La vida de Akthal - Capítulo III
Una gran batalla está a punto de comenzar
Al ver avanzar a los nobles caballeros de la realeza deprisa, sin quitar la vista del sur de la ciudad, la gente supo bien que algo había pasado, que la paz del reino pronto se vería afectada por la incertidumbre, la desconfianza y la sed de sangre. Esto provocó miedo, terror en algunos. Muchos lloraban, otros tomaban sus cosas de valor y trataban de esconderse, pero siempre están los fieles, los que con la fe en el rey y su majestuosa armada real trataban de calmar a la multitud que corría sin rumbo fijo.
Akthal, influenciado por su curiosidad y su valentía, propio de un joven, abandonó aquella casa n° 17 para tratar de ver que es lo que pasaba en las afueras de la ciudad, casi llegando a los límites donde nadie iba a poder ayudarlo si necesitaba ayuda, y eso él lo sabía bien.
Ni Alork ni Zahir pudieron evitar que el joven Akthal escapara de la casa para ir a curiosear el por qué del bullicio, pero lo siguieron a paso firme.
Le costó demasiado llegar a la entrada de la antigua ciudad real, la gente se agolpaba y corría en dirección opuesta, tratando de huir de algo... "¿de qué?" era la pregunta…
Al llegar a la entrada de los bosques vio algo que, a pesar de su corta edad, jamás olvidaría en toda su vida.
Grandes caballeros como estatuas, firmes, cubiertos por impecables armaduras de color azul y blanco, típicos colores de la Armada Real de su majestad, pero entre todos se destacaban 4, equipados con las mejores armaduras que los herreros más experimentados podían crear, éstos eran del clan "PluS". Detrás de éstos, jinetes que parecían volar, a pesar de que estaban montados sobre los mejores caballos que el establo real pudiera ofrecer.
Se preparaban para combatir. ¿A quién?... Al terrible ejercito del infierno, los fieles del temible Lord Thek.
En un abrir y cerrar de ojos la armada empezó a moverse en dirección a Ullathorpe, un pueblo algo pequeño en comparación a la majestuosa ciudad de los dioses, Banderbille.
No sé todavía si lo que hizo Akhtal fue de valiente o curioso, pero lo que sé bien es que la decisión que tomó en aquel momento condicionaría el resto de su vida. Tomó la espada que la había dado Alork, algo vieja pero útil, y, a paso firme, marchó a la batalla al lado de la Armada Real.
Zahir y Alork no tuvieron alternativa de acompañarlo en esta locura, pensaban que por ahí un golpe duro le de a saber a Akthal la maldad que hay en estas tierras. Cada tanto, sin que él se dara cuenta, los viejos magos hacían poderosas magias protectoras sobre el joven.
Aquel era un grupo curioso, se podían diferenciar claramente a los que tenían experiencia en combate y a los que no. Había guerreros que contaban historias acerca de un lugar tenebroso que estaba muy cerca del bosque, llamado Dungeon Marabel. Contaban que era el hogar del mismo Diablo, y que pocos lograban salir de este sitio vivos…
¿Miedo? mucho, ¿confianza? en algunos escaseaba, ¿cansancio? no era permitido… Decían los más sabios…
Akhtal en todo momento trató de mantenerse escabullido, oculto, de perfil bajo. No creo que se expusiera sino hasta el momento preciso de la batalla con las fuerzas del terrible Lord Thek.
El viaje se hizo largo, el bosque no perdona a los viajeros inexpertos, pero menos perdona a los que no tienen el valor y la fuerza de dar un paso más, de levantar la cabeza y seguir hacia adelante.
Llegando a las 3 horas de comenzado el viaje, se detuvieron en el medio del bosque, en la parte más oscura, algo que a Akthal lo tomó de imprevisto.
De entre los follajes se oían voces, murmullos en un idioma que nuestro joven caballero no conocía. Muchos de los caballeros murmuraban entre ellos: "Ese idioma lo conozco, están hablando en élfico, el idioma de los seres más bellos de estas tierras, con una sóla mirada de una dama, podrías quedar eternamente enamorado". Akthal desconcertado preguntó tímidamente:
-¿Qué es un elfo?- Dijo en tono bajo, asustado, sin saber a que se iba a enfrentar esta vez.
