados de un sistema. Supongamos un sistema sencillo compuesto por cuatro bolas designadas A, B, C, D en una caja que imaginamos compuesta por sus dos mitades: derecha e izquierda. Representamos el estado en que la bola A y C están a la izquierda y la B y D están a la derecha con (AC|BD). Este es un microestado del sistema. O sea, en un microestado se especifica qué bola está en qué lugar. En un macroestado, por el contrario, no interesa saber dónde está cada bola. En un macroestado se especifica el número de bolas que hay en cada lugar y lo caracterizamos, por ejemplo, con (1|3) si tenemos una bola a la izquierda y tres a la derecha. Para el macroestado (4|0) hay solamente un microestado (ABCD|) pero el macroestado (3|1) tiene cuatro microestados: (ABC|D), (ABD|C), (ACD|B), (BCD|A). Una cantidad interesante es el número de microestados compatibles con cierto macroestado. Este número, designado con el símbolo S, corresponde (¡no es igual!) a la entropía del macroestado. Es fácil calcular S para todos los macroestados del sistema.

    Supongamos que las bolas sean independientes en el sentido de que su posición no depende de la posición de las otras. Es entonces razonable pensar que todos los microestados son igualmente probables. Si permitimos ahora que las bolas estén en continuo movimiento, chocando y cambiando de lugar permanentemente, es sensato esperar que los macroestados que tienen el mayor número de microestados, o sea los de mayor entropía, serán los más probables. Si en un instante forzamos al sistema en un estado de baja entropía y ‘ordenado’ tal como (4|0), el sistema espontáneamente cambiará hacia estados más desordenados y de mayor entropía tal como (2|2). En este ejemplo, el estado desordenado (2|2) es seis veces más probable que el ordenado (4|0). Estos números aumentan significativamente cuando aumenta el número de partículas. Así el estado (5|5) es 256 veces más probable que el (10|0) y el estado (10|10) es cerca de doscientas mil veces más probable que el (20|0). En el caso real de una habitación con 1030 moléculas, el macroestado desordenado con las moléculas uniformemente distribuidas es infinitamente más probable que el macroestado ordenado con todas las moléculas en una mitad de la habitación.
    Esta es la esencia de la flecha termodinámica del tiempo: el tiempo es la tendencia que tienen los sistemas en estados ordenados, de baja entropía, a cambiar hacia estados desordenados y con alta entropía. En los sistemas reales también se puede calcular la entropía correspondiente a cada estado y también se puede asociar esta a cierto criterio de ‘orden’ en el sistema. La evolución del sistema se hace de acuerdo con la segunda ley de la termodinámica que dice, en esencia, que la entropía nunca decrece. El tiempo y la entropía crecen conjuntamente. Casi la totalidad de los sistemas cambiantes con que tenemos contacto lo hacen según esta flecha termodinámica de tiempo y, por lo tanto, esta es la flecha que más ha participado en el desarrollo de nuestro concepto de tiempo. Es importante notar que aquí el tiempo no aparece como algo esencial en el comportamiento microscópico de las partículas que forman al sistema, sino que es una consecuencia estadística de los sistemas compuestos. Las interacciones básicas entre las partículas que componen al sistema no tienen una dirección privilegiada del tiempo. Las leyes físicas que las describen son simétricas o invariables ante una hipotética inversión del tiempo: si el tiempo cambia de signo, (t ® -t), nada extraño aparece en las interacciones básicas. Este cambio solamente se hace sentir en sistemas con gran número de partículas, cuando estas están en estados poco probables, lejos del equilibrio, ordenados, o sea con entropía relativamente baja. La flecha de tiempo termodinámica aparece cuando hay sistemas en condiciones iniciales raras o de baja probabilidad.
    La flecha de la radiación

