Boca intenta mostrarse casi como una contracara de River. No es así. Está más aliviado, es cierto, pero arrastra un pasivo que parece difícil de manejar. En el ejercicio 2006-2007, el último con Mauricio Macri de presidente, terminó en $71.001.489. En 2007-2008, con Pedro Pompilio a cargo del club, llegó a $109.775.019. Y en 2008-2009, ya con Jorge Amor Ameal, se clavó en $134.715.902,92. Este año, en cambio, la dirigencia de Boca pudo mostrar un balance con superávit. Y un pasivo en caída.
Según esas cuentas, el club ganó $3.962.444,25 gracias a algunas transferencias millonarias. Pero si no se contaran esas operaciones, el resultado sería negativo en casi $32 millones. El pasivo bajó a 97,6 millones. La oposición rechaza esos números. Orlando Salvestrini, candidato a presidente en 2011, sostuvo que el superávit no es real porque no se incluyeron “gastos de sueldos, como el de Carlos Bianchi, ni pérdida por juicios laborales por no menos de $ 20 millones”. En Boca, de todos modos, esperan terminar el ejercicio actual con más de 40 millones arriba.