Un caballero algo viejo, con una cicatriz en su mejilla le respondió:
-¿Qué es un elfo preguntás?, un elfo es una critatura mitológica, lo más parecido a un Dios. Seres de belleza única, silenciosos como el siseo del viento y mortales como el veneno de un escorpión del desierto. No creo que nos ataquen, pero si lo hacen, estamos muertos.
Sinceramente, Akthal no había prestado mucha atención a aquellas palabras sino hasta cuando el viejo le dijo eso último, "estamos muertos".
El terror le invadió gran parte de su cuerpo. Sus manos temblaban, sus piernas también lo hacían, sus pupilas dilatadas a más no poder y su miraba fija en aquellos grandes árboles.
De repente, a la velocidad de un rayo, bajó un elfo de los árboles, se acercó a Manjhar, teniente de la armada, y le preguntó:
-¿Por qué estan aquí?, ¿qué quieren de nosotros?- Con una mirada firme, casi atormentadora.
-Somos el ejército de su majestad, y estamos aquí para pedir vuestra ayuda- Dijo firmemente el soldado
-Nosotros somos elfos, somos pacíficos, amantes de la naturaleza y detestamos la destrucción.
A lo que el teniente contestó cortésmente:
-Cuando Lord Thek llegue hasta tus tierras nada va a quedar, ni tú, ni tus hermanos, ni tu hermosa naturaleza.
-Si nuestra tierra está en peligro no dudaremos un segundo en defenderla. Los acompañaremos sólo si prometen que a nuestra madre naturaleza nada le sucederá.- Respondió la criatura velozmente.
-Si luchamos como hermanos, defendemos lo nuestro y, si es necesario, caemos como nobles, el esfuerzo que hicimos no será en vano. Solo así reinará la paz y la armonía en estas tierras.
De ahí en más no se escucharon más palabras. Dominó el momento un silencio frío. Levantando la cabeza, el elfo gritó algo a sus hermanos:
-"Ohtacárë”
Akthal que no entendíó aquellas palabras, pero pudo oír el susurro entre dos caballeros que decían que aquella palabra era igual a decir “hacer guerra” en nuestro idioma…
Desde los árboles bajaron una cantidad incontable de elfos con arcos elaborados por ellos mismos, nunca antes vistos en las ciudades reales, a los cuales ellos los llamaban “Auris Hgam” pero los soldados los apodaron “Arcos élficos”; también contaban con flechas +2, muy ligeras y penetrantes en las víctimas y por último contaban con el famoso equipo Tizoc, para los herreros, uno de los más difíciles de elaborar.
De ahí en más contarían con la ayuda de los elfos, algunos elfos, ya que contaban historias acerca de elfos que no quisieron defender a la tierra y a Eru, el dios elfo, y tomaron otro camino, más malvado y oscuro, uniéndose indirectamente con el tenebroso Lord Thek. A éstos se los conocía como “Elfos oscuros”.
Pero poco importaba esto, ya que con la nueva ayuda que la naturaleza les había proveído se sintieron todos un poco más seguros.
El momento de la lucha se acercaba cada vez más. El temible ejército del averno de Lord Thek contra la Armada Real y sus aliados, los Elfos. De un momento para otro la historia puede cambiar, puede ser más catastrófica y macabra.
Akthal ve por fin al horizonte la entrada norte de la ciudad de Ullathorpe… Pudo ver centenares de criminales, entre los cuales destacó a los del clan "De One" luchando sangrientamente contra los famosos neutros del clan "Noblesse", personas sin bando alguno... ¿Estarán preparados los fieles al rey para esta batalla?
La historia continuará...
Espero que este nuevo capítulo les haya gustado y sigan atentamente el resto de la historia. Gracias por acompañarnos en ésta historia desde el principio.
Atte. Eghrand
FúriusAO Staff