    En la descripción matemática de los fenómenos ondulatorios tales como la luz, el sonido, o las ondas gravitatorias aparece siempre, asociada a cada onda que se propaga, otra onda que parece propagarse en la dirección temporal opuesta. Las ecuaciones que describen estos fenómenos son invariables ante la transformación (t ® -t) y, en consecuencia, las soluciones de estas ecuaciones deben ser temporalmente simétricas o aparecer en pares, una que viaja hacia el futuro (llamada solución retardada) y la otra que lo hace hacia el pasado (solución avanzada). Usualmente se descarta la solución avanzada argumentando que esta no tiene sentido físico por ser ‘acausal’. Esto es un error. Ambas soluciones son perfectamente aceptables. La única diferencia es que la solución retardada satisface condiciones iniciales que se presentan en la inmensa mayoría de los casos mientras que la solución avanzada solo puede aparecer con condiciones iniciales muy poco probables y raras. Por ejemplo, consideremos una cavidad esférica. En el centro de la esfera se emite una onda (de luz o sonido) que se propaga hasta la superficie interna de la esfera donde es absorbida. Estas condiciones iniciales y de contorno son fácilmente realizables en el laboratorio y corresponden a una solución retardada. La solución avanzada se presenta si todos los átomos de la pared interna de la esfera en forma sincrónica confabulan para emitir una onda que viaje hacia el centro de la esfera donde será absorbida. Esto es muy poco probable y prácticamente imposible de realizar exactamente en un laboratorio, aunque esta imposibilidad es técnica y no teórica. Cuando nos referimos al universo en su totalidad la imposibilidad se hace teórica y esencial. Vemos entonces que la flecha de tiempo de la radiación, a igual que la termodinámica, es consecuencia de las condiciones iniciales del sistema. En este sentido ambas flechas son idénticas.

    La flecha del cosmos
    Una observación que marcó la revolución de la cosmología moderna fue la constatación de que las galaxias se están alejando a velocidades proporcionales a la distancia (Hubble, en 1929). Este hecho y las predicciones de la teoría general de la relatividad, indican que el universo tuvo un inicio hace algunos diez mil millones de años en la explosión más fabulosa que podemos imaginar (ver ‘Resultados que respaldan el Big Bang’, Ciencia Hoy, 19:6, 1992). Tenemos aquí una flecha de tiempo en la dirección de la expansión del universo. El concepto de espacio y tiempo para la escala del universo es bastante más complejo que el dictado por nuestros sentidos, que necesariamente implica cortas duraciones y distancias. La idea de que el universo se inició en una explosión en un lugar y en un instante es una metáfora que puede confundir. No es correcto pensar que el universo material explotó en un punto de un espacio vacío euclídeo en un tiempo inicial, y que los trozos de materia resultantes de la explosión comenzaron a alejarse en ese espacio. Fue el mismo espacio-tiempo lo que explotó y comenzó a expandirse. La materia que contiene ese espacio-tiempo corresponde a su curvatura. El espacio-tiempo se generó en la misma explosión; por eso no tiene sentido preguntar qué había antes del Gran Pum ni qué hay más allá del borde del universo. Cuidado con las metáforas.

    Esta flecha de tiempo puede ser asociada a la flecha termodinámica al considerar que el universo, en su expansión, se dirige hacia estados de mayor entropía o desorden. Entonces, la pregunta de por qué existe el tiempo cósmico es equivalente a preguntar por qué el universo, después del Gran Pum quedó en un estado de baja entropía. Las complejas características del tiempo a escala cósmica abren nuevos interrogantes. Por ejemplo, si suponemos que el universo en el futuro deja de expandirse y entra en una etapa de contracción, ¿cambiará la dirección de la flecha del tiempo? En otras palabras: en la etapa de contracción, la entropía ¿continuará creciendo o comenzará a decrecer? Stephen Hawking de Cambridge, Reino Unido, afirmó que la flecha del tiempo se invertiría durante la contracción, pero cambió luego de idea afirmando que había sido ‘su mayor error’. La pregunta puede parecer irrelevante porque aparentemente el universo no entrará nunca en contracción, pero es importante porque las mismas condiciones físicas de la contracción se dan en el interior de los agujeros negros, de los cuales hay evidencia de su existencia. La teoría física de la gravedad cuántica no está desarrollada como para dar respuestas inambiguas a esta y otras preguntas.

