Por un lado, ambas empresas realizan exportaciones de gas-oil, y, por otro, elaboran volúmenes importantes de naftas común y súper que exceden significativamente el volumen requerido por el mercado interno (pues claro, también exportan ambos tipos de naftas). Como resultado de ambos factores, provocan una menor capacidad de elaboración de gas-oil, perjudicando así las necesidades de consumo del mercado local, particularmente de los sectores agropecuario y transporte.
Según datos oficiales, para el primer semestre de 2006 las compañías Repsol YPF, Refinor (controlada por Petrobras y Repsol YPF), Esso y Petrobras realizaron importaciones de gas-oil equivalentes a 137.722 m3 (a un costo superior a los 68 millones de dólares). Durante igual período, las empresas Refinor, Repsol YPF y New American Oil concretaron e
xportaciones del mismo producto equivalentes a 94.384 de m3 (casi U$S 52 millones).
Al analizar los datos de exportación de naftas durante el primer semestre de 2006, se observa que Repsol YPF, Shell, Petrobras y Esso exportaron 543.924 m3 de Nafta Común y 386.992 m3 de Nafta Súper.
¿Qué motiva a estas empresas a provocar un desabastecimiento de gas-oil en el mercado interno, considerando que el Gobierno las obliga, por ello mismo, a importar a “pérdida”? Se trata de una medida de extorsión, por la cual intentan alinear los precios de los combustibles líquidos comercializados en el mercado interno con los internacionales. Y el principal argumento para incrementar el precio de los combustibles sólidos, líquidos y gaseosos en el país, desde el arribo del modelo energético neoliberal, fue y sigue siendo: “invertir en infraestructura y exploración”.