La adicción al tabaco es la responsable del 20% de las muertes de origen cardiovascular en individuos de 65 años o más. En edades menores a los 65 años es la causante del 45% de las muertes cardíacas. Los efectos en mujeres son similares aunque más tardíos. No parece haber un "umbral de seguridad" para ninguna cantidad de cigarrillos, ni para ningún tabaco en especial (baja nicotina o alquitrán, etcétera. La nicotina estimula el sistema simpático y causa aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial con elevación de la demanda miocárdica de oxígeno, produce vasoconstricción de las arterias coronarias y de los vasos periféricos por producción local de prostaglandinas, vasopresina y catecolaminas con el consiguiente aumento de la presión sanguínea y el trabajo cardíaco, libera catecolaminas de la médula adrenal y produce arritmias cardíacas graves, algunas causantes de muerte súbita en pacientes coronarios. Fumar dificulta el transporte del oxígeno en la sangre por la presencia de monóxido de carbono, aumenta la actividad plaquetaria con producción de fenómenos trombóticos que causan infarto de miocardio, muerte súbita o formas severas de angina de pecho, reduce la capacidad de la sangre para disolver sus propios coágulos (fibrinolisis) y modifica el transporte de las lipoproteínas con aumento del colesterol sanguíneo. Enfermedades cardiovasculares relacionadas con el tabaquismo:
Enfermedad arterial coronaria.
El tabaquismo es un factor de riesgo mayor para la aparición de la misma, por producción de ateroesclerosis en el territorio arterial coronario, y como origen de episodios agudos de oclusión arterial por aumento de la coagulación sanguinea. En los fumadores esta enfermedad cursa con aparición de arritmias cardíacas graves y a veces fatales que resultan en muerte súbita. El aumento de la vasoconstricción coronaria desencadena espasmos coronarios. El aumento de la agregación plaquetaria es el origen, en ocasiones, de episodios de coagulación intraarterial masiva e instantánea cuyo resultado es la producción de un infarto, una angina de pecho o la muerte súbita.
Enfermedad cerebro vascular.
Se debe a una falta de irrigación transitoria o definitiva de una porción de la masa cerebral que causa los conocidos cuadros de hemiplejía, apoplejía, paraplejía, paresias, etc. La causa de estos cuadros es la ateroesclerosis, estenosis y trombosis de los vasos arteriales que irrigan el cerebro. Estos vasos (carótidas, arterias cerebrales, etc.) sufren el mismo proceso descripto para las arterias coronarias. El riesgo relativo de accidente cardiovascular (ACV) en fumadores es tres veces mayor. Los fumadores de cigarrillos tienen una más extensa ateroesclerosis intracraneal con disminución del flujo cerebral. El flujo aumenta al cesar la adicción.
Enfermedad vascular periférica.
El hábito de fumar cigarrillos está muy relacionado con la enfermedad conocida como claudicación intermitente o "enfermedad de las vidrieras", que se caracteriza por el dolor en uno o los dos miembros inferiores al caminar, lo que obliga a detenerse. El grado extremo de esta enfermedad implica lesiones del pie y gangrena del miembro, que obliga a su amputación. Esta enfermedad es mediada por la lesión ateroesclerótica de las arterias de los miembros. Es interesante observar que el cigarrillo ejerce en este sector un riesgo proporcionalmente más fuerte que en otros sistemas. Dejar de fumar produce una importante regresión de los síntomas y mejoría de la enfermedad cuando ésta no es terminal. El pronóstico de la cirugía paliativa de esta enfermedad es mucho mejor si se acompaña de cesación tabáquica
Hipertensión arterial.
Estudios epidemiológicos demuestran que la presión arterial promedio en tabaquistas es mayor que en no tabaquistas. Se ha demostrado del mismo modo un aumento agudo de la presión arterial luego de fumar un cigarrillo. Fumar dos cigarrillos produce aumento de presión, frecuencia cardíaca y del ACTH, cortisol, aldosterona y catecolaminas plasmáticas.