    La flecha cuántica
    Hemos visto que la flecha de tiempo aparece como una característica de la evolución temporal de los sistemas irreversibles. Encontramos también que en los sistemas complejos aparece una flecha de tiempo, aun cuando las interacciones básicas son reversibles. Esta flecha termodinámica es de naturaleza estadística y es debida a que en los sistemas complejos los estados ordenados (de baja entropía) son menos probables que los desordenados (con alta entropía). Si el estado inicial es ordenado, el sistema evolucionará espontáneamente hacia estados más desordenados. Mencionaremos ahora otros sistemas físicos con asimetría temporal. El comportamiento de los átomos, electrones, núcleos y otros sistemas cuánticos es a veces irreversible sugiriendo la existencia de una flecha cuántica de tiempo. Si intentamos describir estos sistemas cuánticos con la física clásica, la de Newton, Maxwell, Boltzmann, etc., obtenemos predicciones falsas, o sea, que no concuerdan con las observaciones experimentales. Para estos sistemas se desarrolló la mecánica cuántica, que contiene numerosos aspectos anti-intuitivos (ver ‘Un desafío para la intuición’, Ciencia Hoy, 10:44, 1990), en particular, el indeterminismo e irreversibilidad en las observaciones experimentales de los sistemas cuánticos. De acuerdo con la física clásica, debería ser posible hacer observaciones experimentales tales que la acción de la observación sobre lo observado sea tan pequeña que podamos ignorarla. Para la mecánica cuántica esto es imposible porque toda acción tiene una cota inferior, esto es, debe ser siempre mayor que cierta cantidad (h, la constante de Planck), y esta acción puede tener efectos catastróficos en los sistemas cuánticos que son extremadamente tenues e influenciables. Esta acción incontrolable es la causa del indeterminismo e irreversibilidad de la medición en los sistemas cuánticos. Se debe mencionar, sin embargo, que estas cuestiones no son bien entendidas y que a pesar de que la mecánica cuántica tiene ya cien años de existencia no se ha podido aún establecer una interpretación clara de esta teoría. La flecha cuántica está ligada a uno de los aspectos más controvertidos de la mecánica cuántica: la medición. En la física clásica el concepto de tiempo es abstracto pero existe al menos la posibilidad de escape instrumentalista de definir el tiempo como aquello que se mide con el reloj. Esta puerta de escape está cerrada para la mecánica cuántica porque, al ser el reloj también un sistema cuántico, tiene probabilidades, que pueden ser pequeñas pero que no son nulas, de comportamiento errático tales como detenerse o funcionar ‘al revés’. De esta manera, el tiempo adquiriría una indeterminación que lo haría inadecuado como parámetro para describir la evolución de los sistemas. Al no haberse logrado un entendimiento profundo de la naturaleza de la flecha de tiempo cuántico, queda abierta la cuestión de si esta flecha puede ser asociada o reducida a alguna de las otras flechas de tiempo, o si implica un concepto de tiempo independiente de los otros. En este último caso, se plantea la cuestión de la conmensurabilidad del tiempo cuántico con el termodinámico o cósmico.

