Escándalo tras la muerte de un marine argentino en Afganistán

Al parecer sabía demasiado sobre el tráfico de heroína en una base de EE.UU.


Como si le faltaran costados oscuros a la campaña militar estadounidense en Oriente Medio, comienzan a sumarse denuncias sobre tráfico de droga a través de la principal base estadounidense en Afganistán. Y en el centro de las acusaciones aparece el caso del soldado Juan Torres, nacido en Argentina y muerto en esa unidad militar en 2004. Después de varios cambios en la información oficial, el Pentágono terminó alegando que fue un suicidio. Pero su familia está convencida de que a Juan -o John, como lo llamaban todos- lo mataron porque sabía demasiado de la heroína que entraba y salía de la base de Bagram.

El documentalista Shaun McCanna viajó dos veces en el último año a Afganistán para investigar el caso de Torres y volvió sorprendido. "Es impresionante la cantidad de heroína que se mueve alrededor y a través de esa base", comentó a Clarín.

McCanna está terminando de editar su película "Drogas y muerte en Bagram", centrada en el caso de Juan, que se estrenará antes de fin de año.

"No está claro que a John lo hayan matado; lo que sí comprobé es que el problema de la heroína en Bagram es muy importante y que el Pentágono ha hecho todo por encubrir las causas de la muerte de John", explicó.

En un artículo que publicó ayer en el sitio salon.com, McCanna cuenta lo fácil que es conseguir la droga en el mercado adyacente a la base estadounidense, a 60 kilómetros al norte de Kabul, y cómo muchos chicos pasan la heroína escondida en cajas de fósforos o paquetes de cigarrillos que tiran a través de la cerca que rodea los edificios y hangares militares.

Las plantaciones de amapolas, de la que se sintetiza el opio para la heroína, son la principal fuente de ingreso apara los campesinos afganos, que abastecen el 90% del mercado mundial de esta droga.

Desde la invasión norteamericana de 2001, la producción, lejos de disminuir, se disparó. Y los soldados norteamericanos parecen ser importantes consumidores y clientes.

Seymour Hersh, reconocido periodista del The New Yorker, fue el primero en denunciar los problemas con la heroína en Bagram en un artículo de 2004 en el que también señalaba que el Pentágono se esforzaba en mirar para otro lado.

McCanna comenta que varios soldados con problemas de adicción le cancelaron entrevistas por temor a las represalias del Ejército. Pero cita fuentes de un hospital de veteranos al oeste de Los Ángeles que aseguran que entre 50 y 60 pacientes hacen cola cada mañana para el tratamiento con metadona.

Juan apareció muerto en las duchas de la base. Su familia y amigos sospechan que alguien lo mató porque sabía demasiado sobre el tráfico de heroína. El Pentágono insiste en que fue un suicidio. Pero para McCanna es inverosímil: "Logré la desclasificación de la investigación interna sobre la muerte de John, y el perito psiquiátrico asegura que de ninguna manera era un hombre proclive al suicidio. Estaba a pocas semanas de regresar, tenía proyectos para el futuro. Esta historia no cierra."

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