Emanuel Kant, aunque no era cristiano, opinaba que para que exista la moralidad tenemos que vivir como si Dios existiera. El siguiente argumento (al estilo de Kant) dice que para que exista la justici: (1) tiene que existir la vida después de la muerte (porque esta vida no trae justici en todo); (2) tiene que existir un día de juicio (si no la injusticia progresaría sin límite); (3) tiene que existir un ser omnisciente (que lo sabe todo y conoce todos los actos y las vidas de todos los hombre), (4) y omnipotente (que pueda llevar a cabo el juicio universalmente). Si analizamos bien este argumento, el Ser necesario para que exista la justicia se parece bastante al Dios de la Biblia.