La crisis por la llegada de ilegales al continente: respuesta común del bloque
España y nueve países de la UE vigilarán la costa africana de donde provienen la mayoría de las embarcaciones
MADRID.- La presión por la llegada de inmigrantes ilegales que sufre España generó lo que nunca en la historia: que nueve países de la Unión Europea (UE) pasen de las palabras a los hechos e integren una fuerza operativa común que intente detener la -hasta ahora- imparable avalancha de africanos que, a diario, se juegan la vida para llegar a sus costas.
"Es un drama colosal, pero nos supera", se atajó el gobierno regional del archipiélago canario, impotente desde hace semanas ante la incansable llegada de "cayucos", las precarias embarcaciones en las que desesperados africanos recorren hasta 1000 kilómetros en aguas atlánticas, desde su punto de partida hasta el destino de sus sueños, en las islas Canarias.
"Está claro que esto supera a España", dijo el secretario de Seguridad, Antonio Camacho, al anunciar lo que desde hace semanas procura el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero: que fuerzas de otros países europeos se impliquen en el terreno para impedir la salida de estas barcas.
Además de España, comprometieron su participación efectiva los gobiernos de Portugal, Austria, Finlandia, Francia, Italia, Gran Bretaña, Holanda, Alemania y Grecia. Todos ellos aportarán material y efectivos para la integración de una fuerza conjunta en la zona "más sensible" de la costa africana, explicó el funcionario. La vigilancia se centrará especialmente en regiones de la costa de Mauritania y Senegal, desde donde parte la mayoría de los "cayucos", aunque también se extendería al archipiélago de Cabo Verde, considerado una escala en el viaje.
El anuncio coincidió con un récord de llegadas de ilegales: 732 en un solo día, en precarias embarcaciones que lograron tocar puerto en Tenerife y Palma. Y, lejos de apaciguarse, el drama parece ampliarse, ya que esta vez hubo bebes entre el pasaje, que suele estar integrado por hombres robustos, con más posibilidades de sobrevivir al viaje.
Inquietud
También coincidió con nuevos sondeos reveladores de la creciente inquietud en la sociedad española por la llegada de inmigrantes. De acuerdo con un estudio publicado por el diario El Mundo, siete de cada diez consultados consideró que en la península ya hay "demasiados" extranjeros. Y que el número de los que reside en el país es "excesivo". Tanto, que la cuestión será hoy motivo de reproche a Rodríguez Zapatero durante el crucial balance parlamentario que todos los años se efectúa de la acción de gobierno. "Lo que ha hecho el presidente (del gobierno) en materia de inmigración ha sido un fracaso y vamos cada vez peor", dijo el secretario general del derechista Partido Popular, Angel Acebes.
En los últimos cinco años, la presión migratoria abrió varias puertas en la península y todas ellas fueron generando reacciones oficiales para cerrarla. Así, la red de radares y de vigilancia costera hace ya casi imposible el intento a través del peñón de Gibraltar y sus alrededores. Otro tanto hizo el gobierno español con la construcción de una nueva cerca y un foso para proteger Ceuta y Melilla, sus enclaves en el norte del continente africano. (Ver nota aparte).
Con tales refuerzos, la presión migratoria ilegal se volvió hacia islas que integran el archipiélago canario, aunque eso implica un riesgo mucho mayor ya que la lejanía del punto de partida obliga a largas y peligrosas travesías en aguas atlánticas en embarcaciones que no están preparadas para eso. "Hemos tenido que abrir una zona de no identificados", dijeron en el cementerio central de Tenerife, en referencia al sitio donde se inhuman los cuerpos de ciudadanos africanos que el mar devuelve a la orilla. Y que nadie reclama. Organizaciones que trabajan con inmigrantes coinciden en que no hay cifras ciertas sobre la cantidad de personas que podrían haber muerto ahogadas al intentar la travesía.
Por eso, la idea de este nuevo esquema es "frenar" el fenómeno en su punto de partida, operativo que duraría por lo menos hasta fines de septiembre. Se habla de la posibilidad de que helicópteros y lanchas patrulleras de países de Europa operen en aguas soberanas de Mauritania y Senegal para impedir la salida de las lanchas o, si esto no es posible, interceptarlas antes de que se aventuren aguas adentro. "No es frecuente que efectivos de seguridad de un país operen en aguas soberanas de otro Estado, pero en este caso habrá que hacerlo", dijeron efectivos de la Guardia Civil española.
Más allá de los esquemas de seguridad que se intenten, la coincidencia es que el germen está en la pobreza del continente negro que, sumada a la violencia política que se vive en muchos países, se convierte en fuente inagotable de emigración desesperada.
Por Silvia Pisani
Corresponsal en España
Fuente: LA NACION