Es terrible. Todo lo que ingerís te da náuseas. Además del extremo cansancio y la falta de hidratación... estás jadeando todo el puto día. Como si fuese poco cada cinco minutos sentis un crujir próximo al recto, algo similar a alguien haciendo gárgaras de una manera muy poco discreta. A mí el médico me recetó pastillas de carbón/carbono que tienen un gusto y textura no muy agradables además de que le da una coloración algo peculiar a las heces, cosa que no mejora el panorama.