La mayoría de personas en esta tierra me conocen como una persona callada, un simple mago. Pero están equivocados.
Vengo a presentarme hacia ustedes, mi nombre es Banner descendiente de la raza humana y existo en estas tierras hace más de un siglo. Nunca tuve el placer de conocer a mis padres, lo único que pude llegar a conocer fue la muerte de mi madre, Jhediz. Desde mis primeros años de vida, compartí seis de ellos con mi hermana mayor, Evelith, la cual me enseñó a caminar, talar y minar. Lastimosamente, el día que ingresé a la escuela de magos, un aterrador paladín la asesinó tras su espalda. Desde ese entonces, mi vida cambió.
Después de 5 meses, comencé a esforzarme día a día con el fin de aprender hechizos para los cuales mi edad no era la adecuada, pero al fin y al cabo lo logré. Los días de la semana, me dirigía hacia la escuela, lo único que hacía era prestar atención, estudiar y practicar. También, en los momentos que estaba desocupado, aprovechaba y talaba con el fin de comenzar mi propia casa, la cual a los 4 meses de construcción, la terminé.
Un día, me dirigí hacia planicies del oeste donde la brisa del viento y el suave ruido del agua, me hizo reflexionar. En ese entonces, mientras pensaba quién habría sido el o la que asesinó a Evelith, me dirigí hacia una cuidad llamada Banderbill, donde creció ella, en búsqueda de una gran maga llamada Patsi, la cual terminó siendo mi esposa. Ella, me enseño grandes hechizos conocidos como Apocalipsis, Descarga eléctrica y tormenta de fuego.
Pasado 2 meses de duro aprendizaje, mientras me dirigía hacia una ciudad llamada Arghäl, escucho ruidos tras un árbol. Me di vuelta, rápidamente, y un desafiante guerrero me estaba esperando con su amenazante espada. En el momento que lo observé, noté que poseía en su brazo izquierdo un amuleto que le habían obsequiado a mi hermana hace varios años atrás. Sin dudarlo, le grité ¡Usted asesinó a mi hermana! Entonces saqué mi báculo y lo inmovilicé, él se removió y me atacó mientras yo estaba recuperando la energía, su golpe no fue de gran efecto por lo tanto, pude resistir. Sentí una extraña fuerza, la cual pasó por todo mi cuerpo y me impulsó a lanzar dos veces, un poderozo hechizo, apocalipsis, con el fin de provocarle un gran daño, los cuales provocaron su muerte.
Lo primero que hice fue agarrar el amuleto de mi hermana y lo até a mi báculo, luego agarré las armas del paladín y las deposité en mi banco con el fin de poder venderlas y hacer oro.
La venganza, no es la victoria. Pero recuperé un objeto preciado de mi querida hermana, Evelith.