    La flecha débil
    Mencionaremos también, aunque sin adentrarnos en ella, otra flecha de tiempo que aparece como consecuencia de que en ciertas interacciones débiles entre partículas elementales, en especial en el decaimiento del sistema de kaones neutros, K0, se presenta una violación de la invariabilidad ante la transformación T que corresponde a invertir la dirección del tiempo (t ® -t). Este es un fenómeno poco usual, uno de cada mil decaimientos es anormal, e indica asimetría temporal solo indirectamente, ya que lo que se ha demostrado empíricamente es la violación de la simetría CP (inversión del espacio seguida por el cambio de materia por antimateria) y hay motivos teóricos para afirmar que la combinación CPT es universalmente invariable. Por lo tanto, un proceso que sea asimétrico respecto de CP debe ser también asimétrico respecto de T. Esta es posiblemente la flecha menos entendida. De la descripción de las diferentes flechas de tiempo, surge la posibilidad de otorgarle al tiempo y a su fluir un carácter menos absoluto que el sugerido por nuestros sentidos y por nuestros prejuicios filosóficos. Ya no es imposible considerar seriamente ciertas especulaciones que contradicen nuestras ideas intuitivas del tiempo. Como ejemplo de esto se puede mencionar un conjunto de interpretaciones de la mecánica cuántica que implican una violación de la causalidad ya que ellas requieren una prospección hacia el pasado y el futuro de los posibles estados del sistema. El ‘presente’ del sistema estaría determinado por toda su historia pasada y futura. Estas interpretaciones no causales de la mecánica cuántica deberían ser descartadas de facto si nos aferrásemos a una causalidad estricta en el comportamiento microscópico de la materia. También es posible considerar seriamente ciertas ‘curvas temporales cerradas’ o ‘agujeros de gusanos’ (ver ‘Túneles en el espacio y en el tiempo’, Ciencia Hoy, 55:38-49, 2000) que corresponden a posibles soluciones de las ecuaciones de la relatividad general de Einstein que implican cierta forma de ‘viaje en el tiempo’. El tiempo a escala cósmica y a escala cuántica tiene características que no son perceptibles en nuestra escala humana, o sea a la escala del tiempo del devenir. Esto nos permite plantear seriamente algunas cuestiones referidas al tiempo que pueden parecer descabelladas para la escala humana y que solo son concebibles en ciencia-ficción. Es importante, sin embargo, que estas especulaciones, por osadas que sean, permanezcan en el campo de la ciencia, aun si están lindando con la ciencia-ficción, y no entren en el ámbito de la charlatanería y el esoterismo. Deben satisfacer las condiciones de contorno impuestas por nuestra experiencia personal. Si la causalidad es violada en el ámbito cuántico, debemos explicar por qué en nuestra experiencia macroscópica las causas preceden a los efectos y si los viajes en el tiempo son posibles, debemos explicar por qué nosotros no los podemos emprender.


    Alberto Clemente de la Torre: Doktor Rerum Natura de la Universidad de Heidelberg. Profesor Titular con dedicación exclusiva, Universidad Nacional de Mar del Plata. Investigador independiente del CONICET. [email protected]

  5. #35
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    Re: a ver que opinan

    dolio leer todo eso, me gusta mucho el tema. Llegue un toke tarde xD... pero lei todo, aprendi muchas cosas =O.


    Mi opinion de porke no viene gente del futuro es que kizas, tienen el mismo miedo de cambiar su presente, como nosotros tendriamos de ir a un pasado en el cual no se viaje al futuro.

    No se mucho del tema pero me gusta



    Salu2!
    ~ Remember this? ~
    ~ Pacta sunt servanda ~

  6. #36

    Lightbulb Re: a ver que opinan

    Cita Iniciado por uayna
    dolio leer todo eso, me gusta mucho el tema. Llegue un toke tarde xD... pero lei todo, aprendi muchas cosas =O.


    Mi opinion de porke no viene gente del futuro es que kizas, tienen el mismo miedo de cambiar su presente, como nosotros tendriamos de ir a un pasado en el cual no se viaje al futuro.

    No se mucho del tema pero me gusta



    Salu2!
    Veras, ellos no vienen a nuestra epoca por que:

    Imagina que ellos tienen su maquina del tiempo, ahora, ellos para viajar y llegar a nuestra epoca, tendrian que asegurarse que nosotros tengamos otra maquina del tiempo para que ellos puedan aparecer y luego volver, ves?
    En otras palabras solo es posible regresar en el tiempo desde el punto en que se encienda/se construya la primera maquina del tiempo, ya que sino, no podrian viajar ni volver a su epoca.

    Ahora tambien estan las paradojas por ejemplo:

    Eres soltero y no has tenido relaciones sentimentales serias hasta ahora, luego, el nieto de tu bisnieto,llamemosle TiTo, vuelve a tu epoca para matarte por x motivo, ahora como puede matarte?
    Ya que si existen decendientes tuyos es por que has logrado tener hijos, en otras palabras, si lograra matarte, Tito no podria existir, asi de simple, sinembargo existe, entonces? que paso? Te deja pensando eh?! xD

    En otras palabras no podemos cambiar el pasado.

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